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Foto: la osa Paca, en el cercado de Santo Adriano (Proaza); vídeo: la vida de paca y Tola, en imágenes. FOA
Medio Ambiente

Muere Paca, la osa de Asturias símbolo de la recuperación de la especie

Veterinarios de Medio Rural y la Fundación Oso le practicaban hoy la eutanasia al animal, que tenía ya 36 años, para no prolongar su «deterioro físico irreversible»

Jueves, 10 de abril 2025, 10:47

La osa Paca dejaba este juevespara siempre el cercado de Santo Adriano, donde permaneció durante casi tres décadas y llegó a convertirse en todo un símbolo del Paraíso Natural y de la lucha por preservar su especie de la caza furtiva. Veterinarios de la Consejería de Medio Rural y de la Fundación Oso de Asturias, que se ocupaba del cuidado del animal, le practicaban la eutanasia «compasiva» ante «el deterioro irreversible de su estado físico».

Este ejemplar de oso pardo cantábrico, de 36 años, presentaba «una pobre condición corporal» y graves problemas de movilidad como consecuencia de una artrosis propia de su longevidad. Situación que, según informaban ayer desde el Gobierno del Principado, se fue agravando en los últimos días, hasta el punto de que apenas respondia ya a estímulos, mostraba inapetencia y se resistía a ingerir la medicación.

«Sabía que le estaba llegando su momento y se abandonó», explicaba Roberto García, cuidador de Paca «desde siempre». El de hoy fue para él «un día nefasto» y, de hecho, a lo largo de la jornada recibió numerosos mensajes de ánimo, como quien recibe el pésame por el fallecimiento de un familiar: «Es que estoy jodido de verdad. Para mi, Paca y su hermana Tola –que murió hace siete años– eran casi como hijas. Teníamos un vínculo muy importante».

«Sabía que le había llegado el momento y se abandonó. Para mi es un día nefasto», dice su cuidador Roberto García

Ambas fueron rescatadas por el Servicio de Protección de la Naturaleza de la Guardia Civil (Seprona) en las ruinas de un monasterio de Tineo en junio de 1989, después de que un cazador furtivo matase a su madre y las dejase abandonadas a su suerte. Las dos oseznas, que eran mellizas, fueron trasladadas a Vic (Barcelona) y, más tarde, al Parque Cinegético Nacional de El Hosquillo (Cuenca). En mayo de 1996, regresaban a Asturias y quedaban al amparo de la Fundación Oso, en el cercado que se construyó ex profeso en la ladera del monte Fernanchín, límite de los concejos de Santo Adriano y Proaza.

La presencia de Paca y Tola acabaría convirtiendo este lugar en uno de los grandes reclamos turísticos de Asturias, más allá de lo que implicaba para la conservación del oso pardo cantábrico, una especie que todavía hoy continúa en peligro de extinción. «Eran mellizas, pero muy diferentes entre sí. A Tola era más fácil darle la medicación, porque era más dócil. Sin embargo, Paca iba por libre, era la que mandaba, la más rebelde de las dos», según recordaba ayer su cuidador habitual.

El cuerpo de Paca se ha trasladado al Centro de Recuperación de la Fauna Silvestre de Sobrescobio, donde se le practicará la correspondiente necropsia. «Es un día triste. Se ha perdido un símbolo de Asturias», lamentaba el consejero de Medio Rural, Marcelino Marcos Líndez, una vez que se dio a conocer la noticia. El Principado y la Fundación Oso explican que la decisión de sacrificar al animal «se tomó tras analizar el último informe veterinario», en el que se constataba un deterioro de salud que «comprometía su calidad de vida».

En el futuro

En palabras de Roberto García: «No puedes tener a un animal en estas condiciones ni prolongar su sufrimiento». Ahora, en las instalaciones donde tiene su 'casa' la Fundación Oso sólo queda Molina, que nació en 2013 y vive en condiciones de semilibertad después de haber fracasado su reintroducción en la naturaleza, como ocurrió en su momento con Paca y Tola. En estas circunstancias, colectivos ecologistas de la región piden al Principado que «reflexione».

El director de Fapas, Fondo para la Protección de Animales Salvajes, confía en que la Administración autonómica «no caiga en la tentación de meter más osos en el cercado y seguir con el espectáculo». Según Roberto Hartasánchez, «Paca y Tola son un símbolo del daño tan enorme que provoca la caza furtiva y debería hacernos pensar en lo que supone tener a dos crías viviendo en cautividad».

En términos muy similares se pronunciaba Fructuoso Pontigo, portavoz de la Coordinadora Ecologista de Asturias. Es más, «ojalá no haya más Pacas y Tolas en Asturias», declaraba, insistiendo en la idea de que «los osos tienen que andar sueltos» y las instalaciones del monte Fernanchín «deberían ser un lugar de tránsito» para los animales salvajes.

El comunicado que ha emitido la Fundación

«Paca, el ejemplar de oso pardo cantábrico bajo el cuidado de la Fundación Oso de Asturias en el cercado de Santo Adriano, ha sido sacrificada para evitar un mayor sufrimiento del animal. El Principado de Asturias, a través de la Consejería de Medio Rural y Política Agraria, autorizó la eutanasia del animal tras evaluar el último informe veterinario, que revelaba un importante deterioro irreversible de su estado físico.

La osa, tal como indica dicho informe, «presentaba una dificultad motora creciente, con diagnóstico presuntivo de artrosis», problema que se agudizó el otoño pasado. Esta patología es frecuente en la especie a partir de cierta edad. Hay que tener en cuenta que Paca alcanzó los 36 años mientras que los osos pardo en libertad apenas suelen superar los veinte años de vida.

Para paliar las molestias que le ocasionaban sus problemas de salud, Paca ha recibido en los últimos años distintos tratamientos pautados por el servicio veterinario, quien además ha hecho un seguimiento médico permanente a la osa. En los últimos días, su situación empeoró, mostrando «aparente incapacidad de movimiento, inapetencia y anorexia». De esta forma, el último informe concluyó que «la situación actual no es compatible con una calidad de vida aceptable» para la osa.

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