Arranca el Festival de la Manzana de Villaviciosa, el «estandarte» de la cultura sidrera
El Pleno aprueba iniciar la tramitación para que la cita sea Fiesta de Interés Turístico Nacional y homenajea a sus fundadores
Comienza el Festival de la Manzana de Villaviciosa con una nueva meta en el horizonte: conseguir su designación como Fiesta de Interés Turístico Nacional, Un objetivo que esperan alcanzar tras 65 años como «estandarte» de la cultura sidrera.
El Pleno maliayo aprobó por unanimidad la decisión poco antes de la ceremonia para el nombramiento de Hijos Adoptivos, a título póstumo, a los fundadores del Festival de la Manzana: Sergio Álvarez-Requejo, Miguel Palacios y Esteban Díaz. Fueron ellos los impulsores que en 1960 «hicieron realidad un sueño», fundando este festival agroalimentario que ha acabo convirtiéndose en «el decano en Asturias»
Sus logros se repasaron en el salón de Plenos del Ayuntamiento, ante toda la Corporación y sus familiares, que recogieron las distinciones. Fue el cronista oficial de la villa, Miguel Ángel González, quien contó cómo un vecino de Cabrales, otro de Gozón y uno más de Gijón acabaron creando este festival desde la 'Pomológica' de Villaviciosa (la actual sede del Serida) e integrándose en la primera comisión rectora, también homenajeada.
Los hijos de los tres homenajeados hablaron al público, agradeciendo las distinciones. Y Sancho Álvarez, en concreto, no sólo hizo mención a la «pasión» que los caracterizó a todos, sino que también señaló que su padre «no habría querido que fuéramos conformistas» y que ahora más que nunca «el cultivo de la manzana asturiana debe seguir recibiendo apoyo» de las administraciones, sobre todo que se cuenta con el nombramiento de la Unesco a la cultura sidrera como patrimonio inmaterial.
Fue gracias a estos hombres, continuó el alcalde Alejandro Vega, que ahora esta edición se celebra con la distinción de la cultura sidrera. Un certamen bienal que en sus 35 ediciones «a pesar del tiempo, los cambios y adaptaciones ha logrado mantener su esencia». Por eso, «Villaviciosa lleva años con una asignatura pendiente» y es conseguir que sea de interés nacional, «desde 2005 se ha desarrollado un plan para ese objetivo y esperamos alcanzarlo» en 2027.
Escultura de Pablo Maojo
Con todo, el homenaje y protagonismo de aquella primera comisión no quedó sólo con el nombramiento, sino que también se inauguró una nueva escultura y una placa conmemorativa en el parque Ballina, una obra de Pablo Maojo.
El escultor no partió desde cero, sino que le dio una segunda vida a una figura que se había dado por desaparecida pero que se volvió a descubrir hace un año, gracias a la investigación de Adolfo Sánchez de la Venta. Una escultura que se erigió en el mismo parque en 1968, con motivo de la celebración del Día del Turista. «Su imagen consolidó simbólicamente a Villaviciosa como Capital Manzanera», subrayó el regidor maliayo, creada por Manuel Tamargo.
Maojo, a través de sus propios toques y piezas de un llagar, le ha dado otra vida y este viernes, junto a los familiares, se descubrió la escultura que regresa al parque. Esta vez celebra el reconocimiento de la Unesco y también a la primera comisión del festival, cuyos nombres aparecen escritos en una placa.
La «sidra maliaya siempre ha sido un reclamo en los chigres de toda Asturias por su calidad»
El impulsor de la candidatura de la cultura sidrera a la Unesco, Luis Benito García, fue el pregonero del Festival de la Manzana de Villaviciosa este viernes, una ocasión que aprovechó para destacar a la «sidra maliaya» como sinónimo de excelencia. Y es que, dijo, «tradicionalmente la cuestión de la calidad de la sidra ha preocupado a taberneros y parroquianos, pero muchos chigres, a lo largo y ancho de la geografía regional, utilizaban como reclamo disponer ella, la hecha en Villaviciosa», señalo ante el público en la plaza del Ayuntamiento.
Es por eso que «siempre ha gozado de gran prestigio entre los aficionados» y qué mejor momento para alabarla que en el Festival de la Manzana, es gracias a la «calidad de la fruta local» que se ha conseguido que «el caldo maliayo» sea icono de la sidra asturiana y de su cultura. Ella dio fuerza al certamen que sustentó la candidatura a la Unesco y ahora, 65 años después, no sólo se cuenta con una «fiesta tradicional, bien arraigada y legitimada a nivel comunitario», sino que también se tienen las bases para conseguir ser Fiesta de Interés Turístico Nacional.
Un objetivo que el alcalde Alejandro Vega expuso al público y que este aplaudió con fuerza. Por su parte, la vicepresidenta del Principado, Gimena Llamedo, alabó un festival que no sólo encarna la tradición de la villa y el concejo, sino también el futuro. Es un legado, subrayó, «que se seguirá ayudando», pues «cada manzana y cada botella de sidra proyecta nuestro patrimonio».