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Emiliano B. R., el hombre de 43 años de origen panameño tiroteado en Lugo de Llanera la madrugada del domingo trabajó durante años para ... el 'clan de los Sandulache' como portero en clubes de alterne. Su gran corpulencia (media casi 2 metros y pasaba más de cien kilos) lo convirtió en un hombre de confianza de los hermanos Sandulache, Cristian y Sebastián, quienes lideraban una organización radicada en la zona centro del Principado y que se dedicaba, al menos desde el año 2010, a captar mujeres en Rumanía, su país natal. Cristian (quien se suicidó en la cárcel en septiembre de 2024) fue condenado a 55 años y su hermano a 53. Otros dos compinches fueron penados con 20 años de cárcel.
Los hermanos impartían las órdenes al resto de los miembros de la organización, también condenados, y en ocasiones, según el fallo, fingían que iniciaban con las mujeres una relación sentimental, y otras veces, al conocer su precaria situación económica en su país, les ofrecían una vida mejor para ellas y su familia en España.
Una vez que las mujeres llegaban a España, junto a los integrantes de la organización, éstos las obligaban «con violencia física y psíquica» a ejercer actividades de alterne y prostitución en distintos locales, durante los años 2011, 2012 y 2013, en clubs de alterne y prostitución ubicados en el concejo de Siero.
Además, retiraban la documentación y los teléfonos móviles a las mujeres, a las que se advertía que habían contraído una deuda con la organización por el precio del viaje y para impedir que huyeran las amenazaban de muerte incluso con objetos cortantes como espadas o katanas.
En este clima de terror, según consta en la sentencia, los miembros de la banda criminal anunciaban a las víctimas que «les podían causar males» a su propia persona o a sus familiares en Rumanía si no saldaban la deuda, estando obligadas a entregar los beneficios de la prostitución a los hermanos Sandulache.
Las jornadas laborales en los prostíbulos se iniciaban a las 17 horas y las mujeres tenían que permanecer hasta el cierre de los locales, que se producía en torno a las 4 ó 5 horas de la madrugada o hasta que no quedaba ningún cliente en los establecimientos, exigiendo a cada una de ellas, al menos, 200 euros diarios. Era en esos club de alterne donde Emiliano B. R. trabajaba para los hermanos, como portero de acceso y también controlados a los mujeres que allí trabajaban. En 2010 el ahora asesinado fue detenido por la Guardia Civil en el marco de una operación contra el tráfico de cocaína en Siero. Cumplió prisión y en los últimos años tenía fijada su residencia en Andalucía, donde, supuestamente, seguía vinculado al negocio.
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