El Sporting se despide de la Copa en Santander

Tanto el técnico gallego como José Alberto cambiaron sus alineaciones. Le dieron la alternativa a todos aquellos que tienen menos minutos en la Liga. Lo esperado. Pero el fondo de armario es más amplio y mejor el del Racing que el del Sporting.

El patatal en el que se ha convertido El Sardinero no invitaba a jugar al fútbol. Mientras el Racing buscaba jugar por abajo, el Sporting se dedicó a buscar balones en largo. Caicedo tuvo varias, pero no acertó. Al igual que Oyón, que en la mejor ocasión de la primera parte estrelló el balón en el poste derecho de Parera.

Con el paso de los minutos, el estado del terreno de juego empeoró. El balón parecía un conejo corriendo, no es excusa porque a los dos equipos les afectó. Pero el Racing espero al final, a su banquillo, para marcar las diferencias. Mostró su poderío en ese sentido pese a que José Alberto dejara caer en la previa que su objetivo es la Liga.

Kembo y Mbemba fueron los mejores de su equipo. Los dos jugaron en el centro de la zaga y apenas concedieron ocasione a los delanteros racinguistas. No pudieron hacer nada en el solitario gol de Iñigo Vicente. El atacante aprovechó un balón en el área para dejar la eliminatoria en Santander. Lo hizo justo después de que Otero no acertara en un claro mano a mano ante el meta rival.

El encuentro estaba para que se lo llevara el primero en marcar. Y ese fue el Racing de Santander para desgracias de los más de 800 sportinguistas que acompañaron a su equipo en El Sardinero.

Ante la ausencia de juego, la verticalidad y la profundidad ganaron protagonismo al juego de salón. No estuvo mal la estrategia rojiblanca. Eso llevó a ver un partido con muchas ocasiones para los dos equipos, aunque si el terreno de juego hubiera estado en condiciones aceptables, se hubieran visto más goles.

La derrota hay que saber asumirla. Se acabó la Copa del Rey y ahora toca centrar el tiro en la Liga. La escasa plantilla con la que cuenta Rubén Albés da para lo que da. Ni más ni menos. No pudo tomar riesgos y no los tomó. Fue lo mejor que hizo.

Y eso que el Sporting dio la cara, pero no siempre se puede ganar. Toca pensar en otra cosa, concretamente en continuar entre los mejores en Segunda División.