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«El impacto visual desde Covadonga es tremendo»
Una treintena de efectivos trabajó toda la madrugada para extinguir el incendio del monte Priena, que arrasó 120 hectáreas
G. POMARADA / L. RAMOS
COVADONGA.
Miércoles, 17 de febrero 2021, 01:10
Tras la noche de espanto la sucedió en Covadonga, una mañana de desolación. El incendio del monte Priena se saldó con 120 hectáreas calcinadas en un enclave emblemático tanto por su naturaleza como por su simbología. En esas peñas que rodean el valle sitúa la historia la batalla que el Rey Pelayo libró contra los invasores, una hazaña que conmemora la cruz que corona el monte. Ese elemento es de los pocos que se han salvado de la destrucción de las llamas, pues ladera abajo todo era ayer tierra quemada. Fue a última hora de la tarde del lunes cuando desde el Santuario comenzaron a ver los primeros focos de fuego, declarado en las inmediaciones de la localidad de Llerices y que terminó propagándose rápidamente por el monte Priena ayudado por las altas temperaturas y el fuerte viento. A las 19.09 horas era la guardería del Parque Nacional de los Picos de Europa -en cuyos límites se sitúa Priena- quien daba la voz de alarma al 112.
Comenzaba así una larga noche luchando contra las llamas, labor complicada considerablemente por las fuertes rachas de viento.
Descargas de agua
En la extinción participaron una treintena de efectivos de Bomberos del Servicio de Emergencias del Principado (SEPA) de los parques de Cangas de Onís, Piloña y La Morgal, además del jefe de zona y dos empresas forestales. Ya ayer, en torno a las diez de la mañana, se unió la Brigada de Refuerzo de Incendios Forestales (BRIF) de Tineo, así como dos helicópteros de bomberos que realizaron más de una veintena de descargas de agua. Finalmente el incendio quedaba extinguido al mediodía, si bien los operarios de la BRIF de Tineo permanecieron durante más de dos horas sobre el terreno para realizar labores de vigilancia y evitar así que las llamas se reavivasen.
Si bien el Real Sitio no llegó a correr peligro, la imagen de las llamas rodeando al santuario generó honda impresión entre la comunidad religiosa, que hasta bien entrada la noche permaneció en la explanada contemplando el avance del fuego. «El impacto visual es tremendo y se dañó mucho a la naturaleza», lamentó el abad, Adolfo Mariño. Tras la estatua del Rey Pelayo se abre un manto negro y aún ayer el olor a humo impregnaba el Santuario. «Es muy triste porque esa zona se había repoblado con roble y castaño. Además fue un peligro para los propios bomberos», señaló el abad. A ello se suma la fauna que falleció entre las llamas, cuyos aullidos seguían consternando ayer a quienes presenciaron el avance del fuego desde el Real Sitio. «Ver un incendio así a las puertas de casa es un dolor», indicó el canónigo José Juan Hernández.
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A 50 metros de un negocio
A pesar de que las llamas alcanzaron en algunos puntos el mismo borde de la carretera que sube a Covadonga, en cuyos márgenes se sitúan alojamientos y restaurantes, no se registraron daños materiales. «En mi casa rural estuvo a 50 metros, no llegó por los pelos», explicó Beatriz Gavito, de Casa Priena. Ayer contemplaba desde la explanada lo cerca que las llamas estuvieron de su negocio, cerrado desde octubre debido a la pandemia. «Por suerte quedó en un susto, pero la imagen es fea. Mucha gente viene para subir a la cruz de Priena», apuntó.
El temor en la zona, donde no se recuerda un fuego de esa extensión, está también en los desprendimientos que ahora puedan producirse desde la ladera. La esperanza, no obstante, comienza ya a florecer en el Santuario, donde no han dejado de recibir llamadas interesándose por su estado. Con la luz del día, para el canónigo Luis Marino Fernández despertaba además la «emoción» de contemplar cómo algunos árboles lograron sobrevivir a la tragedia ambiental. Porque «atentar contra la naturaleza», dijo, también «es pecado».