Las chapuzas más artísticas
Viernes, 10 de enero 2020, 20:29
La mundialmente conocida restauración del Ecce Homo de Borja marcó un antes y un después en el arte. Ha sido catalogada por la revista especializada 'Art Info' como una de las obras de arte más icónicas creadas en el mundo entre 2007 y 2012.
Madeira quiso honrar a su deportista más reconocido y colocó en su aeropuerto este busto de Cristiano Ronaldo. Cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia. Eso sí, la escultura fue 'retocada' y ahora sí guarda parecido con el portugués.
Asturias también tiene su propia versión del 'Ecce Homo'. Se trata de la restauración de las tres tallas románicas de la ermita de Rañadorio. El Principado de Asturias abrió dos expedientes por este desaguisado.
En el capítulo de esculturas que honran a vecinos ilustres también hay que destacar a la Melania Trump de Sevnica (Eslovenia).
La restauración del Castillo de Matrera en Villamartín (Cádiz) no gustó nada a los vecinos del municipio. El arquitecto responsable de la obra, Carlos Quevedo, afirmó que únicamente pretendía dejarlo lo más parecido posible al castillo original.
Una feligresa de la pequeña parroquia de Santa Ana de los Pinos, en Ontario (Canadá), se ofreció a arreglar una estatua del niño Jesús. Los envidiosos dirán que se parece a Maggie Simpson.
El Niño Dios de Zacatecas (México) mide 6,86 metros y pesa 750 kilos. Se trata de la escultura del niño Jesús más grande del mundo y ha protagonizado numerosos 'memes'.
En 2016 las autoridades abrieron una investigación para determinar responsabilidades en los posibles daños causados en un fragmento de la Gran Muralla por una «restauración» en la que fue pavimentada con cemento.
El exprimer ministro de Italia Silvio Berlusconi encargó la reposición del pene a Marte y de las manos a Venus, las estatuas que forman parte del conjunto escultórico 'Marte y Venus'. "¿Por qué en China las esculturas aparecen como nuevas mientras que a las nuestras les faltan los brazos y las cabezas? Completad esa estatua", ordenó.
La barba de la máscara funeraria del faraón Tutancamón se rompió durante la restauración y el grupo de expertos la pegaron con un adhesivo llamado 'Epoxi' y lijaron los restos sobrantes del producto.