Borrar
Isabel Fuente y Luis Llaneza tuvieron un funeral conjunto por expreso deseo de la familia, que rechaza la acusación de maltrato. J. M. PARDO

Enfermedad, desesperación y muerte

Políticos y expertos alertan de la falta de atención a la población mayor asturiana | Piden un estudio de las parejas de más de 65 años y revitalizar la Ley de la Dependencia tras el último caso de violencia de género en la región

CHELO TUYA

GIJÓN.

Domingo, 15 de julio 2018, 05:55

Comenta

Isabel Fuente tenía 84 años y alzhéimer. Su marido, Luis Llaneza, tenía 88 años y estaba sano. Él la degolló el pasado 6 de julio. Después, se suicidó saltando al vacío. Todo en su casa de La Felguera. La Delegación del Gobierno y el Principado han calificado el crimen como un asesinato machista. De hecho, Isabel Fuente figura ya en el listado oficial de víctimas de violencia de género en España, que suma 21 casos, dos de ellos en Asturias. El de la felguerina y el de la gijonesa Paz Fernández Borrego.

La decisión ha despertado una gran polémica, aunque cuenta con el respaldo de todas las entidades feministas, así como de expertos juristas y del sistema judicial, pues será un juzgado especializado en Violencia sobre la Mujer quien instruya la causa.

La familia de la asesinada y del asesino no están de acuerdo. Insisten en que nunca hubo maltrato, sino que todo fue fruto de la desesperación. Que él no pudo soportar el daño que el Alzhéimer le estaba haciendo a ella. Una posición que comparten las entidades especializadas en demencia. La Asociación de Familiares de Enfermos de Alzhéimer (Adafa) fue la primera en levantar la voz. Hablan de crimen «por desesperación» y piden un censo de enfermos, reactivar la Ley de la Dependencia y un plan de atención a las personas mayores en Asturias.

Una posición en la que coinciden quienes rechazan el calificativo de machista al crimen de La Felguera con quienes no lo ven de otra manera. Juristas, expertos y portavoces políticos han confirmado a EL COMERCIO la necesidad de «un plan de atención a la población mayor asturiana», un plan que incluya un censo real de la situación y protocolos para evitar el maltrato y favorecer la atención profesional.

Estudio a mayores de 65

«Cualquier trabajador o trabajadora social podría contar innumerables casos concretos relativos a parejas mayores en estas situaciones. Es muy común que los hijos e hijas tengan dificultades para aceptar que su madre o padre no tiene las mismas capacidades que antaño. Por ejemplo, nos encontramos casos en los que el esposo y sus hijos o hijas se enojan y no comprenden cómo su mujer y madre deja la vitro encendida y se le quema la comida. Eso a pesar de haber sido diagnosticada de Alzhéimer».

Beatriz Murillo preside el Colegio Oficial de Trabajo Social de Asturias (COTSA). Son los profesionales con más experiencia sobre este asunto, ya que su función va desde valorar la situación de dependencia para catalogar si tiene derecho a una ayuda, hasta atender cada petición que pasa por los centros municipales o de salud. Por ese motivo, cree Murillo que urge «hacer un estudio para visibilizar el problema y poder prevenirlo», un análisis para el que propone un nombre: «Un protocolo de coordinación sociosanitaria para parejas mayores de 65 años que residen solas y que uno de sus miembros presente una enfermedad degenerativa».

En su opinión, «el patriarcado ha hecho que una mujer asuma como propio el cuidado de la familia, pero el hombre, cuando tiene que asumir esa situación suele tener una reacción autolítica y violenta hacia su mujer».

Un final en el que, precisamente, la protagonista, la enferma, «no tuvo la oportunidad de escoger». Blanca Aranda, presidenta de la Federación Asturiana de Mujeres Progresistas prefiere ser prudente, «porque hay una investigación abierta», pero recuerda que «las mujeres mayores son las más vulnerables en violencia de género. Dada la educación patriarcal, muchas lo ven 'normal' y no piensan, ni por un momento, denunciar lo que les pasa».

