Rupturas de pareja: no es lo mismo con hijos que sin ellos
«Las rupturas con hijos también pueden convertirse en una oportunidad para aprender nuevas formas de relacionarse y demostrar a los niños que, incluso en momentos difíciles, los adultos pueden cuidarse y cuidarlos», afirma la psicóloga Lucía Feito
Las separaciones nunca son fáciles. Romper un vínculo supone cerrar un capítulo de la vida, reorganizar rutinas y reconstruir la propia identidad. Sin embargo, no todas las rupturas de pareja son iguales: el hecho de tener hijos en común marca una diferencia decisiva en cómo se vive y se gestiona este proceso.
Cuando no hay hijos en común
En estas rupturas, el proceso suele centrarse en aspectos individuales:
-
Elaborar el duelo.
-
Reconstruir redes de apoyo.
-
Redefinir proyectos personales.
-
Cerrar emocionalmente la relación.
La pareja puede desvincularse con mayor libertad, reducir el contacto al mínimo o incluso eliminarlo, ganando autonomía para reorganizar su vida.
Cuando hay hijos en común
La ruptura no implica una desvinculación completa, sino que transforma el vínculo: la relación de pareja termina, pero comienza (o se intensifica) la relación como madre y padre de los mismos hijos, que requiere coordinación, comunicación y respeto mutuo.
Esto añade retos emocionales y logísticos:
-
Gestionar el dolor propio mientras se protege el bienestar emocional de los hijos.
-
Evitar conflictos delante de ellos para no involucrarlos en la ruptura.
-
Organizar tiempos, rutinas y responsabilidades parentales de forma equitativa.
-
Mantener coherencia educativa aunque las familias se dividan en dos hogares.
Los niños necesitan sentir seguridad y estabilidad; aunque la pareja se separe, su papel como padres debe mantenerse sólido y respetuoso.
Noticia relacionada
Relaciones familiares en época de cambios: comunicación y límites
Una oportunidad para crecer
En mi experiencia, las rupturas con hijos también pueden convertirse en una oportunidad para aprender nuevas formas de relacionarse y demostrar a los niños que, incluso en momentos difíciles, los adultos pueden cuidarse y cuidarlos.
Claves prácticas para gestionar mejor la ruptura cuando hay hijos
-
Hablar con los hijos juntos y con sinceridad, adaptando el lenguaje a su edad, sin entrar en reproches ni detalles innecesarios.
-
Separar el rol de pareja del rol de madre/padre: aunque la relación termine, la parentalidad continúa y necesita colaboración.
-
Planificar rutinas básicas (colegio, actividades, horarios) para que los niños sientan estabilidad.
-
No usar a los hijos como mensajeros en los conflictos con la expareja.
-
Buscar apoyo profesional (mediación familiar, terapia de pareja o individual) si la comunicación se complica.
-
Cuidar de uno mismo para poder acompañar bien a los niños.
Cada ruptura es única y no existe una fórmula universal, pero pedir ayuda a tiempo puede marcar la diferencia entre un proceso destructivo y uno más saludable para toda la familia.