
«No queremos una planta de biogás en Arenas de Cabrales»
Unos 600 vecinos se manifiestan en la localidad más poblada del municipio contra el proyecto de instalar una planta para generar gas y electricidad a partir del tratamiento de purines y suero láctico
Unos 620 vecinos de Cabrales, un concejo que tiene 1.913 habitantes en total, se concentraron este mediodía en la plaza del Castañéu de Arenas de Cabrales, la localidad más poblada del municipio, convocados por la plataforma vecinal 'No a la planta de biogás en Arenas', para mostrar su rechazo por el proyecto de una firma privada de instalar dicha planta en las proximidades de Arenas. El coordinador de esta plataforma, Mento de la Llana, hizo una encendida defensa de la postura que respaldan los manifestantes, y aseguró a EL COMERCIO que «hay mucha gente vinculada a Cabrales que nos ha enviado mensajes para unirse a la protesta desde la distancia, y que nos han asegurado que nos respaldarán económicamente si hiciera falta ir a un pleito».
Explicó De la Llana que el rechazo a esta planta se fundamenta en que «va a producir olores muy desagradables en el entorno cercano de la localidad más poblada del concejo, a unos cien metros de un camping de 650 plazas (el Camping Naranjo de Bulnes) y a 350 metros de una gasolinera, y hay que tener en cuenta que esta planta está pensada para producir gas y electricidad, con lo que el riesgo de que una chispa genere un accidente no es pequeño».
¿Por qué tiene dicha empresa la intención de colocar en Cabrales una planta de biogás? Los ganaderos tienen la obligación de evitar vertidos de purines (desechos orgánicos de la actividad ganadera), de la misma forma que los queseros tienen que eliminar el suero láctico sin verterlo a la red de saneamiento (ni al entorno natural). Dicha obligación viene dictada por normas europeas medioambientales de ineludible cumplimiento, y las plantas de biogás (como la que opera en Navia, por ejemplo) ofrecen una solución en la que, además, se genera energía. El problema de purines y suero es que el volumen generado es muy alto y su valor muy bajo, de forma que los costes de la logística de llevarlos a medias distancias haría que la actividad de las plantas no fuese rentable.
Los manifestantes, en todo caso, han querido dejar claro que «no nos vale la ubicación que se le ha planteado en un concejo en el que el 70 ó el 80% del PIB es el turismo, y el queso sólo el 20%», sin que ello implique «que no entendamos las necesidades de los queseros y los ganaderos, a los que además conocemos personalmente de toda la vida. Pero ante la obligación que tenían se durmieron. Y mientras los alcaldes de los concejos vecinos se negaron a acoger la planta, aquí el alcalde, con total opacidad, ha dejado hacer a esa empresa que viene a cobrar fondos europeos y dejarnos a nosotros el problema».
Hace extensiva la plataforma al Gobierno regional la acusación de «opacidad y falta de comunicación», porque «les hemos remitido nuestras quejas y no nos han contestado, ni siquiera».
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