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«Hasta los topes». Así se encontraba Pola de Siero este martes para la celebración de la bendición de los Güevos Pintos, evento ... que atrajo a vecinos de todos los rincones del concejo y de varios puntos de Asturias. Este año, a pesar de las dificultades en organización –tuvo que asumir el Ayuntamiento su organización en el último momento, y de ahí que se hayan celebrado bajo el nombre de 'fiestas populares' dado que la marca Güevos Pintos está registrada por la Sociedad de Festejos–, ha supuesto un «éxito» tanto en participación como en la opinión popular, conocedores de la problemática en la Sociedad de Festejos polesa.
La crisis por la falta de una junta directiva estuvo presente en el ambiente, con comentarios entre los vecinos que criticaban la situación que casi le cuesta a La Pola la celebración de una de sus fiestas más importantes del año. «Si no llega a ser por el Ayuntamiento, nos quedamos sin Güevos Pintos. Eso no se perdona», señaló Maruja Menéndez, vecina que acudió a observar la bendición en la plaza frente al Consistorio, «como cada año».
Por su parte, el alcalde de Siero, Ángel García, definió las fiestas como «especiales», teniendo en cuenta, precisamente la organización que tuvieron que asumir, una «responsabilidad y una decisión que nunca había ocurrido antes».
El «deseo» del equipo de gobierno es que para el Carmín –la próxima fiesta importante del concejo, en julio– la Sociedad de Festejos ya esté operativa y trabajando con el «apoyo» municipal. Sin embargo, «si no llega a ser así o no responde», el regidor aseguró que desde el equipo de gobierno se dará el paso necesario para que no se pierda. «Las fiestas son del pueblo y el Ayuntamiento no permitirá que no se celebren, tenemos que estar ahí», subrayó.
A su manera, el llamamiento por la unidad y una «colaboración entre todos» de cara a las próximas fiestas también estuvo presente en la bendición. El párroco de la iglesia de San Pedro, Fermín Riaño, ofició la ceremonia en la plaza del Ayuntamiento junto al equipo de gobierno local y demás autoridades invitadas, entre ellas, alcaldes de concejos aledaños, representantes regionales de varios grupos políticos y fuerzas de seguridad.
Mientras que la concejala Ana Nosti entregaba la cesta llena de güevos pintos a dos niñas del Grupo Folclórico y de Investigación 'El Ventolín', Nahia López y Lola Rodríguez, el religioso comenzó a hablar.
Primero, dio la bienvenida al público presente, a todos aquellos que acudieron a la Pola desde toda Asturias para participar en una festividad que se celebra desde «hace más de 200 años» y que forma parte de la sociedad polesa desde sus raíces, del «arte y de la tradición».
«Los Güevos Pintos son un reflejo de la villa, construida por la gente. En esta labor de una vida en común no hay nadie imprescindible, todos somos necesarios», dijo. De ahí que hiciera un llamamiento público para que «las organizaciones la cuiden con seriedad y respeto, haciéndola más guapa y mejor para todos», pidiendo estar «todos unidos» el día del Carmín.
A continuación, dedicó unos minutos a recordar al recientemente fallecido Papa Francisco y tuvo en cuenta la situación bélica en Ucrania, Gaza, Somalia y Myanmar, además de pedir por una pronta paz.
El esfuerzo municipal para organizar estas «fiestas populares» polesas fue comentado en la agrupación de artesanas, contentas con un trabajo que, al final, «ha quedado estupendo». En el día grande, el rincón dedicado a estas obras de arte ovaladas estaba completamente lleno, tanto de vecinos y turistas como de huevos de gallina, oca, pato, codorniz y avestruz.
Pintados con temáticas de todo tipo, la gente observó con especial interés todas las variedades, con rangos de precios muy dispares, desde los más pequeños, a seis euros, a auténticas representaciones de cuadros famosos o lugares de La Pola, que rondaban los trescientos euros.
El mayor trajín llegó pasada la una de la tarde, al final de la bendición. El pico de ventas fue en ascenso a lo largo de la mañana, a medida que iba llegado el público. Lo notaron especialmente las artesanas Mariana Fano, Ana Domínguez y Flor de Melo que aseguraron «no parar» de vender en sus puestos desde las once de la mañana, «se notó que hay muchísima gente».
Por su parte, los visitantes quedaron sorprendidos con lo presentado en el mercado, como Lucía González, vecina de Oviedo que acudió por primera vez. Para ella, era «impresionante lo que se puede llegar a hacer con un pincel» y, definitivamente, prometió volver el año que viene.
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