
Lydia Espina Consejera de Educación
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Lydia Espina Consejera de Educación
«No se sostiene que un niño tenga que trabajar cuatro horas con un ordenador»Cuando hacemos esta entrevista, acaba de visitar 'su' colegio, el Maliayo, de Villaviciosa. Un momento agradable en una semana que no lo está siendo ... tanto. Aguanta el chaparrón. Porque la consejera de Educación del Principado, Lydia Espina, está segura de que la polémica decisión que ha tomado de limitar el uso de los dispositivos digitales en las aulas –con publicación de la correspondiente resolución el mismo viernes– se acabará confirmando como una buena medida. Todos los cambios, dice, pueden ser problemáticos al principio. Como lo ha sido la otra decisión tomada: acabar con la reducción de jornada en los colegios en junio y septiembre. Está por ver si ambas decisiones tienen un final libre de polémica.
–Menuda semana... Dos decisiones y las dos han traído cola. Empecemos con la regulación del uso de los dispositivos digitales en las aulas. ¿Cuál es el objetivo?
–Que los centros educativos y nuestras aulas sean espacios seguros en todos los sentidos y que logremos el desarrollo integral del alumnado, que debe desarrollar todas las competencias, por supuesto que también la digital, pero también el resto. Hay que buscar un equilibrio sin que caigamos en un exceso y en la sobreexposición a las pantallas. Los centros educativos son el lugar donde el alumnado debe aprender a convivir con los recursos digitales de forma correcta, racional y equilibrada.
–¿Se había caído en ese exceso?
–Yo creo que la mayor parte de los centros asturianos están haciendo ya lo que nosotros regulamos. Pero puede que algunos, seguro con la mejor intención, en un momento decidieron utilizarlos de una forma que, ahora tenemos evidencias, puede suponer una sobreexposición. No podemos obviar los informes que hablan de las consecuencias de estar un tiempo excesivo con las pantallas, a nivel de competencia lingüística, de comprensión lectora, de escritura, de atención, incluso de relaciones sociales.
–Se limita el uso de esos dispositivos.
–Nos hemos alejado de posicionamientos más radicalizados. Los dispositivos no van a estar prohibidos, de hecho, se deben utilizar. Lo que decimos es que se haga de forma progresiva, de menos a más según la edad y siempre de forma complementaria a los recursos en papel. Y no me refiero solo a los libros de texto, porque hay muchas más cosas: apuntes, proyectos, recursos manipulativos... Solo en el ciclo de 0 a 3 años consideramos que no se deben utilizar. De 3 a 6, de manera grupal y siempre guiados. Y, a partir de ahí, el centro y el docente decide, pero siempre que sean complementarios. No vamos a entrar a limitar las horas como otras comunidades: el centro tiene libertad pedagógica. Pero hay que evitar que los alumnos estén cuatro o cinco horas con las pantallas delante.
–¿Damos bandazos como sociedad? No sé cuánto dinero se ha invertido en la digitalización de las aulas, pero ha sido mucho y se ha animado a los centros a hacerlo. Ahora parece que les pedimos que den marcha atrás.
–Pienso que no. Para trabajar la competencia digital es necesario que los centros estén dotados y que no haya sesgos educativos. Por eso se han dado tablets, ordenadores, pizarras digitales, el ministerio lleva tres años dando fondos para ello. Necesitamos que no haya diferencias y que cualquier persona, aunque no tenga recursos, se pueda formar digitalmente. No podemos exigir al alumnado nunca que gaste un dinero que no debe. Hablamos de educación pública, de centros sostenidos con fondos públicos. Además, los informes dicen que toda Asturias tiene muy buenos resultados en competencia digital, tenga o no un dispositivo individual. Como sociedad, cuando hay un avance, hay que dejar un tiempo para ver las fortalezas y debilidades que hay que reconducir. No es dar bandazos, es ir aprendiendo con la vida. Como hicimos con los móviles...
–Pero con los móviles todo parece más claro: la prohibición y los riesgos. En cualquier caso, es evidente que esta regulación afecta principalmente a la red concertada. Consideran que se atenta contra su libertad y que su modelo pedagógico está en peligro.
