Borrar
Miriam Cabanillas, su hermana Vanessa y su madre, María Teresa Martín, quien sostiene un retrato del fallecido Ángel Cabanillas. JUAN CARLOS ROMÁN
Coronavirus en Asturias | «El cadáver de mi padre lleva una semana en el Palacio de Hielo, no sabíamos dónde estaba»

Coronavirus en Asturias | «El cadáver de mi padre lleva una semana en el Palacio de Hielo, no sabíamos dónde estaba»

El langreano Ángel Cabanillas falleció en Madrid el día 27 tras una operación y su familia pidió el traslado del cuerpo a Asturias

EUGENIA GARCÍA / M. VARELA

langreo.

Viernes, 3 de abril 2020, 00:31

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

Esta semana ha sido «un auténtico calvario» para los familiares de Ángel Cabanillas. Falleció hace siete días, dejando tras de sí mucho dolor y una incertidumbre desgarradora que les tiene en vilo desde entonces. Su esposa e hijas, hasta ayer, no supieron dónde estaba su cadáver.

En plena crisis por el coronavirus, la funeraria «perdió» el cuerpo de Ángel Manuel, fallecido en un hospital de Madrid a los 68 años por complicaciones postoperatorias. El seguro no sabía decirles dónde estaba el cuerpo, pero a su destino, el tanatorio de Langreo, no llegó.

El 25 de marzo, Ángel Manuel Cabanillas, vecino de Sama, fue operado de hipertensión pulmonar en el Hospital 12 de Octubre. «Nos dijeron que en quince días estaría en casa», relata su hija. Por complicaciones en el postoperatorio, le trasladaron a la UCI. «El médico recomendó que se le hiciera una traqueotomía y nos garantizó que no saldría de la UCI hasta que no le extubaran, retiraran las sondas, y fuera capaz de comer de forma autónoma». Sin embargo, asegura que al día siguiente «me avisaron de que lo trasladaban a planta, y a pesar de que me negué reiteradamente lo llevaron al ala de Maternidad». Es decir, «con personal nuevo, que -teme- no tenía sus informes ni sabía cómo realizarle los cuidados necesarios».

Desde entonces, con el hospital saturado por los enfermos de coronavirus y la UCI atestada, lo volvieron a trasladar hasta cuatro veces, hasta que el viernes 27 falleció a causa de una neumonía provocada por un virus indeterminado. «Nos dieron el certificado de defunción y mi madre y yo, que nos habíamos trasladado a Madrid, volvimos a Asturias».

El marido de Miriam, Rogelio Pérez, se ocupó de los trámites. Llamó a la compañía de seguros para solicitar el traslado del cuerpo a la funeraria del Nalón. Le cogieron los datos, le aseguraron que recogerían el cuerpo ese mismo día y le enviaron el pésame. «Pero el cadáver no llegaba». Así que fue a la funeraria, y allí le dijeron que sus homólogos madrileños, seguramente saturados, no cogían el teléfono. Más tarde, cuenta Rogelio, le dijeron que lo habían trasladado a un tanatorio de Madrid. «Pero el cadáver no llegaba, así que me puse en contacto y me dijeron que faltaba el papel del traslado», continúa. El nerviosismo de Miriam, su hermana Vanessa y su madre Teresa iba en aumento conforme pasaban los días sin noticias del cuerpo -ni de la aseguradora o la funeraria, a pesar de las innumerables llamadas y las «buenas palabras»- así que pusieron la situación en manos de una abogada.

«Mi madre -de 64 años- estaba tan desesperada que comencé a llamar tanatorio por tanatorio hasta que en uno me dijeron que mi padre no tenía expediente abierto, y que eso significaba dos cosas: que seguía en el hospital, o que estaba en el Palacio de Hielo». Ayer, una llamada a un teléfono del servicio madrileño de salud pública lo confirmó al fin: el cuerpo de Miguel Ángel estaba en la morgue que almacena medio millar de cadáveres de víctimas del coronavirus. «Al contrario de lo que nos habían dicho, la UME lo trasladó allí el 28 de marzo, al día siguiente de que muriera».

A última hora de ayer, una funeraria asturiana se había ofrecido a facilitarles los trámites para que, siete días después, la familia pueda enterrar a Ángel Manuel tras reconocer su cadáver «con todas las precauciones posibles». «Entendemos lo que está sucediendo en Madrid», asegura la familia, pero solo tienen una palabra para describir el trato recibido a lo largo de estos días por su familia en Madrid: «Inhumano».

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios