«Todos tenemos que sumar para que las fiestas del Ecce Homo sigan vivas»
«Siempre intenté, con el club o yo mismo, ayudar cuando alguien me lo pide. Estas celebraciones son esenciales, aunque haya gente que no lo vea»
José Ramón Díaz Maseda (1976, Gijón), presidente de la Federación Asturiana de Judo y Deportes Asociados, además de presidente del Club de Judo Noreña, será ... el encargado del pregón de las fiestas del Ecce Homo de este año, distinción que se toma con la «responsabilidad» de saber que son unos días de alegría y encuentro familiar. La lectura del pregón tendrá lugar el próximo viernes, 13 de septiembre, a las 21.30 en los jardines del Ayuntamiento.
–Ha sido escogido este año como pregonero de las fiestas del Ecce Homo, ¿qué supone para usted?
–Un orgullo y una responsabilidad. Me lo ofrecieron y dije que me lo tenía que pensarlo porque sabía la importancia de ser el pregonero de unas fiestas que atraen a muchísima gente y muchísimo turismo. Esos días Noreña es el foco de Asturias, sabía que no podía hacerlo mal, al final acepté.
–¿Y por qué cree que se lo ofrecieron?
–Llevo muchos años colaborando con todas las iniciativas que se hicieron en Noreña, con todas las asociaciones. También es verdad que doy clases de judo en el municipio desde hace mucho tiempo, conozco a muchísimas generaciones. En concreto, en el Club de Judo Noreña, llevamos 45 años dando clases; yo llevo 25 presidiéndolo, practicando este deporte desde los cuatro años y en el entorno del club toda mi vida, primero de deportista y luego de entrenador. Ha habido muchas generaciones de judokas que salieron de mi clases y ahora están llevando otras asociaciones o labores sociales. Por eso pienso que decidieron ofrecerme ser el pregonero.
–¿Es un deporte que ha crecido en Asturias?
–Sí, para que te hagas una idea, cuando entramos en la pandemia teníamos 2.100 licencias, ahora tenemos 2.800. Es un dato que muestra que ha crecido, aunque pienso que hay un factor que nos benefició.
–¿Cuál?
–El judo es un deporte que resalta mucho los valores en los chavales, la educación, el respeto, la lealtad... Principios con los que se sienten identificados. Además, a los padres les gusta que el deporte fomente en su hijo el ser buena persona.
–¿Es por esos valores que la labor social está tan vinculada al funcionamiento del club?
– Claro. En el Club de Judo Noreña hay unos 200 judokas activos actualmente, pero hay gente que lleva años trabajando fuera y, siempre por las fiestas, se acerca al club, quieren seguir vinculados a él y colaborar.
–¿Es cierto que gracias la trabajo del club las fiestas aún se mantienen?
–Sí, fue hace unos veinte años. Mi colaboración con todas las asociaciones del municipio empezó ahí, cuando la Sociedad Noreñense de Festejos (Sonofe) estuvo a punto de disolverse. Fui uno de los artífices para que renaciera, ayudamos desde el club en relanzarla y funcionó.
–¿Cómo?
–La historia fue que Sonofe (Sociedad Noreñense de Festejos) tenía una deuda y no podía organizar las fiestas. Habló con nosotros el alcalde y nos dijo que si colaborábamos se podían dar las fiestas de tal manera que no muriera. Así que la Peña de Bolos Villa de Noreña, un partido asturianista, Torbolín y Judo Noreña, nos unimos. Mantuvimos las fiestas, de una forma austera, pero se consiguió celebrarlas. Una vez que ya fueron consolidándose, nosotros nos apartamos de la sociedad de festejos; a fin de cuentas, cada uno de nosotros tenía un calendario muy ajetreado con sus propias entidades. A día de hoy, es difícil estar vinculado activamente, así que lo que hacemos es colaborar de forma puntual, como hace unos años, cuando hizo falta sacar al Santo del Ecce Homo de la iglesia y meterlo a la capilla a pulso. Lo hicieron judokas del club.
–Entonces, ¿qué supone para usted, como parte activa de la comunidad, la celebración de las fiestas?
–Yo siempre intenté, tanto con el club como yo mismo, ayudar cuando alguien me lo pidiera, me gusta hacerlo. Entiendo que para que la sociedad vaya bien debe existir esa relación y sé que las fiestas son muy importantes, por eso acepté ser el pregonero. Por el Ecce Homo se reúnen familias y amigos, se disfruta de momentos juntos; son esenciales, aunque haya gente que no lo vea. Es una alegría para abuelos, padres y todos, tiene trascendencia, por eso todos tenemos que sumar para que las fiestas del Ecce Homo sigan vivas.
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