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Una multitud enfervorecida escolta al vehículo descapotable de los jugadores a su paso por las calles del centro de la ciudad.

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Una multitud enfervorecida escolta al vehículo descapotable de los jugadores a su paso por las calles del centro de la ciudad. FOTOS: DAMIÁN ARIENZA

Oviedo se paraliza para recibir a sus héroes

Las calles del centro de la ciudad colapsaron de aficionados que aclamaron a los jugadores del Real Oviedo a su paso en el autocar

Domingo, 22 de junio 2025, 22:12

La jornada de celebraciones de este domingo comenzó a eso de las cinco de la tarde cuando el autocar descapotable con los jugadores del Real Oviedo a bordo partió desde el estadio Carlos Tartiere con destino al centro de la ciudad, donde tuvieron lugar los actos centrales del día.

La calle de Alejandro Casona no presentaba, ni mucho menos, la misma apariencia de la víspera con motivo del recibimiento al equipo cuando llegaba al estadio para el encuentro. Eran pocos los aficionados, pero muy animados, aunque, a medida que el vehículo iba avanzando, las aceras empezaban a poblarse. En la avenida de Galicia seguía la marcha fluida con aplausos y bufandas al viento. Sin embargo, al llegar a la calle Independencia, la marcha se empezó a complicar por la numerosa presencia de aficionados a ambos lados.

Sobre el autocar, con evidencias palpables en los rostros y las voces de los jugadores de la celebración del día anterior, la cosa se empezaba a calentar poco a poco. Uno de los más animados era el centrocampista Sibo, que había cumplido su promesa de teñirse el pelo de azul. Además, llevaba en las manos una camiseta con el número '6' en la que en el lugar del nombre se podía leer 'Mi puta casa'. Esa frase fue de éxito entre los seguidores azules a la llegada del centrocampista, cuando dijo que el Carlos Tartiere era «mi puta casa». Desde entonces la repite cada vez que aparece por redes sociales cuando finalizan los partidos en el estadio ovetense.

Cazorla, protagonista absoluto tanto dentro como fuera del campo, ocupaba uno de los asientos del vehículo junto a Paulino. El capitán, siempre con el micrófono en la mano, trataba de animar con los pocos restos de voz que le quedaban. También llamaba la atención un escudo gigante del equipo que la mayoría del tiempo portaba el canterano Álex Cardero. Era un escudo antiguo que rodó de mano en mano hasta llegar al balcón del Ayuntamiento.

Larga celebración

Cuando el autobús enfiló la calle de Uría, lo que pudieron ver los futbolistas fue una mar de cabezas de aficionados. Muchos de los seguidores oviedistas también mostraban signos evidentes de una noche larga y celebración abundante. Algunos de los aficionados allí presentes prefirieron tomar posiciones en la zona del escenario de la Escandalera y no ir a la plaza de la Constitución, que ya estaba abarrotada por entonces de miles de personas, y así asegurarse una buena ubicación para la fiesta final.

Los jugadores se bajaron del autobús en la calle Jesús y recorrieron a pie un tramo vallado, donde ya fueron aclamados por los oviedistas que pedían selfies y autógrafos. Como siempre, Cazorla era el nombre que más se coreaba y el capitán en ningún momento apeó la sonrisa que denotaba lo feliz que estaba siendo desde que el sábado acabó el partido ante el Mirandés.

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