«No queremos aplausos, sino que nos reconozcan»

Critican la «invisibilidad» en la que cae, demasiadas veces, su trabajo. Son profesionales, de Enfermería y también técnicos sanitarios, que en muchas ocasiones ven cómo no se valora su labor. Una dedicación que reivindican. No solo quieren gestos, también el reconocimiento que merecen.

«No queremos aplausos, sino que nos reconozcan nuestro trabajo, no se recorten derechos, se contrate personal y se cumpla con la ley». Sin embargo, su labor en muchas ocasiones «se desconoce». «Somos invisibles», lamenta Elena Ordiales, técnico superior en imagen para el diagnóstico, que está en paro e inscrita en la bolsa del Área Sanitaria VIII (Langreo). «No solo estamos ahí para los huesos rotos», defiende Ordiales, quien explica que su labor también incluye «realizar la radiografía en la que se ven los pulmones, que se usan para diagnosticar las neumonías. Esto da una imagen clara de cómo esta enfermedad deja el pulmón del contagiado por coronavirus».

Advierten estos profesionales de que si las pruebas se centran en las patologías asociadas al covid y dejan de hacerse otras, el sistema sanitario lo acabará pagando. «La detección precoz en muchas de ellas es esencial para el buen pronóstico de una patología», añade Ordiales.

Ordiales permanece en el 'busca' de la citada bolsa de empleo, que dispone los treinta próximos profesionales a los que el Sespa puede recurrir para hacer contrataciones en su campo. En el área sanitaria de Langreo, lamenta, «las contrataciones que hubo en el 'busca' fueron prácticamente a la baja».

Charo Suárez e Irene Vega son técnicos auxiliares de enfermería que trabajan en la cuarta planta del HUCA, una de las nueve destinadas a covid. «Muchas veces somos el paño de lágrimas de los pacientes, somos conscientes de que están y se sienten solos». «Hay mucha sobrecarga de trabajo, a veces hay cinco usuarios tocando el timbre y no podemos atender a la vez a todos, falta personal, sobre todo, los fines de semana», explican. Es esta tensión, creen, lo que provoca que «haya agresiones por parte de los usuarios». Entre otras reivindicaciones piden que se reconozca administrativamente su título de técnicos así como la carrera profesional. Se encargan, entre otras funciones de «tomar muestras, dar asistencia, la higiene y cambio de ropa, observamos al paciente e informamos sobre posibles cambios y lo movilizamos para evitar úlceras». Insisten en que «nuestras tareas conllevan algún nivel de riesgo de contagio porque el paciente tiene que estar sin mascarilla cuando come o toma la medicación».

Carmen López y Lara Menéndez son enfermeras especialistas en Atención Familiar y Comunitaria del centro de salud del Coto.

Además de las tareas que venían desempeñando, la llegada de la pandemia definió muchas más. Forman parte del equipo de 20 enfermeras con más de 50 residencias intervenidas, y también de otro equipo de 30 enfermeras lideradas por una enfermera coordinadora que es «la única que está dedicada exclusivamente a la gestión de los 150 centros educativos». «Cada vez que a un niño le viene a buscar su familia por síntomas sospechosos de covid, el colegio se pone en contacto con su enfermera de referencia y es ella quien valora la pertinencia o no de solicitar una PCR», explican.

Añaden que la externalización de la campaña de vacunación a los pabellones municipales «supone un esfuerzo extra para los enfermeros de los centros de salud porque cada día de campaña faltan dos o tres, asumiendo ese trabajo el resto de las compañeras». También realizan el estudio de seroprevalencia, «para lo que nos vimos en la necesidad de hacer esta intervención por las tardes, tras nuestra actividad asistencial habitual». Han tenido que asumir nuevas funciones, como la detección y seguimiento de los pacientes con diagnóstico o sospecha de covid y el triaje presencial. Muestran además su disconformidad con la imposición del triaje telefónico en vez de «la gestión de enfermera de la atención a la demanda aguda».