–No es una cuestión de redes, sino del uso de los dispositivos. Hay centros públicos con una gran digitalización que también se van a ver afectados. Es cierto que porcentualmente son más los concertados y que en la pública están de acuerdo con la regulación. Pero hay dos cosas. Primero, no se ha prohibido el uso individual. Y segundo: ningún centro sostenido con fondos públicos puede obligar al alumnado a comprar dispositivos. Los centros dicen que siempre lo han hecho desde la voluntariedad. Si no fuera así, tendríamos que actuar. Y en cuanto a la libertad pedagógica.... Creo que mezclan cosas. Una cosa son los libros y otra el soporte. No estamos hablando de líneas pedagógicas, su autonomía en eso está garantizada. Otra cosa es que digan que deben trabajar cuatro o cinco horas con la tablet... Eso no hay nada que lo sostenga. Hablamos de que sea complementario y todos los docentes asturianos saben lo que significa. Complementario no es esencial.
–Pero los directores dicen que en su modelo es esencial.
–Por eso hemos introducido una moratoria de un año, para que aquellos centros que tengan cualquier dificultad, en lugar de aplicar la medida en septiembre, puedan solicitar un año más para irse adaptando.
–Las familias que han comprado el dispositivo se preguntan qué hacen ahora...
–La respuesta, lógicamente, la tiene que dar el centro. Pero yo entiendo que tendrá que ser un recurso más del alumnado, que puede tenerlo en el centro o en casa. De todas formas, nosotros hemos dado una dotación muy importante también a los centros concertados.
–Dice Escuelas Católicas que la dotación en tablets y ordenadores ha sido escasa para ellos.
–Se les han dado 1,3 millones de euros en estos tres años para recursos digitales. Y hubo centros que rechazaron la dotación porque tenían que hacerse cargo del mantenimiento de los dispositivos. Se rechazaron unos 270.000 euros. No olvidemos que la red concertada tiene una dotación para mantenimiento y gastos de funcionamiento. Pero ellos saben que cuando ha habido cualquier dotación del ministerio, siempre se les ha dotado también, no solo en esto. Pero insisto: no podemos salirnos de la voluntariedad, estaríamos creando diferencias y dificultades en las familias. Es importante aclararlo: son centros sostenidos con fondos públicos y tenemos que proteger a toda la sociedad.
–¿No tendrá ya sentido tener todas las licencias digitales de los libros de texto?
–Eso depende de cómo se organice el centro. Hay que recordar que las becas públicas lo son tanto para los libros de texto como para las licencias digitales.
–¿Y van a seguir siendo?
–En principio no hay ningún cambio.
–¿Los cursos que más preocupaban eran quinto y sexto? Algunas familias habían llevado el tema a Inspección.
–Nos han ido llegando quejas de familias y siempre las hemos analizado y respondido. Es verdad que a raíz de todo esto ha habido un movimiento muy grande y sabemos que había mucha preocupación. Pero nosotros estábamos trabajándolo antes. Siempre que ha salido este tema lo he dicho: en el equilibrio está la virtud. Como casi siempre pasa, cuando hay un cambio o una nueva regulación, al principio choca muchos pero a medio plazo se comprueba que no pasa nada, que había que reflexionar y reconducir.
–Me decía una experta de la universidad que no conoce ningún adicto al Excel. Es decir... ¿No están los peligros en el uso de las pantallas fuera del colegio?
–Esto enlaza con lo que hablábamos de que los centros sean espacios seguros. Luego es evidente que debe haber un trabajo social.
–Supongo que la normativa no entrará en cuestiones demasiado concretas, pero surgen dudas... Por ejemplo, ¿tendrá sentido que los niños lleven su dispositivo al colegio? ¿Se podrán encargar tareas para casa a realizar con el chrombook?
–La normativa recoge hace muchos años que las tareas deben ser equilibradas y no pueden sobrecargar al alumno. Eso, por un lado. Y por el otro, no pueden generar sesgos entre el alumnado. Eso significa que no podemos mandar tareas escolares si no sabemos que nuestros alumnos y alumnas tienen esos recursos.
–¿Habrá una especial vigilancia durante el año de la moratoria de que se cumple la regulación?
