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Uno de los mazcaritos más populares del cortexu es el gochu, que fue subastado entre el público en El Parche como colofón de la fiesta.

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Uno de los mazcaritos más populares del cortexu es el gochu, que fue subastado entre el público en El Parche como colofón de la fiesta. J. C. Román

Carnaval en Asturias

Los mazcaritos revolucionan el Antroxu en Avilés

Las asociaciones, Xaréu de Ochobre, L'Asoleyada y Sabia Nueva recrearon personajes del carnaval avilesino tradicional por las calles del centro

Lunes, 3 de marzo 2025, 09:04

El lema del Antroxu de Avilés de este año es 'Viajes en el tiempo y el espacio', una temática que ofrece múltiples posibilidades para disfrazarse de las formas más originales. Extraterrestres, astronautas, robots o caballeros templarios campan a sus anchas estos días por las calles de la villa, pero antaño el Antroxu avilesino era muy diferente y solo quienes hayan nacido en las primeras décadas del siglo pasado podrán recordar, con suerte, los tradicionales cortexos de mazcaritos y los curiosos personajes grotescos y socarrones que recorrían las calles de Avilés molestando, con humor, a los vecinos de la villa a cambio de un humilde aguinaldo.

Por suerte, aquellas tradiciones fueron recuperadas del olvido hace unos pocos años gracias al colectivo de asociaciones que forman el Antroxu Tradicional d'Abillés y ayer volvieron a desfilar por el centro para disfrute de los paseantes.

Las tres asociaciones que impulsan este cortexu tradicional salieron de puntos distintos de la ciudad y se encontraron a mediodía en la plaza de España, donde los mazcaritos se encargaron de amenizar y animar la hora del vermú llevando el desorden y la algarabía como solo ellos son capaces de hacer.

Los tres cortexos de mazcaritos partieron de varios enclaves del centro histórico. La Comparsa Xaréu D'Ochobre lo hizo por la calle Rivero y aledaños, cantando, bailando y bromeando con los vecinos, aunque también repartieron algún que otro escobazo, que después trataban de compensar invitando a la gente a un 'culín' de sidra que entraba bien para combatir el frío.

La comparsa Sabia Nueva partió a su vez del barrio de Sabugo con el Cortexu L'Atabal, el mazcaritu principal de la murga del tabal que a finales del siglo XIX y principios del XX rondaba por Avilés y destacaba por su altura y una descomunal joroba que ayer las generaciones más jóvenes descubrieron con asombro.

La última comparsa que participó en la fiesta fue L'Asoleyada con el cortexu la Vieya, que empezó su recorrido desde el Carbayedo y terminó en El Parche, donde los sidros, guirrios, el médicu, la vieya, militares y sacerdotes, gaiteros, demonios, aldeanos retorcidos y malencarados asistieron al solemne funeral de Maruxina, que más tarde representó ante todo el mundo una resurrección melodramática, para sorpresa de nadie.

Al rededor de los mazcaritos se congregó ayer un público muy numeroso y participativo, lo que demuestra que el antroxu tradicional cada día está más vivo y consolidado en Avilés.

Una de las novedades de este año fue ver el 'xigantín' de la Vieya, una suerte de escultura de cartón piedra elaborada por Favila y Carmen Peláez, que viajó con el cortexu encima de un carro rinchón disfrutando de un paseo por las calles de Avilés.

Al cortexu le siguió la comparsa de Sabia Nueva, con su Copla de L'Atabal. Salvada del olvido gracias al trabajo inestimable de Eduardo González Herpers (Yuppo), que recuerda una original copla carnavalesca del Doctor José Villalaín y que ayer volvió a entonarse con esmero en El Parche.

La fiesta del domingo se cerró con otro de los actos más tradicionales recuperada hace pocos años como es la tradicional costumbre de la puya'l gochu. A principios del siglo XX, eran habituales las puyas y rifas de cerdos, destacando especialmente la conocidísima 'Rifa'l gochu' del carnaval avilesino, con fines benéficos y solidarios, que se dedicaba a dotar de recursos al Hospital de la Caridad de nuestra villa.

Ayer la puja no fue tan solemne como entonces, pero el público sí pudo hacer sus apuestas por un gorrino de buen tamaño, que por cierto ganó LA VOZ DE AVILÉS por unas simbólicas 6.000 pesetas.

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