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La iglesia de San Antolín de Ibias acorralada por el fuego el martes por la tarde. Yago Barrero Dorado
Incendio forestal en Ibias

«La noche fue terrible, infernal, pero los helicópteros están haciendo un trabajo bestial»

La alcaldesa de Ibias, Gemma Álvarez, cifra en cinco los pueblos afectados por el fuego: Piñeira, Pradías, Villamayor, Villarcebollín y Centenales

Soraya Pérez

Gijón

Jueves, 28 de agosto 2025, 01:46

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Una «noche infernal» y sin descanso fue la que se vivió el martes en Ibias. De esas que permanecen en la mente para siempre, pero no precisamente por un buen recuerdo, sino por todo lo contrario. De hecho, el incendio forestal que se iniciaba ese día en torno a las 18.10 horas junto a la piscina de San Antolín terminó siendo «una pesadilla» para los vecinos, que vieron muy de cerca el fuego rodear sus casas, sin poder hacer nada para controlarlo y sintiéndose «totalmente indefensos».

Fue un fuego voraz, se cree que intencionado, que obligó a desalojar a los vecinos de cinco poblaciones: Piñeira, Villamayor, Villarcebollín, Centenales y Pradias. Así lo confirmaba ayer la alcaldesa de Ibias, Gemma Álvarez, que estuvo en primera línea luchando contra las llamas durante toda la madrugada de ayer cerca del lugar afectado por el fuego para tratar de ayudar al ingente trabajo de contención que hicieron bomberos y vecinos ante el rápido avance del incendio.

En Asturias este nuevo foco es el que más rápido avanza de todos los declarados en la región desde el inicio de la ola de incendios forestales el pasado 12 de agosto, según confirmaba el martes el presidente del Principado, Adrián Barbón. El viento tampoco ayudó a frenar su avance y todavía sigue descontrolado.

La alcaldesa de Ibias cuenta que los vecinos de Pradías no quisieron irse del pueblo a pesar del aviso de evacuación, sin embargo en Villamayor y Villarcebollín hasta ayer seguía la gente fuera de sus casas, «no les dejaban entrar». El foco más grande sigue estando en Villamayor, donde «está la UME desplegada y aún así se quemó un garaje de la entrada del pueblo», contó Álvarez.

También en Villarcebollín están desde ayer desplegados dos camiones con cuatro bomberos y algunos vecinos, que están ayudando en las labores de extinción. «Tengo a mi hermano ahí arriba. Vino para estar conmigo y tranquilizarme pero lo mandé al monte con otro amigo para que orientase a los bomberos allí en la zona», explicó la regidora, angustiada por la situación.

Añadió que «por la mañana subió también una cuadrilla con bomberos para detener la cabeza del incendio que va en dirección a Pradias. Llevaron una retroexcavadora para que empiece a trabajar ya en Villarcebollín. Pero no conseguí, de ninguna manera, que viniesen bomberos por la noche para empezar a trabajar a primera hora en el incendio que viene de Degaña», comentó Álvarez.

Además, el presidente del Principado, Adrián Barbón, explicaba ayer en el lugar de los hechos que fueron «un total de 41 personas las desalojadas» y cerca de «379 hectáreas» arrasadas por el fuego, aunque «es un dato provisional porque el fuego va avanzando muy rápido», destacó el presidente asturiano.

Al tiempo que añadió que ayer «un vecino tuvo que ser rescatado en helicóptero, mientras que el resto salió por carretera», dijo.

Un fuego provocado

En la zona del incendio también estuvo ayer la delegada del Gobierno de Asturias, Adriana Lastra, quien adelantó que «todo apunta a que se trató de un incendio provocado. El equipo judicial de la Guardia Civil ya está investigando el hecho y en encontrar al culpable lo antes posible».

También ayer visitó Ibias el presidente del PP de Asturias, Álvaro Queipo, quien aseguró que «este incendio nos ha sorprendido por su virulencia y su capacidad de expansión en cuestión de horas».

Pero nadie mejor para describir el «infierno» que vivieron que sus propios protagonistas. Uno de ellos es Enol Méndez Suárez, del Hotel Rural de Cecos, en Ibias, quien contaba ayer a EL COMERCIO que «la noche del martes fue terrible, infernal. No vamos a decir que están bien las cosas ahora y que los incendios están estabilizados ni controlados porque sería mentira. Aunque sí va mejorando, los pueblos ya no peligran tanto como el martes, aunque sigue habiendo peligro», relató.

Añadió que la situación «ha mejorado gracias a la ayuda de los helicópteros que están haciendo un trabajo bestial», explicó el dueño del Hotel Rural de Cecos.

También, el presidente de la DOP vino de Cangas y vecino de Ibias, Adrián Fernández, contó que «ahora mismo el fuego está muy extendido, con varios focos activos. Y aunque hoy avanza más despacio porque hace menos viento que el martes, hay varios viñedos que se han visto muy afectados. No de los nuestros, pero sí de otros viticultores de la DOP Cangas», relató Fernández.

Explicó, además, que «será difícil combatir el fuego porque todos los pueblos en Ibias están rodeados de montes de pinos, y los pinos extienden las chispas, que salen volando igual que si fuesen bengalas», afirmó, preocupado.

Por su parte, Yago Barrero Dorado, vecino de San Antolín de Ibias, subrayó que «lo único que está claro es que nos quieren echar de nuestras casas como sea, no tengo dudas de eso. Ojalá algún día se sepa la verdad detrás de todo esto porque no es normal, es una vergüenza», indicó afligido.

Además, señala que «estamos asustados porque el fuego está expandiéndose muy rápido por el lado de la piscina. Lo que sí es seguro es que son incendios provocados», destacó.

Cancelaciones por fuego

Y desde el hotel-restaurante Tixileiro, su dueño, José Enrique González, precisó que «a nosotros que estamos en la zona alta limítrofe con Degaña, no nos está afectando en excesiva cercanía, lo más cercano está lindando con Degaña. Es verdad que ayer hubo un ambiente irrespirable, un bochorno insoportable, una noche infernal, pero ahora mismo no nos está afectando de una manera excesivamente cercana», manifestó el hostelero.

Aunque aclaró que, en lo que al negocio se refiere, «ha habido alguna cancelación, incluso gente que estaba hospedada cuando empezaron las alertas, acortaron su estancia, como es normal», destacó González.

Lo cierto es que los vecinos de Ibias esperan ver la lluvia caer en sus montes para volver a estar tranquilos y fuera de peligro.

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