Electricidad para 'dummies'
Anunciamos en nuestra portada el Diccionario Práctico de O'Connor Sloane, el segundo sobre el tema publicado en España
Que allá por 1898 la electricidad ya comenzaba a asentarse en nuestra cotidianeidad lo demuestra la publicación del segundo diccionario sobre términos al efecto, que, además, fue también el primer libro sobre el tema que podían entender los legos. Así, al menos, lo afirmábamos hace hoy 125 años en nuestra portada, a donde había llegado la noticia de la publicación del 'Diccionario Práctico de Electricidad' de O'Connor Sloane, «traducido al castellano por don José Pla y editado por la importante casa editorial de los señores Bailly-Bailliére e Hijos». «El objeto del autor al publicar este libro es el que hace mucho tiempo se perseguía y con insistencia pedían todas aquellas personas que se dedican al estudio y práctica de la electricidad», el campo de moda en el ocaso de un siglo que ya se iluminaba con la tintineante luz de las bombillitas prendidas en las carpas de la 'kermesse'. En Gijón, por cierto, se preparaba aquellos días una ('kermesse' quiere decir fiesta solidaria, con puestos, al albur de la modernidad). En beneficio de la Cocina Económica y, por supuesto, con su exhibición eléctrica de rigor.
Igual que hoy fascina, por ejemplo, la inteligencia artificial. Todo nace en algún momento. Con O'Connor, también la electricidad parecía un mundo al alcance de todos, porque incluía un índice que hacía sencillo, «y agradable», «lo que hojeando el libro se hace fatigoso y pesado». «Los que usen este libro no podrán por menos de reconocer su utilidad y ver que es un diccionario en forma verdaderamente enciclopédica, comprendiendo al mismo tiempo el valor inmenso que en obras de este género tiene un buen índice. Como complemento, la obra cuenta con multitud de grabados admirablemente ilustrados, que ayudan poderosamente a su mejor inteligencia». Ahora tenemos los videotutoriales; en 1898, su misma función la hacían los grabados y las buenas ediciones. La de Bailley-Balliére era una de «verdadero lujo, en excelente papel y esmeradamente encuadernada; su tamaño es en 12 pulgadas, por lo que se hace sumamente manuable (sic)». Una delicia de manual.