Borrar
¿Quieres despedir a tu mascota? Puedes hacerlo en el nuevo canal de EL COMERCIO
Trabajadores de INGOAL, en el polígono de Lloreda, se reincorporan a su puesto con mascarilla. Damián Arienza

Coronavirus | La industria y la construcción vuelven a la actividad lastradas por la baja demanda

El regreso hoy de los trabajadores a factorías y obras se produce entre estrictas medidas de seguridad para evitar el contagio de COVID-19

NOELIA A. ERAUSQUIN / PALOMA LAMADRID

GIJÓN.

Lunes, 13 de abril 2020, 01:43

Comenta

El estado de alarma declarado por el Gobierno hace un mes continuará, al menos, hasta el 26 de abril, pero desde hoy la actividad económica recupera cierto pulso, después del fin de la «hibernación» decretada por el Ejecutivo para los sectores considerados no esenciales. En realidad, finalizó el viernes, pero hoy se producirá la mayor parte del regreso a la actividad, tras la Semana Santa, aunque en Avilés se retrasará a mañana, al ser festiva esta jornada. Se beneficiarán de esa vuelta al tajo, principalmente, la industria y la construcción. Sin embargo, en ambos casos el retorno se realiza con una grave amenaza: la falta de demanda.

Una jornada que también estará marcada por las estrictas medidas de seguridad recomendadas por el Gobierno para intentar frenar la expansión del coronavirus. Además de la guía de buenas prácticas en los centros de trabajo, el Ejecutivo central ha enviado mascarillas a las comunidades para proteger a aquellos ciudadanos que tengan que desplazarse en transporte público a sus puestos. A Asturias llegaron ayer 228.000 que empezarán a distribuirse hoy en puntos estratégicos de la región.

Para contribuir a reducir la movilidad, el Principado ha tramitado 17 contratos urgentes por importe de más de 800.000 euros desde que se decretó el estado de alarma para facilitar el teletrabajo del personal de la Administración regional. Aquellos que tengan que acudir a sus centros de trabajo, deberán guardar la distancia de seguridad de dos metros y, en las tareas que no permitan esta separación, llevar los equipos de protección individual (EPI) adecuados. Quienes no pueden desarrollar su actividad son buena parte de los autónomos. Sobre todo, los vinculados al comercio y la hostelería, que desde hoy pueden solicitar la ayuda de 400 euros del Principado para pagar los gastos fijos.

La industria y la construcción sí se reactivan, aunque posiblemente no con el brío anterior. La primera lleva sufriendo desde el inicio de la crisis, caracterizado por un cierre en cadena de factorías, mientras que en la segunda se alerta de que la cartera de trabajo desciende y la burocracia de licencias y licitaciones no va a ayudar a que las empresas consigan nuevas obras. Sin embargo, la situación de ambos sectores es diferente. En el caso de la industria, como una gran parte logró el visto bueno para seguir funcionando al considerarse su producción esencial, el cambio a partir de hoy no será tan radical, aunque sí habrá un mayor movimiento. Con unos 50.300 empleados en total, empresas como Arcelor, Asturiana de Zinc (AZSA), DuPont, Bayer, Ence y las agroalimentarias no han parado en ningún momento, aunque la mayoría sí ha reducido su producción. Sin embargo, más que por el real decreto que hibernaba la economía, esta disminución se debió a otras causas, como la necesidad de aplicar mayores medidas de seguridad y reducir personal, la falta de suministros y, sobre todo, el desplome de la demanda.

En ese caso se encuentra Arcelor. De hecho, ya antes del real decreto por el que solo se mantenía la industria esencial, decidió dejar su producción a la mitad. Hoy la situación no cambiará en demasía, después de apagar la semana pasada el horno alto 'A', tener un sínter detenido y la acería de Avilés a media capacidad, además de decidir parar medio mes la de Gijón. Mientras, se espera la decisión de la Administración sobre si acepta o no el expediente de regulación temporal de empleo (ERTE) de fuerza mayor presentado por la multinacional.

Según la patronal Femetal, aproximadamente el 70% de las empresas de este sector mantuvo su actividad en las últimas dos semanas, aunque un 60% por debajo del 30% de capacidad y tan solo una de cada diez, alrededor del 80%. Aumentar paulatinamente la actividad «estará en función de la escalada progresiva de las necesidades de nuestros clientes y no hay evidencias de un plazo razonable para alcanzar el nivel previo a la crisis sanitaria», asegura el presidente de Femetal, Guillermo Ulacia, que insiste en la necesidad de «activar las adecuadas políticas de reconstrucción y reactivación» y, a corto plazo, las ayudas de financiación y gestión de los ERTE. «Sabemos que hemos perdido este año marzo, abril y mayo, por lo que debemos tener visión de futuro», subraya el coordinador de USO-Asturias, Juanjo Estrada. De hecho, algunas compañías que decidieron parar sí que volverán al trabajo, como la línea de Glass de Saint-Gobain, que recurrió a un ERTE y que tiene la intención de retomar parte de la actividad a partir de mañana. Sin embargo, Sekurit seguirá detenida. También volverán los astilleros de Gondán y Armón y Thyssen Norte. Por otro lado, Alu Ibérica ya retomó la actividad el viernes. «Lo preocupante es la caída generalizada de la actividad económica y la duración de esta», apunta Damián Manzano, secretario general de CC OO de Industria, que advierte de que los trabajadores de las empresas que no tengan negociado un ERTE u otro mecanismo de flexibilidad «tienen que ir a trabajar, aunque no tengan carga de pedidos».

En la construcción, la coyuntura entre esta semana y la anterior sí será completamente distinta, con el regreso a la obra de los 25.000 trabajadores. La mayoría volverá hoy, según la patronal CAC-Asprocon. Aunque sea festivo en el sector, el grueso de las 1.700 empresas que lo integran así lo acordó con las plantillas. «Estoy contentísimo por volver a trabajar», subraya el presidente de CAC-Asprocon, Joel García, aunque, como en el caso de la industria, señala también un problema de demanda.

«La perspectiva es que en breve nos quedaremos sin obra», asegura. De ahí que pida que se ponga fin a la «burocracia intensísima que no nos deja trabajar». En realidad, su reclamación se divide en tres: que los ayuntamientos dediquen su remanente de tesorería a las obras que requieran, reiniciar las licitaciones y agilizar las licencias para no tener bloqueada la financiación privada. «Estas dos últimas medidas no cuestan dinero y si no, nos vamos a hundir», advierte García, para destacar su «frustración» por tener que esperar siete meses por una adjudicación.

«Este parón supone pérdidas, pero entiendo que para poder avanzar siempre hay que poner la salud por delante», recalca el secretario general de UGT-FICA en Asturias, Jenaro Martínez, que insiste en la necesidad de consenso entre Gobierno y agentes sociales.

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

elcomercio Coronavirus | La industria y la construcción vuelven a la actividad lastradas por la baja demanda