Antonio Trevín: la agenda secreta del hombre que defendía a Zapatero en Asturias
Los dietarios evidencian hasta qué punto Trevín fue un delegado del Gobierno hiperactivo, capaz de protagonizar tres actos públicos por semana, reunirse en privado con la oposición y ganarse a los mandos policiales
Esta semana se cumplieron 25 años de aquella sorpresa. José Luis Rodríguez Zapatero se dirigía a los 414 delegados del PSOE: «No optéis por ... lo menos malo, elegid lo que os ilusione». No era el favorito y tenía que trabajarse cada detalle para imponerse a los dos otros aspirantes a la secretaría general del partido, Matilde Fernández (con el apoyo del guerrismo) y José Bono. Venció al manchego por solo nueve votos y nada volvió a ser igual.
En la política orgánica saber leer los tiempos y apostar a caballo ganador es clave. «En Asturias el que defendía la candidatura de Zapatero era yo», recuerda Álvaro Cuesta, exvocal del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ). «Hubo dos personas que de inicio me manifestaron que se unían para apoyarle de manera incondicional: Antonio Masip y Antonio Trevín. Nos eligieron delegados e íbamos en minoría en la delegación asturiana, donde la mayoría estaba con Bono o Matilde», contextualiza.
Eran la minoría, pero la decisión tomada en el PSOE les da las llaves del partido. Hay una cierta coherencia en la decisión que tomó entonces Trevín. El profesor de EGB era en Asturias el padre de la 'tercera vía', un grupo que rehusaba unirse a los bloques de renovadores de Vicente Álvarez Areces y los guerristas de José Ángel Fernández Villa, que intentaba tender puentes entre las dos familias del partido. A escala nacional esa división se repetía con el pulso entre Bono y Matilde Fernández y entremedias Zapatero lo que planteaba era la llamada 'nueva vía'. A su manera, el leonés estaba trasladando al PSOE las coordenadas que Trevín aplicaba en Asturias.
Era el año 2000, tiempos en los que el alcalde se desfondó en transformar el concejo mientras Zapatero convocaba a su partido «al cambio tranquilo. Nos pidió esperanza de cara a 2004, y en 2004 ganamos las elecciones», rememora Cuesta.
Con el leonés en La Moncloa toca elegir delegado del Gobierno en Asturias y se opta por sacar a Trevín del ayuntamiento y darle esa tarea. «Lo decidió básicamente la FSA, entre Luis Martínez Noval y Zapatero, con el visto bueno de Alfredo Pérez Rubalcaba, que aún no era portavoz ni ministro, pero estaba con nosotros y tenía un gran ascendiente», señala.
Tras ocho años de gobiernos de José María Aznar, Asturias tiene la construcción de la autovía del Cantábrico (A-8) y del suroccidente (A-63) en marcha, la primera dovela puesta en la variante de Pajares y la ampliación de El Musel en preparación. Toca imprimir sello socialista a las infraestructuras llamadas a marcar la comunidad durante generaciones y ahí Trevín se destapa como un delegado hiperactivo.
La estadística permite calibrar la intensidad que le pone al empeño. Este periódico pudo analizar cuatro años de la agenda de aquella etapa. Trevín promedió tres actos públicos cada semana; de cada dos días, uno tenía reuniones de trabajo o entrevistas. En el año 2009 llegó a totalizar 375 eventos públicos o encuentros privados de trabajo. Por contrastar, su sucesor (si exceptuamos los dos meses de interinidad cubiertos por Francisco González Zapico) fue Gabino de Lorenzo quien promedió un acto público a la semana y una reunión de trabajo cada cuatro días.
Un clásico era la presentación, junto a Cuesta, de los presupuestos: «Trabajábamos coordinadamente para que hubiera fondos a determinadas prioridades en obras y playas», evoca el entonces diputado. Trevín visitaba cada infraestructura, hacía actos con los alcaldes para evangelizar sobre las bondades del Plan E. En privado se reunía con conocidos empresarios y pequeños emprendedores, consejeros, alcaldes, políticos de la oposición, aquel vecino que sospecha de una perrera ilegal; se afana en desatascar Fondos Mineros, en buscar arreglo a la llegada de menores no acompañados.
Entre quienes pasan por ese puesto es habitual descubrir un renovado apego a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad, pero en el caso de Trevín el flechazo será mutuo. El delegado cuidaba a los mandos de la Guardia Civil y la Policía Nacional, convocaba a la prensa para que lucieran cada operativo e incautación, los reconocía. La estadística de criminalidad pasa a situar a Asturias entre los territorios más seguros.
Tras la crisis financiera, 2011 es momento de mudanza para los socialistas. «A Trevín le apetecía ser parlamentario y Rubalcaba apoyó que fuera al Congreso. Le quería para llevar temas de Interior», confía Cuesta, que anuncia su retirada y su apoyo a que el delegado le suceda como 'número 1' a la carrera de San Jerónimo. Las Cortes distan de ser un retiro. En casi siete años firmó 2.899 preguntas por escrito, hizo 258 orales y protagonizó 658 intervenciones. Son registros que lo convierten en uno de los parlamentarios más productivos que allí ha tenido Asturias.
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