Borrar
Lucía, en su ganadería de Las Regueras. ÁLEX PIÑA
«Todavía se piensa 'esta como tien vaques ye paleta', pero las ganaderías son empresas»

«Todavía se piensa 'esta como tien vaques ye paleta', pero las ganaderías son empresas»

Mujeres. «Hay que ampliar la presencia en los consejos rectores de las organizaciones, es donde pueden darnos voz para solventar los problemas que tenemos»

M. F. ANTUÑA

Martes, 15 de diciembre 2020, 02:17

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

Creció en una ganadería. Y vio cómo su madre y su abuela se deslomaban en aquellos tiempos en los que las mujeres estaban a todo y sin nada, sin seguros ni credenciales que atestiguaran y pagaran tanto esfuerzo. Y en el viaje vital de sus ancestros encontró Lucía Velasco (Tineo, 1983), ganadera por amor a sus vacas, por pasión por la tradición, su futuro. Tiene una ganadería de carne con cien reses y cuando llega el buen tiempo se las lleva a Somiedo a los mejores pastos. Con «ilusión y alegría» recoge un premio «con el que no contaba».

-Es de una generación más proclive a irse del campo que a quedarse. ¿Por qué ser ganadera?

-Los animales me inspiraron a seguir trabajando en la ganadería. Vas y vienes, es duro, pero nunca te dice nadie lo que tienes que hacer. Las vacas son mi forma de desconectar de niños, casa y seguir con la tradición y la cultura. Son cuatro siglos haciendo la transhumancia a Somiedo. Todo eso me empujó.

-¿Tanto pesa el pasado?

-Sí. Todo esto es por ellos. Mis abuelos, bisabuelos, gente que trabajó muy duro, me daba mucha pena que acabara. Aunque no estén los tengo muy presentes. Eran luchadores. Me enorgulloce saber que sigo en lo suyo y pensar que desde ahí arriba pueden sentirse felices. Ellos tenían doce vacas y yo cien, así que vamos prosperando y manteniendo su cultura.

-¿Ve a las nuevas generaciones siguiendo su estela?

-Ojalá fuese así. Asturias es rural.

-¿Pero la cultura campesina ha muerto?

-Es verdad que las ganaderías innovaron muchísimo. Todo lo que hacían antiguamente desapareció. En verano voy para Somiedo y llevo el ganado, pero, claro, yo ya no hago madreñes.

-¿No hay nada que hacer?

-Para volver a hacer madreñes no, ya nadie las usa. Habría que pensar en otras cosas. Cada pueblo puede tener su papel, si no en ganadería, con la miel...

-¿La pandemia cambió la mirada hacia el mundo rural?

-Sí. Y mucho. La gente vio lo duro que es estar encerrados en un piso, es una vida muy restringida. Después nos invadieron un poco los pueblos y hay que mirarlo por el lado positivo, mucha gente nos descubrió y si se vienen a teletrabajar, perfecto. Aunque vayan y vengan generan vida. Cambió la forma de mirar y se va a ir mucho más a los pueblos.

-¿Se imagina en una oficina?

-Uf, no. Me ofrecieron otros trabajos, pero no los quiero. No cambio mi vida por nada del mundo. Ahora en invierno llegan los partos, el tiempo es malo, pero en cuanto empieza a venir la primavera, ves a las vacas ponerse hermosotas, estar por el prao, eso no hay dinero que lo pague.

-¿También ha cambiado la mandera de mirar la producción rural?

-Sí, ha dado mucha fuerza al producto asturiano. Incluso nosotros, los propios ganaderos, en redes sociales cada vez lo potenciamos más. Hay más concienciación de consumir calidad.

-¿Están sinviéndoles las redes para romper tópicos?

-Pues sí, las redes nos dan mucha visibilidad. Cuando alguien nos dice paletos, ¡la madre que los parió!, no saben lo que dicen. Estamos gestionando una cantidad de papeles impresionante, manejamos la vía intenet muchísimo. De paletos nada.

-¿Siguen notando esa mirada por encima del hombro?

