Proteger a las mujeres y la igualdad entre comunidades, las peticiones que la FSA hizo a Pedro Sánchez a puerta cerrada
Fernández Huerga rechazó ir a elecciones inmediatas y dijo que negociar en el Congreso no debe generar «desigualdad territorial». Lastra demandó mecanismos de respuesta rápida para atajar el machismo y afeó el «silencio» de los hombres que no intervienen para remediar el acoso
Lo dijo Adriana Lastra antes de entrar a Ferraz. La delegación de la FSA acudía «a aportar, defender las siglas, el proyecto, pero sobre ... todo a lanzar un mensaje: este es un partido de gente honrada y honorable. Que agachen la cabeza otros, nosotros no». La vicesecretaria general lideró la comitiva por la baja médica de Adrián Barbón, que guarda una semana de reposo por una infección vírica. «Nos ha dado un susto considerable», confió Lastra, quien antes de entrar a la sede nacional rechazó que Paco Salazar fuera nuevo adjunto a la Secretaría de Organización después de que varias subordinadas describieran actitudes inadecuados. Poco después el PSOE anunciaba la renuncia de Salazar.
Dentro habló Pedro Sánchez y tras él se cortó la señal de televisión. Era el turno para que los cuadros del partido se dijeran las cosas, a puerta cerrada, con «libertad», según les reclamó el presidente del Gobierno. El ritual establecido en esas ocasiones marca que sean los presidentes autonómicos los que inicien las intervenciones. Tras Emiliano García-Page y Salvador Illa, el tercero en subir al estrado fue el secretario de Organización de la FSA, Luis Ramón Fernández Huerga, hablando así en representación de Adrián Barbón. Rechazó que la moción de confianza, el congreso extraordinario o unas elecciones inmediatas fueran la salida por la que deba optar el partido. «Demandamos el endurecimiento de penas con corruptos y corruptores, ya sean persona física o jurídica», trasladó. Incidió en que el Gobierno debe avanzar en su agenda progresista «salvaguardando la igualdad entre los territorios».
«La búsqueda de acuerdos no puede tener como resultado la desigualdad territorial. El reconocimiento de la diversidad territorial que defendemos no puede ser sinónimo de privilegios ni puede dar como resultado el que existan territorios que se sientan menos escuchados». En suma, «no hay cohesión si existe trato diferencial», expresó.

En el turno de tarde fue Lastra quien intervino, exponiendo que el PSOE es «el partido más feminista», pero el machismo sigue presente, también en él. «Si no existiera el machismo en el PSOE, seríamos el único lugar del universo libre del mismo».
Las estructuras de poder patriarcales provocan que «cuando una feminista alza la voz, se convierta rápidamente en blanco fácil». Lastra describió el mecanismo de silenciamiento y descrédito que sufren muchas mujeres dentro de los partidos, apuntando que una de las cosas que más duelen a la víctima es el «silencio» de los compañeros que, no participando del acoso, no intervienen para remediarlo.
Por todo ello propuso un «mecanismo de respuesta rápida y acompañamiento ante las campañas de difamación y aislamiento dirigidas contra mujeres feministas». Los protocolos han de servir «para prevenir la violencia machista en política, y no solo para actuar cuando ya es demasiado tarde».
Señaló que cuando en una trama aparecen mujeres prostituidas, «no estamos ante hechos aislados ni escándalos privados, sino ante una forma de poder patriarcal que utiliza cuerpos de mujeres como moneda de cambio». «El feminismo no puede ser una nota a pie de página: debe ser el corazón político del PSOE», indicó, al tiempo que felicitó a Rebeca Torró por sus nuevas responsabilidades y mostró público respaldo a Sánchez.

Por otra parte la FSA seguirá representada en la nueva ejecutiva nacional por Iván Fernández, quien renueva como secretario de Pacto de Toledo; precisamente el alcalde de Corvera va a cumplir ahora tres años en la dirección nacional, a donde llegó en sustitución de Adriana Lastra tras la dimisión de esta como vicesecretaria general. Aquel paso a un lado lo dio, según ha dicho públicamente ahora, enferma, embarazada de cinco meses, y tras una campaña de «acoso y derribo» por parte de Santos Cerdán, una actitud que entonces entendía como fruto del «machismo». El consejero Alejandro Calvo ejerció como secretario de actas de la ejecutiva.
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