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Un asturiano pide en Barcelona que le hablen en castellano y acaba denunciado

Un asturiano pide en Barcelona que le hablen en castellano y acaba denunciado

El cliente al que atendía se negó a usar el idioma común por considerarlo discriminatorio

EL Comercio

Gijón

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Martes, 15 de febrero 2022, 15:17

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Un asturiano se ha visto envuelto en la última polémica lingüística desatada en Cataluña. El hombre trabaja para Rodalies (marca comercial de Renfe para las cercanías de esa comunidad) y en el momento de los hechos atendía al público en la estación barcelonesa de Clot. Antoni Castells, profesor de la Facultad de Comunicación y Relaciones Internacionales de la Universidad Ramón Llull, se acercó al puesto para solicitar la devolución de un billete adquirido por error. Lo hizo en catalán y en un momento de la conversación el asturiano le solicitó que cambiara de lengua. «Me dijo, en castellano, 'no le entiendo, hábleme en español», ha referido el cliente.

Castells ha denunciado el encontronazo a la Plataforma per la Llengua, un organismo de presión que promueve el uso del catalán en todos los ámbitos y que recoge y difunde situaciones en las que los hablantes de ese idioma se sienten perjudicados. También detalló lo sucedido a diversos medios de corte nacionalista, como Vilaweb y TotBarcelona. La historia se está reproduciendo en otros periódicos y radios catalanes como ejemplo de «discriminación lingüística».

El denunciante asegura que pese a la petición del asturiano, él siguió hablándole en catalán. «Le dije que me tenía que entender», relató. «Me dijo que no me entendía y que me apartara y dejara pasar a la gente. Le dije que no y que aquello que estaba haciendo era ilegal, que yo tenía el derecho a expresarme en catalán», mantiene el profesor. El viajero lamenta que el trabajador «no se bajaba del burro, yo le hice ver que lo estaba grabando y él huyó hacia dentro. Volvió a aparecer y dijo que llamaría a seguridad». El personal de seguridad trató de hacerle ver que no podía obligar al asturiano a hablar en catalán. «Yo les dije que no obligaba a nadie, que solo quería que no me hicieran cambiar de idioma», defiende Castell en declaraciones a Vilaweb. También le argumentaron que si estuviera en Londres no se quedaría en el catalán para hacerse entender. «Es que en Londres el catalán no es oficial y aquí sí», mantuvo el profesor, que fue secundado en la polémica por su esposa, una mujer extranjera que agregó que ella «hablaba catalán» y no tenía problemas con ello.

Dada la polvareda levantada, Rodalies ha dado su versión en sus redes sociales. Sostiene que en la estación había dos trabajadores en la taquilla, «uno de nueva incorporación, asturiano, y otra con experiencia». Cuando la pareja quiso cambiar su billete «el trabajador estaba solo porque la compañera estaba de descanso. Les pidió que se explicaran en castellano para poder resolverlo», confirma. Cuando una persona se incorpora a Renfe «se le recuerda que se ha de prestar el servicio al cliente independientemente de la lengua en la que hable. En el momento en el que llegó la otra compañera, se atendió a esta pareja en catalán y se le cambió el billete», indica la operadora. La empresa agrega que ofrece a su plantilla cursos para perfeccionar el conocimiento del catalán.

En su currículum vitae Castells se presenta como hablante nativo de catalán, con manejo fluido de inglés, español, francés y competente en italiano. Tiene conocimientos además en maya y náhuat, un idioma en desaparición. «He vivido 30 años fuera y no podía creerme que volvieran los tiempos en los que era niño, las mismas cosas que decían mis padres. He vivido y trabajado con pueblos indígenas y esto es la lógica de la discriminación», sostiene.

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