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La carretera de San Isidro, trece kilómetros de riesgo

La carretera de San Isidro, trece kilómetros de riesgo

Vallas de contención rotas, viseras antialudes que cumplen a medias su función y un asfalto deteriorado, entre los problemas de la AS-253. Los usuarios alertan del mal estado de la calzada y de las «conductas temerarias»

ALEJANDRO FUENTE

FUENTES DE INVIERNO.

Jueves, 23 de enero 2020, 02:17

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A las 11.20 horas del pasado domingo, Misael García, un ovetense de 43 años, perdió la vida sobre la calzada del puerto de San Isidro. Se dirigía, junto con su familia, a disfrutar de las pistas de esquí de Fuentes de Invierno. En el entronque de acceso a la estación, cuando el ingeniero de Duro Felguera se detuvo para poner las cadenas a su coche -como otros conductores que se vieron sorprendidos por una nevada repentina y copiosa-, una furgoneta lo arrolló.

Al volante se encontraba un leonés -N. Y. G. de 27 años- que dio positivo en cannabis en el test de drogas y fue arrestado por la Guardia Civil. Admitió ante los agentes, ya en el cuartel de Pola de Lena, que había fumado un porro el día anterior, trece horas antes del siniestro, tal y como destacaba su letrada, María Esperanza Viesca, quien añadía que en el momento del siniestro no se encontraba bajo los efectos del narcótico. Su vehículo circulaba sin cadenas.

Misael García es la última víctima mortal de una carretera, la AS-253, que registra en su haber más fallecidos, accidentes y zonas de riesgo. Son trece kilómetros de una calzada en mal estado que recorren cientos de vehículos cada día, sobre todo en festivos y fines de semana, para desplazarse hasta las estaciones de esquí de Fuentes de Invierno y la de San Isidro en León.

Hace un año, un alud obligó a cerrar la carretera: la máquina con la cuña se estropeó y se tardó algunos días en lograr la reapertura. Los desprendimientos también causaron numerosos daños en las redes metálicas de protección, que todavía no se han arreglado. «Se puede ver que está todo destrozado», comentaba ayer en la zona Roberto Hernández, de Gijón, en referencia al mal estado de las protecciones metálicas. Asimismo, en varias ocasiones han quedado vehículos atrapados en los espacios que hay en las viseras: la nieve se acumula sobre ellas y busca salida por estos huecos. En 2005 tres turismos fueron sepultados por la nieve en el tramo de Riofrío, donde se pide protección con estructuras de hormigón. No fueron los únicos. Ante esta situación, se lleva tiempo reclamando que se cierren para evitar este riesgo. De hecho, el pasado mes de noviembre la directora general de Infraestructuras, Esther Díaz, se comprometió ante el alcalde de Aller a realizar un estudio para determinar si es preciso ampliar las viseras antialudes en Riofrío, así como a realizar una reparación y refuerzo de las mallas de protección.

Un estudio reciente de la Universidad de Oviedo advierte de que se ha identificado en esta calzada 63 zonas de avalanchas de nieve, de las cuales 24 afectan al trazado de la carretera, presentando el 14% de su longitud una alta vulnerabilidad. Se han detectado 10 tramos de la vía con un elevado grado de riesgo de aludes, al carecer de cualquier medida de protección, por lo que los autores juzgan necesaria la inmediata ejecución de acciones preventivas.

Además de los peligros asociados a la nieve, también hay riesgo de desprendimiento de piedras. De hecho, en diciembre de 2017 fallecía en esta vía José Luis Fernández Simón, vecino de Gijón, después de que una roca, poco mayor que un balón de baloncesto, cayese e impactase contra el coche que conducía.

Conductas imprudentes

La asociación Aller Experiencias aglutina al sector turístico del municipio y ha encabezado numerosas reclamaciones de mayor seguridad y mejoras en las medidas de protección de la carretera. Su presidente, Armando Valdés, es también director de la Escuela de Esquí de Fuentes y, por tanto, conoce bien una vía en la que a las evidentes deficiencias de seguridad se une otra problemática: «En esta calzada vemos todos los días conductas temerarias de algunos conductores, que circulan a más velocidad de la adecuada; así como actitudes inconscientes de personas que no saben circular con el asfalto cubierto». Asegura que el día del suceso -el domingo- la carretera se encontraba limpia, fue una precipitación que pilló a los conductores por sorpresa». Había señal de la necesidad de circular con cadenas cuando comienza el puerto, «pero la gente apura hasta que encuentra la nieve». No obstante, apuntó, «Misael paró el coche en una zona relativamente segura».

«El problema no es la carretera, lo somos las personas», comentaba ayer Pablo, un joven gallego. «Sí, es cierto que la calzada no se encuentra en buen estado, pero si hay mucha nieve, lo mejor es dar la vuelta por seguridad». Señalaba, no obstante, que hay puntos de la ruta «que imponen mucho respeto». «Hay que ser muy conscientes de que es un puerto de montaña y hay que ir despacio», añadía por su parte Marta López. De Castropol, Bruno García y Marta Fernández habían llegado a la estación por el puerto. «Siempre nos hemos encontrado con la carretera limpia; pero hay que señalar que con nieve sí que tiene riesgo». En Felechosa, ayer estaba en situación de alerta la máquina quitanieves, a la que esta temporada, además, se suma una fresadora.

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