«La situación del cuidador de un enfermo de alzhéimer es angustiosa», dicen las familias

«Nos acordamos de Santa Bárbara cuando truena». Concha Mena, presidenta de la Asociación de Familiares de Enfermos de Alzhéimer (Adafa), es una de las pocas voces que se ha alzado contra el calificativo de 'violencia de género' con el que se ha etiquetado el crimen de La Felguera. En el que Luis Llaneza, constructor de 88 años, degolló el pasado 6 de julio a su esposa, Isabel Fuente, de 84, enferma de alzhéimer, para luego suicidarse.

«Cuando se cuida a un enfermo de alzhéimer, la situación ya es desesperante y angustiosa. Solo los que viven en ese domicilio saben lo que está ocurriendo y lo que se está sufriendo», asegura Mena. Recuerda ella que desde su entidad, «llevamos muchos años reivindicando un censo oficial que incluya a todos los enfermos de la región y recoja las situaciones reales en las que conviven ellos y sus familias cuidadoras».

Un censo imprescindible, considera la presidenta de Adafa, «porque cada enfermo y cada familia son diferentes y lo que vale para unos no es suficiente para otros», y así se podría ofrecer a las familias «el recurso que necesite. La administración debe tener conocimiento de las características de las unidades familiares donde hay un enfermo de alzhéimer para ofrecer la ayuda precisa».

Así, recuerda Concha Mena que «los tiempos han cambiado. Las familias trabajan y resulta difícil asumir los cuidados», algo que ellos ven cada día. Pone el acento en lo que ocurre «en las zonas rurales, que son las más perjudicadas. Nos encontramos con una población muy envejecida que, en muchos casos, ni siquiera tienen un diagnóstico, por lo que no podemos saber en qué situación viven».

Respecto a las ayudas existentes, desde Adafa se deja claro que «ni las residencias son recursos que todas las familias quieren ni los centros de día», precisa. De su experiencia apunta que «la mayoría quiere seguir viviendo en su casa y si los recursos se llevasen a su entorno ser evitarían situaciones catastróficas».

Una ayuda a domicilio que, precisa, «debe estar especializada en alzhéimer», por lo que reclama que se creen «recursos o se adapten los existentes a la realidad en la que viven los enfermos y las familias cuidadoras». Una necesidad que, dice mena, «debe estar en la agenda de los políticos» e, insiste, «no acordarnos solo de Santa Bárbara cuando truena».