–Los que se acojan a la moratoria podrán seguir trabajando como hasta ahora. Pero, como se hace siempre que se implanta cualquier programa nuevo, sí se hará un especial seguimiento a una muestra de centros.
–La escuela concertada lo ha interpretado como un ataque.
–Para nada es un ataque. Ya lo he dicho, no se trata de redes. De hecho, el debate lo abrió la Comunidad de Madrid, que todos sabemos que es de derechas o de extrema derecha. La Asociación de Pediatría instó a las Administraciones a tomar medidas, y hay que ser responsable. Hemos intentado ser conciliadores y explicarlo todo para que, de manera sosegada, les dé tiempo a adaptarse. ¿Que tendrán que cambiar ciertos procedimientos? Quizás. Pero no tienen que desterrar los dispositivos porque, de hecho, los niños tienen derecho a que les enseñen a utilizarlos.
–Segunda cuestión polémica de la semana. Al solucionar la ausencia de comedor escolar en un centenar de centros en junio y en septiembre se ha metido en otro charco, quitando la tradicinal jornada reducida de esos meses. ¿Y ahora qué?
–Estamos muy satisfechos porque al fin vamos a tener comedor escolar los nueve meses de curso. Pero hay que garantizar también el transporte y adaptarse y esto afecta a la posibilidad, que no todos tenían, de reducir la jornada una hora en estos meses. Los que no tenían comedor podían hacerlo. Ahora aprovechamos y unificamos. Esto no afecta a la jornada laboral de los docentes, ya se mantiene su horario. Sí van a tener una hora más de clase si su centro optaba por la reducción, pero tienen otras horas para realizar el resto de tareas y tienen, además, desde el día que terminan las clases hasta el 30 de junio.
–Es decir, todos van a tener que mantener las cinco horas lectivas.
–Sí. Buscamos que todos los niños y niñas tengan la misma carga lectiva. Nos parece justo y necesario. Si no, a los que tienen comedor les obligaríamos a hacer cinco horas y a los que no, les daríamos la posibilidad de hacer cuatro. Y hay otra cuestión que debemos asumir y con la que hay que hacer un poco de pedagogía: los centros educativos, todos, también forman parte de la sociedad y concilian. Igual que con las Escuelinas, además de una oferta educativa, ayudamos a la conciliación y a la mujer a incorporarse al mercado laboral, también hay que reconocer que, a día de hoy, que los niños salieran a la una era una dificultad importante para las familias. Así que el hecho de que salgan a las dos va a ayudar a muchas familias a la conciliación.
–Se ha cerrado el plazo de solicitud de matrícula en los centros escolares. ¿Alguna previsión? ¿Seguirá bajando el número de alumnos?
–No tenemos datos, pero hay muchas medidas en el Principado para revertir esa tendencia. Sí podemos decir que, con Les Escuelines, teneos una matriculación temprana mucho más alta. Es un dato absolutamente claro y evidente: en todas hay aumento de matriculación desde que se abren. Yo creo que esto va a influir en un corto o medio plazo en la matrícula del resto de niveles. Hay una política relacionada con el reto demográfico fundamental para asentar población de otras comunidades y otros países.
–¿Se mantendrán abiertas las aulas rurales con pocos alumnos?
–Sí, sí, se mantendrán los colegios rurales con cuatro alumnos y, excepcionalmente, con tres. Se mira al dedillo cada vez que se abre o se cierra una unidad, para protegerlas.
–¿Cómo va la implantación del programa Tutoría entre Iguales, el TEI?
–Ya ha comenzado la formación. Somos la primera comunidad autónoma en poner marcha un programa de prevención del acoso de forma obligatoria para todos los centros sostenidos con fondos públicos. El TEI es una herramienta con un bagaje importante y muy bien valorada, no solo en España. Sabemos que no hay una varita mágica, pero trabajaremos y reforzaremos la prevención para que ningún niño sufra acoso.
–Acaba de anunciar, además, un decreto precisamente para la prevención y lucha contra el acoso. ¿Por qué ahora?
–Es una línea más de refuerzo. Queremos llegan donde la comunidad autónoma pueda llegar.
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