Coronavirus en Asturias | Oviedo, Gijón, Avilés y las cuencas aún superan la tasa de contagios que permitiría abrir la hostelería
Otea advierte de que mantener el cierre sería «catastrófico» y de que obligaría al Principado a dar «nuevas ayudas antes del 31 de diciembre»
MARCO MENÉNDEZ / YAGO GONZÁLEZ / LUCÍA R. LORENZO
OVIEDO.
Martes, 8 de diciembre 2020, 02:17
Quedan 24 horas para saber si el Gobierno del Principado reabrirá, siquiera en parte, algunos de los sectores que llevan más de un mes cerrados: hostelería, turismo, actividades culturales, gimnasios y grandes superficies comerciales. Las autoridades regionales se reunirán mañana con representantes de algunos de estos gremios y, tal como indicó el sábado el consejero de Salud, Pablo Fernández, hay un dato crucial para tomar una decisión en un sentido u otro: la tasa de incidencia acumulada por 100.000 habitantes en siete días. Si esa cifra baja al menos a 125, el Gobierno asturiano podría autorizar la reapertura. Si no, el cierre continuará. De momento, el panorama no invita al optimismo: ayer la tasa media en Asturias estaba en 131,8. Y ni Oviedo ni Gijón ni Avilés ni las cuencas del Nalón y el Caudal cumplían tampoco con el umbral.
En concreto, la capital de la región muestra una tasa de 136,6; Gijón, de 131,4, y Avilés, más elevada, de 174. Los principales municipios de las cuencas tampoco cumplen: Langreo (241), Laviana (208), San Martín del Rey Aurelio (136,9), Mieres (155,4), Morcín (231,1) y, encabezando la lista de toda la región, Lena (486,7).
También sobrepasan el límite concejos de la costa como Soto del Barco (310,4), Gozón (251,6) Castrillón (178,8) y Cudillero (180,5), así como del interior, como Belmonte de Miranda (201,5), Piloña (200,8), Siero (195,5), Noreña (193,1) o Cangas de Onís (162,3). Y algunos están rondando el límite, como Colunga (122,8), Corvera (122,2) y Llanera (116,8).
Malos pronósticos
Si hoy y mañana se mantiene la tendencia de contagios de los últimos días, los hosteleros y demás profesionales afectados por el cerrojazo probablemente tendrán que seguir con la persiana bajada. Pedro Arcos, profesor de Epidemiología de la Universidad de Oviedo, ha realizado para EL COMERCIO una estimación matemática de la evolución de la curva, a partir de los datos de positivos y de incidencia acumulada de la última semana. Según sus cálculos, mañana la incidencia acumulada de siete días podría estar entre los 160 y 164 casos, registrando alrededor de 200 contagios en la jornada. Es decir, cifras todavía muy lejanas al umbral fijado por el Gobierno.
Asturias está todavía en el nivel 4 de riesgo epidemiológico, calificado de «extremo». Esa valoración depende de cinco factores fijados por el Gobierno central: incidencia acumulada en dos semanas, incidencia acumulada de siete días, porcentaje de positivos en pruebas PCR, porcentaje de pacientes con covid en los hospitales y porcentajes de pacientes en UCI. El Principado de Asturias se ha fijado solo en el segundo de ellos como baremo para una posible reactivación de la hostelería y otras actividades. En cualquier caso, el consejero Pablo Fernández ha dicho en sede parlamentaria que «ciertas medidas de apertura» no podrán tener lugar hasta que la región no baje al nivel 3, considerado riesgo «alto».
En pie de guerra
Mientras en un frente está la batalla contra la estadística, en el otro arrecia la presión de los sectores que urgen a la vuelta al trabajo tras más de un mes con el candado puesto. Los hosteleros asturianos están expectantes ante la decisión que pueda tomar mañana el Gobierno y confían en que los contagios desciendan. Lo que tiene claro el presidente de la patronal Otea, José Luis Álvarez Almeida, es que, en caso de que los locales se mantengan cerrados, «sería catastrófico para el sector», por lo que «habría que buscar otro paquete de ayudas antes del 31 de diciembre».
En cualquier caso, si se diera el caso de la negativa del Principado, la primera medida de Almeida sería «convocar al comité ejecutivo de Otea» para ver «qué decisiones» se toman.
Estos empresarios no comprenden que sean los únicos que se mantienen cerrados cuando en otras comunidades autónomas, como Madrid o Cataluña, se ha optado por permitir la apertura de la hostelería. «Cada comunidad actúa según sus expectativas. Lo que parece claro es que cerrar la hostelería no dio los frutos deseados», remarcó Almeida.