Muerte a tiros en El Musel
Un carabinero la emprendió a tiros contra un sargento por diferencias laborales, hiriendo en la refriega también a un cabo
Dijeron, a lo primero, que se había vuelto loco. Fue en las primeras horas del 11 de septiembre (lo contamos el 12, en segunda plana, porque la primera la ocupaba aún la persecución policial a los pistoleros del Banco de España). El rumor de que un carabinero «había acometido a tiros a un sargento y a un cabo de dicho cuerpo» en El Musel resultó cierto, aunque no tanto la causa. Juan H., casado, vecino de Jove, de 28 años, carabinero en el muelle del Espigón, había tenido sus razones, si es que existe alguna para matar. Según contamos hace un siglo, al llegar al edificio de Aduanas, el carabinero se había encontrado a Pedro D., sargento, acompañado por el cabo Eufemio T. Cabreados. El primero, al menos, Juan H., que ese día tenía que hacer un reconocimiento en un buque, había llegado tarde.
D. lo reprendió y eso caldeó el ambiente. «Surgió la disputa entre ambos», contábamos hace un siglo, «durante la cual el sargento se refirió a una falta anterior en el servicio, cometida por Juan H. En vista de que la discusión se agriaba, y para evitar que se llamase la atención de la gente que por aquellos lugares pasaba, los tres hombres lucharon en el despacho. Inesperadamente, el carabinero empuñó la pistola de reglamento que llevaba consigo, y encañonó al sargento». No era un brindis al sol. Disparó.
Fusilado días después
Encontraron a Juan H. muy excitado, con el cadáver a sus pies, amenazando con disparar a todos y cada uno quienes, al oír las detonaciones, se presentaron en la escena del crimen. Hubo de ser Teófilo Baños, uno de sus iguales, quien se arrojase «sobre el fugitivo, luchando con él, que se defendía a golpes de culata, ya que se le habían terminado los proyectiles (...) El detenido le mordía en el brazo, al ver que no podía desenvolverse, hasta que llegaron otros carabineros en ayuda». Fuera le esperaba la justicia militar y un consejo de guerra que no detuvo ni siquiera el golpe de estado de Primo de Rivera, un par de días después. Tiempos oscuros para España. Ejecutaron a Juan H. una semana larga después, el 20 de septiembre. Fusilado, en un patio entre el cuartel y la cárcel. Para dar ejemplo.
