Guardia Civil de Prada y 'El exorcista' en directo

Un pitufo rockero ataviado con una cazadora y gafas de sol. La legión imperial en formato feliz. Los coloridos y elaborados trajes de la charanga Tracaná. Los niños de la Escuelona caracterizados de Lego. Incluso un popurrí de disfraces. Las calles de Gijón se llenaron ayer de alegría y ganas de fiesta a pesar de la lluvia. Un gallinero revelándose y 'montando en pollo'. O unos indios que llevaban escondido en su carroza un grifo de cerveza. Los antroxeros querían quitarse la espinita del año pasado, y eso se notaba en el ambiente. Muestra de ello fue que hasta la Guardia Civil se vistió de Prada.

'Aquí están, están son las casetas de Gijón' rezaba el letrero de otro de los grupos. Representantes de México, Colombia o Ecuador tampoco faltaron a la cita. Personajes de fantasía como unos duendes o unos muñecos de nieve. El colorido iba desfilando por delante del público que se congregaba a lo largo de todo el recorrido, en total los dos kilómetros que separan El Bibio de El Humedal. «Mira mamá, Pedro Picapiedra y los pitufos», decía una niña ilusionada a sus padres. Los últimos 'hits' del verano formaban la banda sonora perfecta juntos con los ritmos creados por la percusión de las charangas. Los erizos charangueros, los 'pájaros' políticos o los fraggle rock que durante el fin de semana arrancaron los aplausos del Jovellanos se llevaban ahora la admiración de la calle. Cada carroza que pasaba era más espectacular que la anterior. 'De tacones en calesa' se ganó la admiración del público al mostrar un gran caballo tirando de un carruaje. Otra que triunfó fue una que representaba un gran tacón sobre el que baila una drag queen.

Pero entre tanta alegría también hubo espacio para la crítica y la reivindicación. A los trabajadores del Hotel León se les unió la peña Tapaday, que presentó un cementerio. En la carroza podía leerse: 'Entre todos la mataron y ella sola se murió'. Una referencia a la crisis que azota a la Unión Europea. A los pies de un gran ataúd podían leerse los nombres de los países europeos en lápidas.

Algunos de los personajes públicos que llenan horas y horas de televisión también hicieron su aparición en este desfile. La Pantoja se presentó vestida de presa junto a Julián Muñoz, Maite Zaldívar -cargada de millones- y su hijo Kiko Rivera. A través de los altavoces podía oírse: «Que la detengan, que es una mentirosa...». Lo que tampoco faltaron fueron maletines con dinero. Al que no se le pudo ver fue al pequeño Nicolás, que desde el viernes está haciéndole compañía a Pelayo.

'Charlie y la fabrica de chocolate', una representación de la película de 'Bailando bajo la lluvia', pero que en versión asturiana pasa a ser 'Bailando bajo el orbayu'.

La representación de una clínica dental cerraba un recorrido marcado por la música y las ganas de fiesta, aunque en un primer momento el cielo pareciese no acompañar. Eran casi las nueve y cuarto cuando su carroza llegaba al Humedal. Por detrás quedaban dos largos kilómetros, miles de pasos de baile y la sensación de que el trabajo de todo el año había dado sus frutos.

Hoy el entierro de la sardina pondrá el punto y final al Antroxu. Después habrá que esperar hasta el año que viene para volver a disfrutar del espectáculo.