-Sí. Es eso de «esta como tien vaques ye paleta». Es triste en los tiempos que corren, porque además las ganaderías son empresas. A mí me pasó alguna vez con técnicos y me sentí dolida, como no tienes una carrera te miran como si fueras menos. Y es verdad que a todos no nos dio la vida la oportunidad de estudiar, a mí me tocó trabajar.

-¿Y cómo se lucha contra esos estigmas aún latentes?

-Con visibilidad, redes y concienciando. Cuanto más nos vean, más se rompen esas ideas. Yo tengo una compañera que tiene una ganadera en Tineo y está entera robotizada. Ahora hay mucha gente preparada en el campo, y los que no tenemos carrera tenemos la cultura de toda una generación detrás.

-¿Qué le da la ganadería que es impagable?

-Felicidad. Si me faltan mis vaques... No tengo los mayores caprichos pero soy una privilegiada. A veces estoy de barro hasta las orejas y me da igual, me encanta estar con ellas. Tengo un día cruzado, subo y bajo nueva, me cambia el humor. Es tal la deconexión de acariciarlas, te cambia el chip total. Desempeño más trabajo físico y no estoy cansada.

-Pues igual puede ser una terapia, un buen negocio.

-Calla, igual me lo planteo en verano. Yo tengo unas conversaciones vacunas con ellas increíbles. Como no me llevan la contraria...

-¿Y lo malo?

-El invierno, lo odio. Las mojaduras, el frío. Sufro mucho cuando están mojándose.

-¿De vacaciones ni hablamos?

-Puedo marchar algún fin de semana y queda mi padre.

-Tiene dos hijos. ¿Hasta qué punto es importante que los niños tengan contacto con la naturaleza?

-Es todo. Aprenden unos valores. Deberían tener en el colegio alguna asignatura sobre la vida del medio rural. Muchos de los mensajes de los animalistas vienen de ese desconocimiento. Ya me pasó conocer gente que eran ciegos en sus ideas, y fue venir y explicarles y cambiarles la visión.

-O sea, que si un chiquillo sigue la tradición familiar...

-Yo feliz. Pero sí quiero que estudien, se preparen y se formen. Los ayudaría a innovar, diversificar y a sacar una rentabilidad mayor. Lo que me preocupa es que se cubran las necesidades en el medio rural y que se nos apoye más a las mujeres, porque somos las que fijamos población, porque detrás de una mujer se esconde una familia.

-¿El machismo acecha?

-Uf, tela. Yo cuando empecé pensaba que no, pero sí hay machismo. Está complicado, hay hombres con mucho ego, hombres con cargos que como vean a una mujer destacar la machacan por todas las esquinas. Y me da más coraje todavía cuando una mujer va contra otra mujer.

-¿La cosa mejora?

-Sí. Al final se tienen que acostumbrar. Mejor va, pero yo pasé malas épocas.

-Pero sí ha cambiado mucho respecto a las generaciones que la precedieron.

-Estamos ahí, se nos ve. Antiguamente, no. Siempre hubo ganaderas y no se las veía y ahora hay por todas las esquinas. Antes estaban en la casa, con las vacas, llevaban cargas de hierba, trabajaban como burras... A mí tocó ver eso. Pocas estaban apuntadas a la agraria y ahora estamos todas. Con las subvenciones la mujer ganó terreno, porque para tener acceso a ellas había que estar aseguradas.

-¿Es más machista el medio rural que el urbano?

-Cambió muchísimo. No digo que no haya, pero yo ahora no lo veo tanto. Puedes encontrártelo en la ciudad tanto como aquí. La gente se amoldó, tú vas a comprar un tractor y no hay ningún problema. Queda mucho por hacer, sobre todo en los consejos rectores de organizaciones, ahí es donde tienen que haber más mujeres, porque es ahí donde pueden darnos voz y ayudarnos a solventar los problemas que tengamos.

-¿Y en otros ámbitos?

-Vamos bien, estamos avanzando, pero yo quiero que mi hija no tenga que luchar por la igualdad día tras día. Hay todavía muchas injusticias.

-¿El futuro es femenino?

-Sí. Si las mujeres gobernasen en el mundo cantaría otro gallo.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios