El 'Tigre' que dibujó 34 años el mapa de Asturias

Esta semana ha acaparado la atención por haber regularizado 1,4 millones de euros gracias a la amnistía fiscal del Gobierno del Partido Popular. Pero José Ángel Fernández Villa ha dejado su impronta marcada con asfalto en la geografía de la región mientras que su influencia política persistía, al menos hasta que se descubrieron esos fondos, en el Principado.

El Tigre de Tuilla cogió las riendas del sindicato minero en la temprana democracia, en 1978. Un año después se celebraba el XIX Congreso del SOMA-UGT y nacía la Fiesta Minera Astur-Leonesa de Rodiezmo.

En los años ochenta, en plena crisis minera, llegó a afirmar que antes de cerrar un pozo tendrían que pasar por encima de su cadáver. Hunosa tenía por aquel entonces más de 20.000 trabajadores, una cifra que se redujo a 2.000 en 2012, un año antes de que Villa dejase la secretaria general del sindicato. En 1984 se lograba el Estatuto del Minero, una reivindicación que generó enfrentamientos ya con el Gobierno de Adolfo Suárez.

Sin duda, uno de los momentos clave en su vida fue el encierro que comenzó el 23 de diciembre de 1991 en la cuarta planta del Pozo Barredo y que concluyó el 3 de enero de 1992.

Estuvo motivado por los planes de cierre de explotaciones en Hunosa por parte del Gobierno socialista de Felipe González. Provocó la solidaridad de miles de personas. Aquella protesta consolidó la unidad de acción sindical y facilitó la negociación, logrando contrapartidas para los mineros.

Con el Ejecutivo de José María Aznar, ante los planes de liquidar la minería, fue hacedor de los fondos mineros, a finales de los 90. Se quería dar estabilidad al sector y fomentar un desarrollo alternativo para las comarcas mineras y para toda la región.

Fruto de estos convenios han surgido iniciativas como el campus universitario de Mieres o infraestructuras viarias que vertebran ahora la región.