Llamigu batalla entre vino
Tradicional guerra. Pese al descenso de asistentes, el pueblo llanisco mantiene la esencia de una fiesta que se remonta ocho décadas atrás
gloria pomarada
Domingo, 10 de septiembre 2023, 01:17
No es la fiesta multitudinaria de antaño, pero en Llamigu la guerra del vino sigue fiel a una esencia que se remonta ocho décadas atrás. Ayer, cumpliendo con esa tradición, al pueblo llanisco llegaron grupos de amigos de distintos puntos de Asturias con un fin común: disfrutar de un día de diversión pasado por vino. De Ribadesella y Madrid procedían el conjunto de seis amigas de Almudena Ramos y Belén Cebrián, de blanco inmaculado antes de iniciar la batalla. «Nos tomaron el pelo, nos dijeron que teníamos que venir de blanco», contaron. La de ayer era su primera vez en Llamigu y acabaron teñidas del color característico del vino tras una escaramuza con «niños diabólicos», bromearon. Ellas respondieron con 15 litros que arrojaron a sus contrincantes mediante pistolas de agua. Para el grupo de Mariela Toyos, de Ribadesella, fue la tercera guerra del vino y ya pesa la experiencia: «El año pasado lo mezclamos con agua, pero este dijimos, vino solo». «Antes veníamos por la tarde, solo a los caballos. Pero probamos esto y a los críos les presta, es algo diferente. Llamigu es una fiesta obligatoria ahora», añadió. Entre los seis niños del grupo, armados con 20 litros, estaba el pequeño Álex, de 8 años y uno de los más activos de todo el prau de la fiesta. «El año pasado vine, pero sin vino. Está genial para mojar a la gente», contó mientras recargaba su botella en los cubos preparados por los adultos para la ocasión. Eso sí, los menores recordaron que en ningún caso tragan el vino, ya que «sabe rascosu». Ocho litros y pistolas fueron la munición y las armas de Manuel Argüelles y Álvaro Pidal, de un grupo de amigos de Llanes y Gijón. «Nos vendió la moto. ¿Dónde está la gente?», preguntaban sus amigos a Álvaro Pidal, anfritrión que aún recordaba las guerras de años atrás, con muchos más asistentes. Pese a que su número se ha ido reduciendo, quienes se siguen animando a subir a Llamigu no se arrepienten. «Hacemos la guerra entre nosotros», señaló Argüelles.
Además de la guerra del vino, la fiesta de Nuestra Señora de Loreto incluyó una misa oficiada por Domingo González, acompañada a la gaita y el tambor por los riosellanos José Ángel Valle y Eita Martino. Tras la comida campestre dio inicio el tiro de cuerda y la 49 edición de la carrera de caballos.
La novedad de este año fue la presencia de una decena de maquetas de aviones aportadas por tres clubes de aeromodelismo -Vuela Llanera, El Ferre y Nuevo Alastur-, quienes comparten patrona con Llamigu. Además del vínculo por Nuestra Señora de Loreto, en el actual prau de la fiesta existió un campo de aviación durante la guerra civil. «No está documentado qué movimiento tuvo, pero los lugareños guardan recuerdo de que era importante en aquella época», explicó Ulpiano García.