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Si ya has hecho alguna operación inmobiliaria con anterioridad, por ejemplo, has hecho un contrato de alquiler o de compraventa de una vivienda, es probable ... que ya sepas de qué te estamos hablando en este artículo porque ya has tenido que conseguirlo o porque te lo han tenido que entregar a la hora de arrendar o comprar. Pero incluso, aún en estos casos, es importante repasar algunos puntos básicos sobre este documento. Este certificado es importante y, tal y como se encuentra la legislación, promete serlo aún más a lo largo de los próximos años. Te lo explicamos a continuación en estas cinco claves para que lo conozcas un poco más y sepas utilizarlo adecuadamente.
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Actualmente todos somos muy conscientes de la importancia que tiene el ahorro de energía y cada vez más nos fijamos en este aspecto. Es lo que ocurre, por ejemplo, cuando compramos un electrodoméstico. Uno de los extremos que condicionan su precio y con el que ya nos hemos familiarizado es con su calificación energética. No es lo mismo que sea de clase A, B, C...
Lo mismo ocurre con las viviendas. Cuando alguien busca una vivienda para alquilar o para comprar, sucede como con los electrodomésticos, quiere saber y, sobre todo, tiene derecho a saber, el consumo energético que puede generar. Esa información es la que aparece en el certificado de eficiencia energética.
Es un documento que elabora un técnico tras analizar y calificar la vivienda que se pretende poner en el mercado del alquiler o de la venta y en el que hace constar cuánto es el consumo del inmueble y cuánto CO2 emite a la atmósfera. Se mide todo lo que tiene repercusión en el consumo de energía: calefacción, aire acondicionado, electrodomésticos, electricidad, gas, instalaciones, superficies, elementos exteriores, etcétera. Con estos datos y una aplicación informática se fijan las condiciones normales de consumo de energía de la vivienda a lo largo de un año. La vivienda se califica en uno de los siete niveles que existen y que enumeran con las letras que van de la A a la G. De esta forma si tu vivienda está calificada con la letra A consumirá mucha menos energía que si califica con la letra F o G.
El documento incluye la etiqueta de eficiencia energética que es la que debes considerar a la hora de alquilar o vender tu vivienda y, además, las especificaciones técnicas y recomendaciones para mejorar el rendimiento.
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Sencillamente porque lo exige la ley cuando se realiza una operación de compraventa o de arrendamiento. Existen algunas exclusiones como, por ejemplo, las viviendas para un uso inferior a dieciséis semanas al año, las propiedades aisladas con un espacio habitable inferior a los cincuenta metros cuadrados o los inmuebles que precisan grandes reformas, por ejemplo.
Además de contar con el certificado, este debe estar debidamente registrado en el organismo competente de la Comunidad Autónoma, antes de anunciar tu vivienda.
No tener el certificado, no tenerlo registrado, anunciarte sin contar realmente con él o no entregar una copia al inquilino son infracciones y puedes ser multado si no lo haces bien.
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Tienes que contactar con un profesional autorizado u homologado. Tiene que tener la titulación adecuada para este tipo de actuación.
El precio del certificado energético es libre, no está fijado por ninguna norma por lo que es importante buscar un buen técnico, solicitarle presupuesto y acordar hacerlo con quien mejores condiciones nos ofrezca. De forma general, el importe varía en función de varios factores en los que influyen la localización, el tamaño y las características de la vivienda y puede rondar en una media de entre 90 y 500 euros, aproximadamente.
Existen varias páginas web que ofrecen listados de técnicos en función de la Comunidad Autónoma en que te encuentres y sirven para comparar opiniones sobre su actuación y precios.
Además, hay que tener en cuenta que algunas Comunidades Autónomas cobran una tasa por realizar esta inscripción y suele variar en función de los metros del inmueble. En Asturias para viviendas o edificios menores de 125 metros cuadrados, la tasa es de 17,90 euros. A partir de esos metros va subiendo hasta alcanzar un máximo de 145,20 euros.
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Una vez lo consigues, el certificado tiene una duración de diez años. Pero, debes prestar especial atención a la calificación de la vivienda porque, si esta está calificada con la letra G, es decir, con la peor calificación, entonces tu certificado tan sólo tendrá una duración de cinco años.
Si hubiera transcurrido el plazo previsto debes renovarlo. Para ello tienes que contactar con un técnico que visitará la vivienda y hará el nuevo certificado y su correspondiente registro tal y como te acabamos de explicar.
Además de esta renovación a la que obliga la ley, puede interesarte hacer esta renovación antes de plazo si en la vivienda o en el edificio ha habido reformas importantes que pueden mejorar la calificación energética. Por ejemplo, si en tu edificio se ha reformado la fachada o la cubierta para hacerlas más eficientes, seguro que ha mejorado.
Y esto último es especialmente importante por lo siguiente. De acuerdo a la última normativa europea, a partir del año 2030, no sirve tan sólo con tener un certificado en vigor sino que se van a exigir requisitos más importantes. Será necesario que la vivienda cuente con una calificación de al menos tipo E y en el 2033 de al menos tipo D. Esto va a implicar la necesidad de que muchos edificios tengan que realizar reformas para mejorar su calificación o será imposible realizar ventas o arrendamientos.
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Dos son los momentos importantes en los que vas a tener que utilizar el certificado de eficiencia energética de tu vivienda:
1. Debes tenerlo a tu disposición en el momento de realizar cualquier oferta de tu vivienda en alquiler: en las plataformas que utilices o si decides anunciarlo a través de una inmobiliaria. Te van a pedir el dato de la calificación. Hay que tenerla hecha antes porque mentir o falsear este dato puede dar lugar a una sanción.
2. Hay que entregar una copia del certificado al arrendatario en el momento de realizar el contrato de arrendamiento o en la notaría en el momento de escriturar la vivienda en caso de compraventa. En el caso de los contratos de arrendamiento, nosotras aconsejamos incluir una cláusula en el contrato indicando la calificación, la fecha del certificado para remarcar que se encuentra en vigor y que se entrega una copia en el momento de la firma. En el caso de las compraventas, es el notaría quien lo refleja en la escritura. Si se hace un contrato de arras previo también es interesante incluir este dato.
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