La pérdida de un referente

Son las siete de la mañana del miércoles y los medios de comunicación llegan con una noticia bomba: la Fiscalía Anticorrupción investiga a quien ha sido el líder indiscutible de la lucha minera en el último medio siglo por haber ocultado a Hacienda la nada desdeñable cifra de 1,4 millones de euros. Vicente Gutiérrez Solís, presidente de la Federación de Vecinos de Langreo, otro histórico luchador, se levanta con la noticia en la radio y corre al quiosco para conocer más a fondo esta noticia que ha alcanzado como un meteorito las cuencas mineras asturianas.

«Es para caer para atrás», dice Gutiérrez. Él comparte la sensación general que se palpa en la calle, a medio camino entre la sorpresa, la indignación y el bochorno. «Es lamentable ver cómo un dirigente del movimiento obrero está pringado», lamenta.

Y es que José Ángel Fernández Villa no es un sindicalista cualquiera. Es parte de la historia de Asturias y todo un referente para muchos cuadros sindicales y trabajadores, sobre todo de la minería y de las Cuencas. O lo era. Hoy es un ídolo caído para miles de personas, que no acaban de creerse lo que leen y oyen.

En las calles casi no se habla de otra cosa, la investigación a Villa es tema obligado en los bares y los parques. Y aún se nota el respeto que todavía impone su nombre porque algunos no quieren opinar en público. Es un tema casi escabroso y que, desde luego, duele. «Estamos abrumados», dice el secretario general de UGT en el Nalón, Dimas del Mazo, quien no da «crédito pero sí veracidad» a las informaciones sobre ese posible origen ilícito del dinero de Villa. A falta de conocer de dónde procede exactamente esa cantidad, el sindicato condena «que se acogiera a una amnistía fiscal que rechazábamos de plano».

Es un borrón demasiado grande para el hombre que ha conducido a los mineros a mil y una huelgas, manifestaciones, marchas y encierros. Un golpe demasiado duro para la clase sindical que, como la política, está inmersa en los últimos tiempos en una grave crisis de credibilidad. «Es una situación lamentable que acaba afectando a los representantes de lo público y a los sindicatos», considera el secretario general de CC OO en el Nalón, José Manuel Zapico, quien espera que «no se empañe el buen hacer de miles de delegados que dan la cara sin esperar nada a cambio».

Él, como Gutiérrez Solís, creen que hay un denominador común en muchos de estos casos de presunta corrupción: mandatos demasiado largos y falta de órganos de control. «Hay que democratizar la toma de decisiones», indica este dirigente sindical.

«Esto duele», asegura su homólogo en el Caudal, Emilio Prieto, otro de los que recibió la información con sorpresa. «No lo apruebo por nada del mundo. Si es culpable, que lo pague», pide. Muchos esperan oír las explicaciones pertinentes del otrora líder del SOMA-Fitag-UGT, la cabeza más visible e influyente del movimiento sindical minero.

Consecuencias históricas

En los sindicatos el impacto ha sido brutal. Es algo personal, pero en el resto de la sociedad el golpe no ha sido mucho menor. Roberto García, presidente de los comerciantes de San Martín del Rey Aurelio, lo califica como «un palo», y va más allá señalando las consecuencias históricas del supuesto desfalco: «El movimiento obrero minero asturiano está reconocido internacionalmente y cerrar esa etapa de esta manera es brutal». En cierta manera, es un fin de ciclo, el declive de la figura de Fernández Villa coincide con el ocaso de la minería, que hace tiempo que da, agonizante, sus últimos coletazos.

«Hay una consternación muy grande porque era un hombre que marcó una época, fue un líder fuerte, un referente para mucha gente que ahora se siente decepcionada», expresa el presidente de la asociación de vecinos del valle minero de La Nueva, Francisco Torre, quien habla de «gran impacto» y de «mazazo». Así es como ha sentado la caída del líder en las comarcas mineras.

Sin querer, la mayoría de aquellos a los que se les pregunta por Fernández Villa se refieren a él en tiempo pretérito. Retirado desde hace algo más de un año, ahora ha quedado relegado al pasado, a un tiempo que muchos quisieran que fuera más lejano para que no afectase tanto.

«Es una vergüenza por lo que representa», señala Loli Olavarrieta desde la Unión de Comerciantes del Caudal. «Que los trabajadores que tienen que dejarse las narices por tener unos sueldos tengan que levantarse con la noticia de lo que se ha embolsado me parece tremendo», apostilla. En el Nalón, Marcelino Tamargo, dirigente de Acoivan, colectivo que agrupa a los parados, en cambio, prefiere no aventurarse a emitir juicios. «Se sabe poco, desconocemos si el dinero tiene una procedencia legal y aún hay que comprobar cómo ha sido», dice. No obstante, también se confiesa sorprendido de que alguien «carismático que representaba a la minería del carbón» ocultara una fortuna como esa.

Desconfianza

La investigación abierta de la Fiscalía Anticorrupción al exsecretario general del SOMA ha servido para aumentar la desconfianza de la sociedad civil hacia sus líderes. «Da igual de izquierdas que de derechas», comenta la presidenta de las Amas de Casa de Turón, Piedad Martínez. «Eso no se podía hacer eso, hay que ser consecuente», señala.

Fernando Burón, de la Asociación Cultural Santa Bárbara, también opina de una forma parecida, y no se atreve ya a «poner la mano en el fuego por nadie». Políticos y sindicalistas hace tiempo que están en el punto de mira, incluso los más ejemplares porque «en estos tiempos no todo es lo que parece», según opina Burón.

Las cuencas mineras tardarán aún un tiempo en digerir que uno de los modelos que tenían, el hombre al que seguir incondicionalmente, ocultaba secretos que acabaron saliendo a la luz para confesarse tan oscuros como el carbón que ellos sacaban de los pozos.