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El turismo rural asturiano perdió mil doscientos clientes en un año. Y más de mil estancias. El de 2025 ha sido el peor inicio ... de año desde la pandemia. En 2019, el último año antes de que la covid lo parara todo, hoteles, apartamentos y casas de aldea alojaron en enero a 6.543 personas y vendieron 13.868 estancias. En el último enero, solo se alojaron en esta fórmula de alojamiento nacida en Asturias 5.022 personas. Y con ellas, los empresarios sumaron 11.937 pernoctaciones o, lo que es lo mismo, restaron 1.981 estancias respecto a 2019.
¿Y la competencia? Los resultados obtenidos por el resto de las comunidades que, junto a Asturias, conforman la marca turística la España Verde (Galicia, Cantabria y País Vasco) suele servir de barómetro para conocer el alcance real de los números. Es decir, si además de perder clientes, se pierden más que las regiones competidoras. Y los números dicen que Asturias ha sido la comunidad, de las cuatro, con más clientes de turismo rural (4.572 tuvo Cantabria; 3.321, Galicia; y 4.474, País Vasco) y, también, con más pernoctaciones. Frente a las 11.937 registradas en el Principado, los empresarios rurales cántabros comercializaron 10.142; los gallegos, 5.570, y los vascos 11.165. Hasta ahí el vaso medio lleno.
Porque la radiografía no estaría completa si no se atendiera, también, al número de plazas disponibles en cada región y el grado de ocupación alcanzado. Y ahí llega el vaso medio vacío. O con muy pocas gotas. Asturias es, con mucho, la región que más plazas puso a disposición de los turistas en enero: 7.498. En Cantabria solo estuvieron disponibles 4.478; en Galicia, 2.875; y en el País Vasco, 3.327. Solo hay que comparar clientes y plazas disponibles para ver que la tasa de ocupación asturiana ha sido la más baja de la cornisa cantábrica. Y la más baja del país, pues según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), en España la oferta rural alcanzó una ocupación media en fin de semana (la más alta de todas las analizadas) del 18,55%. En la España Verde, el País Vasco logró ocupar el 18,38% de sus plazas; Cantabria, el 16,17%, y Galicia el 13,19%. Asturias se quedó en un 7,5% de ocupación.
Tampoco estaría completo el análisis si no se observara lo ocurrido en el mismo mes, enero, en el resto de la oferta de alojamientos. Si bien los hoteles tuvieron un frío inicio del año, con caídas del 4% y el 7%, respectivamente, de clientes y reservas, los apartamentos turísticos asturianos tuvieron su mejor inicio de año desde la pandemia, con 2.644 clientes y 6.813 pernoctaciones. Se trata de apartamentos profesionales, que no tienen relación con las Viviendas de Uso Turístico (VUTs), los pisos o casas privadas que son alquiladas por sus propietarios para estancias turísticas.
«Haciendo lo mismo no vamos a obtener resultados diferentes». Ana Soberon, vicepresidenta del Clúster Rural, una entidad sin ánimo de lucro que este año cumple su décimo aniversario y que fue pionera en unir la oferta de alojamientos con la de experiencias. De esa fusión nació Sidraturismo, un programa que ofrece al visitante no solo alojamiento, sino también restauración y poder participar en todo el proceso de elaboración de la sidra. Para Soberón, los datos de enero son una prueba de que lo ocurrido en la crisis surgida tras la pandemia, tal y como adelantó este periódico, aún no ha sido solucionada.
En su opinión, pese al grupo de trabajo creado el año pasado por el Principado, que realizó un análisis de la situación, «lo único que se ha hecho es promocionar bonos de estancias, que no son la solución». Aquel informe, adelantado por EL COMERCIO, dejó claro que el sector rural asturiano está lastrado por el boom de las VUTs, un 193% más, así como por su alta estacionalidad y la baja presencia del público joven. El informe apuntaba, además, otras razones, como el hecho de que son negocios con un solo empleado y poco profesionalizados.
Mientras los empresarios rurales esperan que el Principado regule lo que consideran «competencia desleal» de viviendas turísticas y viviendas vacacionales, la realidad del turismo en Asturias tiene un claro perfil urbano. La apertura de la variante de Pajares y la llegada de la alta velocidad, así como la multiplicación de las conexiones aéreas desde el aeropuerto asturiano, han favorecido el lleno en los alojamientos de las ciudades.
Una prueba lo ocurrido en este puente, el de carnaval, en el que la región llegó al 99% en ocupación hotelera urbana, especialmente en Gijón, mientras que las casas rurales se quedaron con un 50% de ocupación. Frente a esas cifras, las logradas por las viviendas privadas. «históricamente, carnaval no tenía una ocupación mayor, pero este fin de semana sí ha sido superior», aseguró Iván Rodríguez, presidente de Casocia, la entidad que aglutina a casas y viviendas de alquiler. «La media de febrero de ocupación fue del 33%, pero en el fin de semana de carnaval hemos llegado al 55%. De media», aseguró.
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