Miguel Torrecilla
«Dubasin puede tener sitio en equipos de Primera División que miren el espacio como algo a explotar»
Miguel Torrecilla (Salamanca, 1969) lleva una vida entera dedicado al fútbol. Primero jugador y luego director deportivo, en 2023 decidió embarcarse en una nueva ... aventura: ser el presidente ejecutivo del Everton Viña del Mar, un club chileno perteneciente al Grupo Pachuca, dueño también del Real Oviedo. Antes, entre 2017 y 2020, fue el encargado de la planificación del Sporting. Tras abandonar de mutuo acuerdo el cargo que ostentaba hasta ahora, atiende aún desde Chile a este periódico para charlar sobre el eje que mueve su vida profesional.
–¿Qué le ha aportado esta aventura?
–Es una experiencia bastante productiva. En lo social y lo humano, es fuerte. El país no está en su mejor momento en cuanto a seguridad y separación de clases sociales, apenas hay clase media, cuando era un país muy fuerte y buena calidad de vida. Además, ha sufrido desastres como incendios que nos hicieron vivir situaciones dramáticas cerca de nuestro centro de entrenamiento. Hubo 320 víctimas mortales. También hay que acostumbrarse a que la tierra tiembla. He vivido diez o doce temblores en este tiempo. Me llevo mucha experiencia profesional en un rol que nunca había vivido, el de presidente ejecutivo. Conocía a Jesús Martínez (presidente del Grupo Pachuca) y he aprendido a trabajar en un multiclub diferente. Es una familia con un líder.
–¿Y en lo deportivo?
–Conseguimos clasificarnos para previas de competiciones internacionales. Lo logramos antes en el Celta. Esta es una localidad de 300.000 habitantes, un club centenario, y lo habían vivido cinco o seis veces en su historia. Era el único español en el área de dirección junto con Ángel Puebla y me hicieron sentir como un chileno más. Les había avisado de que mi idea era volver pronto a una dirección deportiva.
–¿Fue una salida pactada?
–Ha sido así. Avisé hace dos meses de que quería volver a la dirección deportiva. El Puebla les llamó a las pocas semanas de decírselo. Unido a los problemas de este año, con muchas lesiones y menos capacidad económica, llegamos a un acuerdo para desvincularnos.
–¿Sabe su próximo destino?
–Estamos con situaciones en las que estás entre los candidatos. Puede que siga fuera de España y también hay opciones de volver, son más situaciones de clubes que no saben en qué categoría van a estar porque se están jugando los ascensos.
–¿Cómo ha sido el trabajo con el Grupo Pachuca?
–La cabeza visible no deja de ser el hermano del presidente de uno de los clubes, el padre del de otro y en el tercero, el Oviedo, una persona con una amistad y vinculación de más de catorce años. Es diferente a lo que viví con el grupo del Zaragoza, vinculado al Inter de Miami, y al belga, unido a los Philadelphia 76ers. Es una cercanía mucho más grande. Vine a sustituir al sobrino de Jesús Martínez, Pedro Cedillo. Él fue el enlace principal para cuestiones que había que tratar con Jesús, me ayudó mucho. El Everton es el hermano pequeño y tratamos de dar los menores problemas posibles. No tener un director deportivo como en Europa, sino una persona más de gestión administrativa, lleva a que el grupo tenga la iniciativa de traer jugadores, sobre todo en los extranjeros. En el mercado chileno, el 90% recaía sobre mí. En el caso de los entrenadores han sido contrataciones del grupo.
–¿El modelo pasa por que las contrataciones de extranjeros y entrenadores las centraliza el grupo?
–Totalmente. Cuando el grupo no llega, se activa el trabajo de Everton. Jesús me lo dejó muy claro cuando me convenció para venirme. Es muy activo en el mercado y es el primer director deportivo del grupo. Tiene mucha experiencia y relaciones para estar preparado. Cuenta con sus departamentos de apoyo, en México se llama inteligencia deportiva. Yo también les he pedido apoyo en algún momento y ellos en ocasiones se apoyaron en mí.
–¿Aplica ese modelo para todos los clubes del grupo?
–Lo desconozco. No trabajaba con los otros clubes. Si me piden apoyo, no lo hace el club sino el grupo. Es el modelo de Everton, lo que hagan en Pachuca, León u Oviedo es cosa de ellos.
–¿Cuesta acostumbrarse a un cambio tan radical?
–Me fue más sencillo adaptarme porque Jesús me conocía de hace quince años. Conocía su personalidad y lo participativo que es en el mercado. Ahora me están apoyando para conseguir un nuevo trabajo.
–¿Tiene ganas de volver a España?
