Lydia Espina, «una profesora enamorada de la enseñanza»
Docente maliaya con años de trayectoria profesional en centros escolares de Asturias llegó a la Consejería de Educación en Asturias en 2021
O. Esteban / E. Rodríguez
Lunes, 2 de junio 2025, 11:42
Antes de ser consejera de Educación en el Principado de Asturias Lydia Espina se definía en redes sociales como «una profesora enamorada de la ... enseñanza y madre». Era 2021. De aquella ya estaba en la consejería como directora general de Planificación e Infraestructuras Educativas de Asturias. Lydia Espina (Villaviciosa, 1974) es maestra. Pero también es exalumna del colegio San Rafael de Villaviciosa, licenciada en Filosofía Inglesa, fue directora del colegio público Montevil de Gijón y concejala de Educación, Cultura y Deporte del Ayuntamiento de Villaviciosa. De todo ello hace gala. De ser madre, maestra, maliaya y socialista.
Lydia Espina López es funcionaria de carrera del cuerpo de maestros desde 2016. Licenciada en Filología Inglesa por la Universidad de Salamanca, obtuvo luego el grado de maestra en Educación Primaria y ejerció de maestra de Infantil y Primaria en diversos centros educativos asturianos, hasta que consiguió la plaza fija en el colegio Maliayo de Villaviciosa. Desde julio de 2019 dirigía el colegio Montevil, de Gijón, hasta que en febrero de 2021 se incorporó al equipo de la Consejería de Educación. Para entonces era concejala en Villaviciosa, cargo que abandonó al incorporarse al Principado.
En el momento de su nombramiento decían quienes han trabajado de cerca con ella que es «competente y trabajadora», con una gran capacidad de resolución de cuestiones prácticas en el día a día. Una resolución que recuerdan también en el colegio Montevil. Entonces, en ese 2021 cuando fue nombrada la representante de las familias en el Consejo Escolar, aseguraba que era «capaz de hacer mil cosas a la vez y sacarlas adelante». Decían que sintieron mucho su marcha, pero la comprendieron, y esperan mucho de ella.
Aunque también hay quienes advirtieron de que esa misma capacidad para solventar problemas concretos está por ver con temas más generales y, sin duda, más complejos. Por eso, y porque recordaban que estuvo «algo perdida» en su llegada a la consejería, confiaron en que «se rodee de un buen equipo» para sacar adelante el trabajo que hay. Para empezar, hay que cubrir el puesto que ella deja, la dirección general de Planificación e Infraestructuras.
En cualquier caso, conoce la realidad de los centros, algo que destacaban también los sindicatos. Y también la realidad de la covid en las aulas, cuyas normas aplicó «a rajatabla» como directora. Quienes siguen en esos despachos, en los colegios, se mueven hoy entre la ilusión y el escepticismo.
Pero, si hay algo en lo que coincidían casi todos con los que han negociado con ella en estos meses es en su talante. En su buen talante, destacan, en contraposición con el de Carmen Suárez, aseguraban. La definían como alguien «afable», aunque la afabilidad no garantiza acuerdos. Y hay quien puso la venda ya, antes de que llegase la herida: como responsable de Planificación dio el visto bueno a las instrucciones del próximo curso, las que lograron poner de acuerdo a todo el Consejo Escolar. Todos en contra.
Verónica García Amigo, directora del Colegio Maliayo es amiga personal de Lydia Espina desde la infancia. Conoce a la perfección su trayectoria y su personalidad. La considera «muy trabajadora, muy activa, muy colaboradora y con muchas ideas». Arriesgada, dice. Abierta y cercana, asegura. Y consciente del enorme reto que tenía por delante cuando aceptó ser consejera.
Perseverancia y confianza
Desde su llegada a la consejería tuvo oportunidad de conocer de primera mano la situación de muchos sectores de la enseñanza. También mantuvo encuentros con los representantes de las federaciones de padres y visitó muchos concejos, a sus alcaldes y a sus centros educativos, viendo de cerca su situación y sus necesidades, especialmente en aquellos con más problemas para mantener la presencialidad cumpliendo con la distancia de seguridad.
Cuando llegó a la Consejería de Educación, en febrero de 2021, los problemas en el equipo no eran ningún secreto. Pero quizás se armó de un poco de luchar por los sueños, otro poco de perseverancia y algo más de confianza, tres virtudes que ha defendido de una u otra manera en sus redes sociales y que quizás también la habían animado a asumir la dirección del Montevil, un puesto que en aquel momento no era demasiado envidiado. Llegó en comisión de servicio que le fue renovada.
Redes donde sus intereses quedan muy claros. La familia. La enseñanza. La literatura. La infancia. Y Villaviciosa. También desde sus perfiles está siendo una firme defensora de la vacunación contra la covid, especialmente de los jóvenes.
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