Bautizo, presupuesto y nuevas calles

Fueron dos horas y media de sesión plenaria. Era el pleno del 1 de febrero de hace cincuenta años, aún en dictadura. Dos días después habría un relevo en la corporación con los nuevos concejales salidos del proceso electoral de noviembre. Sin embargo, no era un pleno de trámite, sino más bien denso.

Así se aprobó el presupuesto para el año, que alcanzaba los 262 millones de pesetas. Las obras urbanísticas se llevaban una buena puerta. A propuesta del alcalde, Fernando Suárez del Villar, se aprobaba llamar Parque de Ferrera al nuevo espacio público que se disfrutaba desde el 6 de enero y donde aún no habían terminado las obras de urbanización.

Pero aún quedaban bastantes decisiones. El Ayuntamiento aumentaba su aportación para lograr desbloquear la construcción de un nuevo colegio en el futuro polígono de La Magdalena, una zona que también se beneficiaba con las obras de la primera fase de su actual parque.

Se aprobaba el plan para la construcción de viviendas en El Quirinal y se mantenía un litigio con el Ministerio de Vivienda con el objetivo de poder llegar a expropiar 2.000 metros cuadrados del Parque de Ferrera. O sea, que ya se pensaba en su ampliación.

El orden del día aún no se agotó. El Ayuntamiento registraba como propia la finca llamada 'Tuluergo' y se aprobaba la urbanización del tramo de la avenida de San Agustín desde la plaza de El Vaticano a la llamada primera ronda, hoy en día Severo Ochoa.

También se acordaba la urbanización del segundo y tercer tramo de la calle de José Manuel Pedregal y el tramo de la calle del Carmen entre Santa Apolonia y Padre Arintero.

En el Carbayedo se acordaba la ampliación de Doctor Jiménez Díaz hacia Ramón y Cajal para mejorar los accesos a Miranda y, en Valliniello, se expropiaban 49.680 metros cuadrados en Tabiella con destino a instalaciones deportivas. Y no faltaron temas de personal.

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