Un gol de Gaspar anima a un rocoso Sporting ante el Real Avilés

El Real Avilés, que se presentaba ante su afición, empezó con ganas de agradar. Presión alta e intensa que incomodaba a un Sporting que respondía con la misma moneda. Con la línea de defensa muy alta, los rojiblancos buscaban la espalda del Real Avilés y casi la encuentran con un pase al espacio en banda a Gaspar cuya prolongación se le quedó a un metro a Amadou. Hubo que esperar un buen rato para anotar un disparo a portería. Raúl Hernández cruzó un balón que atrapó Yáñez sin problemas. La réplica, instantánea. Gaspar recibe entre líneas y pone a Amadou en carrera y en ventaja para disparar cruzado un balón que se que se fue saludando al poste. Crecía el Sporting, que quería jugar en terreno local, pero sin dar mucho quehacer a Álvaro Fernández, que veía cómo su equipo tocaba muy cerca de sus dominios y muy lejos de los de Yáñez.

El partido se movía en la espesura del centro del campo sin una chispa que lo incendiase hasta que llegó Gaspar. Mudado al carril central, recibió en tres cuartos un pase de Mbemba tras un robo que dejó a los locales temblando. Mientras la defensa reculaba, el canterano rojiblanco sacó su pierna derecha a pasear para conectar un disparo desde fuera del área que se coló cerca de la escuadra. El desajuste defensivo que vino después lo resolvió Pablo Vázquez con una dura entrada sobre Raúl Rubio que le valió una amarilla. El saque directo de la falta, fácil para Yáñez.

El choque volvía a la espesura del centro del campo, con poca sustancia que animase a la grada. Consiguió cierta exaltación Isi Ros, que tras recibir muy solo en el borde del área puso un disparo de zurda que obligó a Yáñez a estirar el lomo. Sin más sustos, más allá de algún golpe innecesario, los dos equipos enfilaron la caseta.

Garitano decidió dar cuerda a los mismos, mientras que Javi Rozada mudó al equipo, manteniendo solo a los centrales. Le sentaron bien los cambios al Real Avilés, que obligó al Sporting a recular. Pablo Álvarez y Quicala ponían picante al partido y Cayarga se animó con dos jugadas seguidas por la derecha que remataron, sin éxito, Santamaría y el propio Quicala. Piel nueva le puso Garitano al Sporting a los quince minutos, cambiando a los diez jugadores de campo. El primero en intentarlo, Gelabert, que tras varios regates se plantó en el área para intentar una vaselina que leyó Álvaro Fernández. El Sporting buscaba la velocidad y potencia de Caicedo, mientras el Avilés seguía a lo suyo, con Cayarga muy inspirado. En un córner llegó su mejor ocasión. Eze se libra de su marca para rematar duro de cabeza y estrellar el balón en el larguero. El rechace, control y disparo de Yasser, lo desvió Yáñez. Le costaba a este Sporting estirarse, falto de oxígeno con el balón y viendo cómo el Avilés intentaba subírsele a las barbas. No lo lograron los de Javi Rozada, aunque hicieron méritos para haber sacado algo más.