Los sindicatos médicos denuncian el incremento de las derivaciones a centros privados

Los sindicatos médicos del oriente cogen «con pinzas» la reducción de la lista de espera para pruebas diagnósticas y terapéuticas en el Hospital Grande Covián. Aunque valoran este hecho, creen que tiene más que ver con el incremento de las derivaciones a centros privados que con una mejora real de los servicios. De hecho, para la actual secretaria de atención hospitalaria del Simpa y médica de Urgencias, Rocío Fernández, la situación del centro es un tanto desalentadora.

«Hace falta proteger a los facultativos y dar facilidades para que la gente quiera venir a trabajar a las alas», aduce esta profesional. Según los sindicatos médicos, uno de los grandes problemas del Grande Covián es la escasez de médicos anestesistas, que provoca la demora en buena parte de las cirugías. «Los anestesistas prefieren trabajar en el centro para evitar problemas de movilidad», advierte Rodríguez.

En este sentido, considera que el Sespa debería destinar algún tipo de ayuda a los desplazamientos por carretera para incentivar la carrera médica en el hospital de Arriondas. Plantea asimismo, la posibilidad de facilitar las rotaciones a los médicos más jóvenes, de modo que estos puedan recibir formaciones específicas en otros hospitales y estar al día de las últimas técnicas sin tener que irse necesariamente de la comarca.

Rodríguez cree que hace falta encontrar fórmulas que hagan atractivo el trabajo en las alas. Mejoras que tengan que ver, necesariamente, con las comunicaciones. Y es que, a día de hoy, desplazarse al hospital desde el centro de la región supone «una odisea» de más de tres horas en tren. La opción en autobús tampoco es mucho mejor para los profesionales, sin posibilidad de retorno a partir de las siete de la tarde.

Lo que no puede ser, aseguran los representantes sindicales, es que «se quiera mantener los hospitales de las alas sin ningún tipo de inversión». Entre abril y noviembre la situación para los médicos de Arriondas es especialmente crítica. «La presión asistencial en verano se cuadruplica y con los que somos no damos abasto para cuadrar vacaciones y coordinar equipos», asegura Rodríguez.

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