
Padre Ángel
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Padre Ángel
«Francisco ha querido servir y estar cerca de la gente hasta el último minuto»El padre Ángel está en Madrid pero con la mirada puesta en Roma, a donde planea viajar para despedir al papa Francisco y ... darle la bienvenida a quien sea su sucesor al frente de la Iglesia católica. Dice el sacerdote asturiano que Francisco ha abierto las puertas de par en par y ya no será posible cerrarlas.
-¿Cómo está?
-Triste, pero nos quedamos con que era un gran papa, un gran amigo, un gran pastor que enseguida vio los mayores problemas del mundo, la soledad y la migración, y con eso estuvo trabajando. Y como quería una Iglesia para los pobres fue un papa que abrió mucho más las ventanas y las puertas, que seguía con los mismos zapatos que tenía en Buenos Aires, con los pies en la tierra y la mirada al cielo. Lo sentimos los cristianos y los no cristianos porque era un papa abierto. También le dio un lugar especial a la mujer en la Iglesia.
-El legado es airear la casa.
-Sí, y abrir las puertas de la iglesias. Le encantaba saber que existían iglesias abiertas las 24 horas. Era un papa que comía con los pobres todos los años, que les tocaba. Cuando estuvimos con él con fieles de la iglesia de San Antón nos decía «estos son los pilares de la Iglesia». Es un papa al que lloramos todos.
-¿Con qué recuerdo especial se queda usted?
-El recuerdo de un papa humano, tierno, un Jesús de Nazaret que defendía a las mujeres y a los pobres y que siempre tenía una sonrisa para la gente.
-¿Cómo era él en las distancias cortas?
-Era hombre amable. Su mirada y su sonrisa te penetraban. Él hablaba de cosas normales y corrientes, no de grandes teologías. Hablaba de comer, vestir, de tener trabajo, de la dignidad del hombre, del medio ambiente. Fue un gran papa sin duda.
-¿Cuáles son sus primer y último recuerdo de él?
-Cuando nos vimos en Roma, me dio un abrazo de viejo amigo, porque nos habíamos conocido en Argentina antes de ser papa. Y el último, en noviembre, me vio y me dijo: «¿Pero Ángel estás vivo?» «¿Y usted?» Le pregunté yo. Nos sonreímos y aunque éramos mayores éramos como dos niños pensando que teníamos muchas cosas por hacer. Recuerdo una vez en su despacho hablando de la soledad, de la pobreza... Vi a un papa que era el vicario de Cristo. Soy un privilegiado de poder haber estado con él.
-Ha dado la bendición Urbi et Orbi y se ha ido.
-El tenía muchas ganas de vivir y de seguir siendo papa. Por eso no me extraña que, estando casi sin fuerzas, tuvo la valentía y el coraje de subir al balcón, dar la bendición, pasear con el coche y acariciar a algún niño. Hasta el último minuto quiso servir y estar cerca de la gente. No quiso estar oculto en un hospital, era transparente, quería que vieran que los papas también sufren, lloran y necesitan de inyecciones y de medicinas para poder sobrevivir. Ha sido un gran ejemplo en su enfermedad, porque no se rindió nunca, luchó hasta el final.
-¿Qué va a pasar ahora en la Iglesia?
-Se elegirá a otro papa. Tenemos a un cardenal asturiano que es papable, Ángel Artime, de Candás. El que venga seguirá la estela de este, no puede dar marcha atrás. Abrió puertas y ventanas y es difícil cerrarlas. En cada momento la Iglesia tiene el papa que necesita.
-¿Se va para Roma?
-Estaré en Roma viendo la fumata del nuevo papa y nos pondremos de rodillas ante él para desearle lo mejor. He pasado por siete papas y el próximo nos bendecirá también.
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