Porque «los hombres, cuando tienen que cuidar de forma permanente, salen de su zona de confort y se desestabilizan emocionalmente», coincide Eva Irazu, portavoz de la Plataforma Feminista d'Asturies. Defiende la etiqueta de 'violencia de género' al crimen de La Felguera, «porque encaja con la definición».

«Por qué la mató»

Una definición que desgrana uno de los máximos especialistas, el catedrático de Derecho Penal asturiano Javier Fernández Teruelo. «Es violencia de género», sentencia y lo hace con varias preguntas «¿Por qué la mató? ¿Para que no sufriera? Parece que la mató para no sufrir él, ya sea viéndola así o porque no podía concebir su vida como hasta entonces». Y entonces llegan las similitudes con feminicidas al uso: «Aquí la mujer no se va sola o con otro, se va con la enfermedad».

Todos coinciden en que es, precisamente, la enfermedad el elemento determinante en este y en otros casos similares, por lo que se suman a la petición de un análisis profundo de la situación de los mayores en Asturias. Un colectivo mayoritario en la región más envejecida del país. «No todo el mundo vale para cuidar. Lo importante es que el trabajo lo haga alguien cualificado», plantea Jessica Castaño. La presidenta de la Asociación de Mujeres Separadas y Divorciadas de Asturias tiene claro que «por mucho que quieran al enfermo, la situación puede desbordarles si no tienen las habilidades necesarias. Incluso llegar al asesinato».

Una acción que, para Fernández Teruelo, «no tiene sentido calificar de crimen por compasión. Quizá lo de 'desesperación' se acerca más a la realidad, porque lo de compasión, parece más hacia sí mismo por parte del autor. Ella no pidió morir».

Como tampoco lo pidió el «13% de víctimas mortales por violencia de género mayores de 65 años» que contabilizó España el año pasado. «Aún no hay herramientas ni concienciación en los servicios públicos para la detección del maltrato en mujeres mayores que, por lo general, se produce en contextos de fragilidad y dependencia de la mujer necesitada de cuidado o cuando no tiene un alto grado de autonomía», apunta la diputada de IU en la Junta General Marta Pulgar.

Unanimidad en la Junta

Por eso, pide ella, además de un estudio del colectivo de mayores, «dar atención al cuidador, que sufre una gran sobrecarga». Opinión en la que también coinciden los portavoces de PP, Podemos y Ciudadanos en el Parlamento asturiano.

El primero, Matías Rodríguez Feito, recuerda que «nosotros hemos pedido un protocolo para evitar el maltrato en personas mayores. Logramos el apoyo unánime de la Junta en 2012, pero el Principado no ha hecho nada».

Tampoco ve respuestas oficiales Diana Sánchez. «La Administración no está dando respuesta a la población mayor», lamentó la diputada de Ciudadanos. Cree ella que el Principado «ante casos de personas mayores, octogenarias como eran estas, con enfermedades degenerativas debería paliar las necesidades que tienen, porque enviarla a ella a una residencia y dejarle a él en casa sería separarles. Hay que pensar en atención personalizada».

Sin embargo, lo que hay, reprocha Rodríguez Feito, «ante un problema descomunal es una consejera que lo sigue negando irresponsablemente», por lo que se suma a las peticiones de «una investigación rigurosa de lo que está sucediendo»

Una frase casi clónica a la utilizada por Rosa Espiño. La diputada de Podemos considera «necesario realizar un profundo análisis desde una perspectiva de género que preste especial atención a la gestión de los cuidados en el entorno familiar, comprobando si se están teniendo en cuenta las necesidades específicas de las mujeres en situación de dependencia y de las o los cuidadores, tanto profesionales como no profesionales y por supuesto que las acciones de apoyo que establece la Ley de Dependencia, sean una realidad». Por el momento, en Asturias, la ley acumula una lista de espera de 3.681 personas. Tienen derecho a una ayuda que no reciben.

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

elcomercio Enfermedad, desesperación y muerte

Enfermedad, desesperación y muerte