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Bere Álvarez vive en la residencia que Mensajeros de la Paz tiene en Tapia de Casariego. La que se llama Villamil-Serantes y está especializada en personas mayores. Rebeca Fernández vive en Arancedo, pero cada día va al Centro de Apoyo a la Integración (CAI) que la asociación Fraternidad, especializada en personas con diversidad funcional, tiene en Villamil. Y se han hecho amigas. Lo mismo le pasa a Longina Rodríguez. Vive en el geriátrico de Villamil, pero ya hace pandilla con Iván Corral, René Castro y Anthony Colarte, usuarios también del CAI de Fraternidad.
Cumpliendo la máxima de que el roce hace el cariño, las vecinas y veteranas entidades han decidido formalizar en un convenio lo que ya era una realidad. Los usuarios del CAI de Fraternidad, y de su propia residencia, se relacionan de forma habitual con los residentes del geriátrico tapiego. Juntos han cultivado ya el huerto que tiene Fraternidad, o han ido a las ferias de la zona o, simplemente, salen a pasear y tomar un café. Todo un ejemplo de diversidad en los cuidados.
En un acto oficial que encabezaron la gerente de Fraternidad, Carmen G. Collado, así como la directora de la residencia de mayores Villamil-Serantes, Verónica Pérez, y la coordinadora de las residencias que Mensajeros de la Paz tiene en Asturias y Cantabria, Concepción Luiña, las tres firmaron un convenio por el cual ambas entidades se comprometen «al desarrollo de actividades conjuntas entre las personas mayores y las personas con discapacidad intelectual o del desarrollo».
El objetivo, explica el texto legal, es «mejorar la calidad de vida de las personas con discapacidad intelectual o del desarrollo y de las personas mayores de la Asociación Fraternidad y de la Residencia Villamil respectivamente», además de «visibilizar a las personas con discapacidad intelectual o del desarrollo y a las personas mayores con el apoyo de las entidades que las apoyan, defienden y representan, como la Asociación Fraternidad y la Residencia Villamil».
Pero no solo se buscan, y se logran, beneficios en la salud física y mental de los usuarios de ambas entidades. El convenio deja claro otro de los objetivos que se quiere alcanzar con este compromiso es «sensibilizar acerca de las capacidades» de mayores y personas con discapacidad, a la vez que «erradicar mitos y prejuicios acerca de ambos colectivos que afectan a su inclusión social y sus derechos».
Porque, ¿dónde está escrito que una persona con discapacidad intelectual no pueda salir a pasear con una persona mayor usuaria de silla de ruedas? ¿O dónde que las personas mayores no pueden enseñar a otras más jóvenes como plantar tomates o cuánto hay que regar una planta? En ningún sitio.
Lo que sí está escrito, desde el 10 de junio de 2025, es que los mayores de Villamil-Serantes y las personas con discapacidad de Fraternidad ofrecen toda una diversidad de cuidados.
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