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Urgente Herida una mujer en una colisión contra una furgoneta en la A-66 en Mieres
El fémur de Loli Paul Sesé fue hallado en las obras del pantalán, que no se paralizaron hasta localizar el resto de su cadáver. I. Cabanes

El crimen de Loli, un cadáver bajo el pantalán

Un juzgado reabrió la causa, con tres investigados, tras la identificación de un fémur de la mujer desaparecida la Noche de San Juan de 2019

Ignacio Cabanes

Port de Sagunt

Lunes, 13 de octubre 2025, 13:33

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El hallazgo de un fragmento de un fémur derecho humano, el 30 de mayo de 2023, durante el proceso de triturado de los restos del viejo pantalán del Port de Sagunt era el primer paso para lo que debía ser la resolución de la inquietante desaparición de una mujer de 57 años, vista por última vez la tarde de la Noche de San Juan de 2019. Cuando en febrero de 2024, mediante identificación por ADN, se logró poner nombre a ese hueso y confirmar que se trataba de los restos de Loli Paul Sesé, la saguntina desaparecida cinco años antes, el juzgado reabrió la causa, en la que figuraban tres hombres investigados por su presunta muerte. Segundo paso para esclarecer el crimen.

Pero pasan los meses, los años –seis desde que el grupo de Homicidios de la Policía Nacional se hizo cargo de la investigación– , y no ha habido ningún avance judicial. El Juzgado de Instrucción número cinco de Sagunt ni tan siquiera ha citado de nuevo a los tres investigados después de confirmarse las sospechas de la policía y de las hijas de Loli, que estaba muerta y no se había marchado por voluntad propia, como trató de hacer creer su pareja y principal investigado.

Ignacio Ll. P., alias el 'Patachula', uno de los investigados por la muerte de Loli, falleció el pasado año por causas naturales

Y mientras el tiempo pasa y la verdad huye. Uno de los tres investigados, Ignacio Ll. P., alias el 'Patachula', ha fallecido por causas naturales, según ha podido saber este periódico. «Le hemos dado un golpe a Loli la borracha, y me han ayudado», le llegó a confesar a su pareja en su día, según declaró la testigo. Cuando trató de averiguar más, su respuesta fue tajante: «A ti que te importa». La mujer, que no recordaba la fecha exacta de esta conversación, sí apuntó que esa noche su ex, que se ponía muy agresivo cuando bebía, volvió sobre la doce con los bajos del pantalón sucios de barro. Ningún fiscal podrá preguntar al investigado fallecido sobre este indicio.

«A este paso la única que se va a sentar el día del juicio a declarar por el asesinato de mi madre soy yo», se lamenta Alba, la hija menor de Loli y la persona que interpuso la denuncia formal por desaparición en septiembre de 2019, al ver que las distintas versiones de su pareja y presunto maltratador, que tenía una orden de alejamiento de ella, no encajaban. En un primer momento le dijo que estaba en coma en el Hospital de Sagunt, después que si la habían ingresado en un centro de rehabilitación en Serra, y por último la versión más extendida –y que se encargó de difundir entre sus amistades–, que se había marchado a Barcelona a cuidar a unas personas mayores.

Nave junto al pantalán que también fue registrada por la Policía Nacional. I. Cabanes

La desaparición de Loli Paul Sesé no tuvo repercusión alguna en los medios de comunicación en su momento. A sus 57 años, sus problemas con el alcohol y una precaria situación económica la habían llevado a los brazos de un presunto maltratador, de ahí que figurara dentro del programa de protección a víctimas de la violencia machista y la Policía Nacional controlara periódicamente su situación. El 22 de junio de 2019 fue el último día que pudieron cerciorarse de que estaba en buen estado. Por su parte, Francisco L. G., que en la actualidad tiene 68 años y se encuentra interno en una residencia de ancianos, ingresó en prisión en noviembre de 2019 para cumplir una condena de cuatro meses por los continuos quebrantamientos a la prohibición de aproximarse a Loli.

«A mí que le pongan una placa a mi madre no me sirve de nada, lo que quiero es encontrar su cadáver», critica Alba

Un testigo asegura que lo vieron a las seis de la tarde de la Noche de San Juan junto a Loli portando un carro cargado con tablones de madera. Una de las hipótesis que manejan los investigadores es que fueran a la zona de la playa, cerca del pantalán donde posteriormente sería hallado el fémur, para celebrar la fiesta con una hoguera y allí se produjera la muerte, ocultando posteriormente el cuerpo en las proximidades.

Búsqueda del cuerpo en tres localizaciones

Aunque, no es la única, y eso es lo que también está dificultando al juez instructor llevar a juicio a los investigados, consciente del riesgo de una posible absolución. De hecho, la Policía Nacional barajó que el crimen se hubiera producido en la propia casa donde ambos convivían pese a la orden de alejamiento, un bajo en el centro del Port de Sagunt, que fue rastreado a fondo por el Grupo Operativo de Intervenciones Técnicas (GOIT). Manifestaciones de testigos a los que el propio sospechoso había comentado que si hubiera hecho desaparecer a Loli «la habría emparedado o enterrado en el huerto», así como la presencia en la casa de un pozo que rellenó con escombros en esas fechas, hacía sospechar que el cadáver podía estar allí. De igual modo, tras hallar un plano de un huerto propiedad del tercer investigado, la búsqueda se trasladó a dicha parcela próxima a Canet. De arriba a abajo, con máquinas excavadoras, también se buscó sin éxito a Loli allí. Posteriormente, se buscó en una nave próxima al pantalán, donde precisamente el principal sospechoso había trabajado de joven como artista fallero, y que desde hace años es utilizada por personas sintecho, alcohólicos y toxicómanos.

Monolito en recuerdo de Loli Paul Sesé junto al pantalán donde fue hallado su fémur. I.Cabanes

A las hijas de la víctima les resulta indignante que cuando fue localizado el fémur no se paralizaran las obras del pantalán y que posteriormente, tras su identificación, no se haya hecho nada para levantar la obra y buscar el resto del cadáver de su madre, «está ahí abajo y solo tenemos un hueso», imploran. Ahora el ayuntamiento de Sagunt ha colocado un monolito en recuerdo de Loli Paul Sesé junto al nuevo pantalán con una placa en la que puede leerse: «En el dolor descubrimos la resilencia y la capacidad de honrar tu memoria». El gesto ha sido visto por alguna de las hijas como «un lavado de cara para sentirse mejor y que nos quedemos calladas». «A mí que le pongan una placa a mi madre no me sirve de nada, lo que quiero es encontrar su cadáver y que sus asesinos paguen por lo que le hicieron».

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