Un circuito por el valle del río Raigoso
También conocido como circuito de Peña Lorio, esta ruta es un bonito paseo de paisaje vistoso por tierras lavianesas
Este es un paseo sin complicaciones ni cumbre. Una ruta discreta, corta, fácil y resultona que lleva a conocer un trozo de Laviana, así como un valle precioso de esta zona de Asturias.
En ella hay una constante: el agua. Mana de decenas de fuentes que se van encontrando a lo largo del trayecto y domina el panorama, buceando las tierras que se pisan y rellenando arroyos y pequeños ríos que viajan a la búsqueda del padre Nalón.
El punto más alto del camino no sobrepasa los 800 metros y se ubica en una elevación del valle que lleva un nombre muy montuno: El Cordal, un lugar que también es encrucijada de caminos y que se adorna de cabañas y estupenda fuente. Desde ahí, la alternativa para alargar la ruta sería coger un sendero que concluye en la pica más alta del Guanalón, mítico monte de esta zona. Pero el recorrido propuesto obvia esa ascensión, descendiendo el valle sin tocar ninguna cima y coleccionando pasos que alternan camperas, colladas con cabañas y ruidos de agua limpia para cerrar una circular que rodea la Peña Lorio de forma cómoda y acogedora.
Datos de la ruta
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Tipo de ruta: Circular
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Dificultad: fácil
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Distancia aproximada: 11,6 km
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Tiempo aproximado: 4h30 horas (aprox)
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Desnivel: 459 metros
El punto de partida de este circuito por el valle del río Raigoso es Lorío, pueblo lavianés al que se accede por la AS17. El nombre del lugar proviene de «Laurel», una planta abundante en la zona que gusta de rodearse de humedad y agua, igual que este recorrido.
Para comenzar, desde la explanada de la iglesia se recorre la calle principal en dirección al puente del Nalón, al que se llega rápidamente. No hay que cruzarlo, sino coger un desvío a mano derecha con forma de pista que invita a caminar cómodamente junto al cauce del río. Rápido, el constante rumor de agua y el inconfundible aroma del relente acaparan el ambiente.
Al poco, se va a dar a un canal de agua. Se trata de la Coruxera, que transporta las aguas del Nalón en sentido contrario a la marcha y viaja por la vega del Lorio hasta una pequeña central hidroeléctrica situada en Entrialgo.
Tras unos 2000 metros de caminata, el sendero llega a Soto de Lorio, un pequeño pueblo que presume de hórreos, molinos y una natural tranquilidad rural que encanta. Desde aquí, el camino coge ahora forma de pista forestal y se adentra a mano derecha por un trecho conocido como «pista de las fuentes» o «camino de Guanalón», elementos y montaña mítica muy presentes a partir de este punto.
En este tramo el valle se estrecha, ganando altura de forma pausada y constante mientras se van dejando atrás diferentes fuentes y zonas de cabañas en las que la música de cencerros y la verde pradería son constantes. Al frente, a medida que se avanza y se gana un poco de modesta altura, el pico Guanalón emerge destacado en la Sierra del Crespón.
Lugares de ricos nombres, como Peorrua, Campa Fondera o Edraes (zona en la que se gira por desvío a la derecha) son algunos de los sitios por los que va pasando un camino que también otea el valle del Nalón y, más allá, Peñamayor, con picos señeros como el Trigueiro o la Xamoca destacando en sus estribaciones al este.
Sin dejar de andar por pista y sin dejar de subir moderadamente, la senda se extiende una triada de kilómetros más hasta llegar a los casi 800 metros de altura y pisar El Cordal, un collado que será la cota máxima del día y que reposa, tranquilo, a los pies de Peña Lorio, con estupendas vistas hacia Peña Mea.
De aquí parten dos caminos: el de la izquierda va hacia al Guanalón –pico de escarpada cima, a 1230 metros, que es una atalaya estupenda del concejo de Laviana- y el de la derecha, vestido de pista de tierra, se aleja en dirección al Valle de La Fonmermeya. Está marcado con señales de PR y será el inicio del descenso de este suave recorrido circular.
El regreso no tiene pérdida y avanza adentrándose entre praderías, caseríos, cabañas y fuentes. El Navalín y el Guanalón son dos camperas de impronta por estos lares, perfectas para alargar la vuelta sentándose a otear el panorama, que abarca el valle del Raigoso, las aldeas de los Tornos y Fomermeya –como pintadas en el verde paisaje- o el largo cordal del Retriñón en el que Peña Mea se luce, agarrada bien fuerte de La Forcada.
Al cabo de un trecho largo, un desvío a la izquierda y una pista hormigonada son los siguientes puntos que el PR señala seguir. Sin embargo, en este recorrido obviamos esa indicación y giramos a la derecha, cogiendo un camino de tierra que vuelve a avanzar entre camperas y cabañas.
Ya queda poco, tan sólo seguir bajando y volver a escoger la derecha en el siguiente cruce que se encuentra para –ya por buena pista- volver al punto de partida y finalizar esta circular por el valle del Raigosu y los aledaños de peña Lorio.