Un lugar especial para un hombre que dedicó «su vida al club»
El acto contó con un reconocimiento a Manuel Vega-Arango, que jugó en la entidad y la presidió en varias etapas: «Tiene nuestro cariño y aplauso»
La celebración de los 120 años de historia del Sporting de Gijón organizado este martes por este periódico guardó un momento muy ... especial para una persona sin la que no se entendería su historia: Manuel Vega-Arango. El periodista Manuel Rosety fue el encargado de glosar la figura que dedicó «su vida al club» y comenzó haciéndolo con un comentario muy significativo: «Cinco minutos es muy poco tiempo para dar cuenta de su aportación al Sporting».
No obstante, lo intentó, comenzando por la historia de aquel niño que vivía frente a El Molinón y jugaba al balón. «Cuando se le estropeaba cruzaba la calle para que Moyano, un utillero legendario del Sporting, se lo arreglara». Sigue la historia cuando aquel chico «rubio y espigado» tiene quince años y entra en el Sporting para debutar cuatro años después. «En dos meses era el máximo goleador». Pero tuvo que dejarlo porque su padre quería que «estudiara». En la Universidad llegó a internacional y Ángel Viejo lo reclamó después para que materializase un sueño donde solo había entonces unos terrenos ya en propiedad del Sporting: la Escuela de Fútbol de Mareo.
Con él al frente llegó «la mejor época del Sporting», la de Quini, Ferrero, Joaquín y tantos otros, un periodo que Vega-Arango «supo dosificar». El carácter de aquel presidente «paternalista» con los jugadores dejó huella. Algunos de quienes le tuvieron como máximo referente en su época de jugadores esbozaron una sonrisa cuando Manolo Rosety recordó cómo eran capaces de sacarle «primas» con suma facilidad.
Su ascendencia en Madrid era notable. Hombre «con porte y elegancia», fue el primer presidente de la Liga de Fútbol Profesional. Una huelga le valió enemistarse con Javier Solana y le acabó costando el puesto a una persona que siempre puso sus forma de ser y los intereses del club por delante de todo. Lo hizo por ejemplo cuando quisieron televisar un Sporting-Real Madrid, reventando el día del club. Para que el partido se retransmitiera el Gobierno tuvo que firmar un decreto.
Dejó la presidencia tras nueve años, pero volvió en 1997 como consejero delegado para cuestiones deportivas. Maniatado, pudo coger las riendas con más peso en 2002, en una época muy complicada. Manuel Vega-Arango no tiene muchos reconocimientos. Este periódico quiso darle uno en la jornada de ayer. «Tiene nuestro cariño y aplauso».
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