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O. Esteban / S. Pérez
Oviedo
Martes, 10 de junio 2025, 06:21
Sabían que, pasara lo que pasara, iba a ser complicado contentar a todo el mundo. Sabían que había un sector que apostaba por seguir ... con las movilizaciones. Ya habían recibido algún abucheo al salir de la última reunión. Pero había sido tímido comparado con lo de ayer. Gritos, acusaciones de «vendidos» e incluso lanzamiento de alguna cartulina esperaban a los portavoces sindicales a las puertas del edificio del Easmu cuando, tras siete horas de reunión, desgranaron lo acordado. Todo iba bastante bien hasta que llegó la parte del incremento salarial. Cuando Borja Llorente mencionó los 140 euros empezaron los gritos. «¡Manos arriba, esto es un atraco!». Trató Llorente de acabar con las explicaciones, pero ya era complicado.
Atendieron después los sindicatos a los medios de comunicación dentro de edificio. Pero, cuando salieron, continuaron los gritos, pitadas y abucheos. Y voló algún objeto más. Jorge Caro, de CSIF, el primer sindicato que abogó desde el principio por una huelga indefinida, trataba de dialogar con los manifestantes. «Pedisteis que llegarámos a un acuerdo desde la unidad sindical, y eso hemos hecho. Hay que tener eso en cuenta y que negociábamos con la Administración, que tiene sus líneas rojas y que nos ha dicho 'todo o nada'». «¡Pues entonces nada!», contestaban.
Jorge Caro había sido precisamente el menos optimista al valorar el acuerdo, y había considerado «lógico» el malestar de los docentes, o de un grupo de ellos. Fue el único que lo justificó. Borja Llorente muy explícito: «Este aparente malestar no es representativo del conjunto de la plantila, sino de un grupo que desde el inicio tiene como fin mismo la huelga y no la mejora de la educación pública, además de derrocar al Gobierno asturiano desde posiciones derechistas que nosotros no compartimos. Estamos para mejorar la escuela pública y en otro camino no nos van a encontrar».
Todos los sindicatos se mostraron de acuerdo en que había llegado el momento de desconvocar la huelga: «No vamos a mantener un castigo a la plantilla como una huelga indefinida cuando ya hemos logrado los principales objetivos de la misa: superar la evaluación docente, una mejora salarial, dar marcha atrás en la eliminación de la jornada reducida. Hemos conseguido un pleno al 15», llegó a asegurar Llorente, aunque todos los portavoces admitieron también que les hubiera gustado poder ir más allá en algunas cuestiones, como el incremento salarial.
Gumersindo Rodríguez, de ANPE, defendió la «responsabilidad» de las organizaciones y el acuerdo, por incluir «una batería de medidas que mejoran la escuela pública como nunca se ha vivido en esta comunidad autónoma» y que cree que «serán juzgadas en su justa medida cuando sean aplicadas». El conjunto, defendió, es «satisfactorio», aunque en una negociación «es evidente que no se consigue todo». Lo mismo que aseguró Cristóbal Puente, de UGT, que también está seguro de que será mejor «cuando repose un poco» de las medidas. Puente incidió sobre dos cuestiones. Por un lado, la unión sindical. Y, por el otro, que «se ha puesto de manifiesto que la cuestión salarial no era la fundamental: hemos preferido una importante inversión que mejorar la condiciones en las que se presta la enseñanza pública».
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