–Lo que tengo ganas es volver a coger una dirección deportiva, aunque un 50% de mi trabajo iba en esa dirección. Veía fútbol español tratando de estar al día y actualizando mi base de datos.
–Ha llevado la dirección deportiva de grandes clubes de Segunda. ¿Cuánto influye, en lo negativo, la exigencia del ascenso inmediato?
–Hay ocho o nueve clubes históricos con ciudades importantes, masa social y volcanes en redes sociales que están en esa situación. La masa social de un club está cambiando y vive en las redes sociales, que son un motor muy grande de la vida. Hay que tener la mente bien preparada y una gestión muy fría con objetivos muy claros, tener una ruta y no variarla. Si las cosas salen lo dirá la competición, pero no puedes cambiar tu criterio.
–Hemos visto casos dramáticos.
Hay clubes importantes que han bajado a Primera RFEF y han vuelto con gran carga emocional y son situaciones que hay que gestionar. Claro que pesa esa carga. Hay ejemplos de clubes sin esa presión que hacen temporadas espectaculares con recursos mucho más bajos. Este año están los ejemplos del Huesca y el Mirandés. Tiene grandes profesionales al cargo y cuentan con jugadores que hacen grandes números, pero salen de allí y esas cifras varían. Hay futbolistas en Valladolid o Santander que no han rendido igual que cuando no hay esa presión social. El aspecto mental tiene un valor incalculable. La preparación mental es algo que todos deben trabajar.
–¿Esos cambios de ruta han sido un error del Sporting?
–Puedo hablar de mi etapa. El primer año veníamos del descenso y con la exigencia inmediata de ascender. Llegamos a ponernos líderes y nos equivocamos en la gestión de ese momento. Lo vimos como algo normal y debimos haberlo trabajado como una anormalidad. Con la bajada de presupuestos se miró a Mareo. La línea se mantuvo y seguía la situación de verse obligado a vender con un presupuesto muy ajustado, pero la línea se mantuvo. Ahora supongo que estarán buscando los motivos por los que no están dando con la tecla. Ojalá lo consigan, porque Gijón se merece, como otras ciudades, estar en Primera.
–¿Cuánto se tarda en hacer un proyecto ganador?
–La clave es dónde te apoyes a la hora de buscar los cambios. Lo importante es la información y cómo líderes ese cambio. Puedes coger una plantilla con jugadores con contratos en vigor o no, pero tres años es un tiempo suficiente. Dos, a veces se te puede quedar corto. A mí Javier Fernández me los dio. Es cierto que no conseguimos los objetivos, pero creo que son los que un director deportivo debe tener.
–¿Qué le ha parecido el Sporting de este año?
–Irregular. No llegó a tener una racha para estabilizarse en puestos altos. Me dio pena que no lograra el objetivo.
–¿Vio mucho cambio entre Albés y Garitano?
–Asier asume una situación para sacar puntos, no es que Rubén no lo quisiera, pero venía con una pretemporada. El tipo de juego se fue más al de un equipo práctico. Los dos tienen similitud en presionar alto, pero que Asier haya venido sin pretemporada creo que llevó a que buscase algo de continuidad con lo anterior.
–El Sporting va a fichar a Dubasin. ¿Qué opinión tiene de este jugador?
–Puede tener cabida en Primera en equipos que consideren el espacio como algo a explotar. Lo necesita para desarrollar sus facultades. No digo que tenga diez equipos en Primera, pero sí puede estar.
–Otro de los destacados es Gelabert. ¿Qué proyección cree que tiene?
–La irregularidad a veces es la que se pone por delante. A veces no consigue ese rendimiento lineal. Es un jugador de talento que al revés que Dubasin necesita el balón. Es un futbolista con mucho futuro, pero que debe tratar de mejorar en aspectos defensivos como el robo tras pérdida. Pero tiene lo más importante y lo más difícil: el talento técnico a la hora pensar rápido y buscar el pase decisivo.
–¿Se puede permitir un club como el Sporting fichar a ambos?
–Desconozco los números reales del Sporting. Si está en una situación de desequilibrio patrimonial, tiene que ser difícil. También depende mucho de los plazos de las amortizaciones y la capacidad que tengas para vender. Sin compensación por ventas, tiene que haberlas por parte de la propiedad. Aprendí mucho lo que es Gijón, la filosofía y lo que debe ser el ADN, y creo que donde hay que mirar es a Mareo. No entiendo al Sporting sin eso. No es lo mismo tener al filial en Segunda B, como lo teníamos nosotros, que en Tercera. Puedes hacer inversiones, pero si vas a hacer subidas de jóvenes que me compensan el coste salarial. Así se trajo a Djuka (Uros Djurdjevic). La clave es cómo compensas esas operaciones.
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