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Fue el principal problema de los colegios durante el día del apagón: gestionar los comedores escolares. Los que dependen de un servicio de catering se vieron sin ninguna posibilidad de calentar los menús que llegan a los centros precocinados. La distribución de los menús se realiza al menos dos veces a la semana, sin que queden alimentos almacenados durante el fin de semana, por lo que el reparto se había hecho ayer.
Durante la mañana del apagón, los colegios que ya contaban con este problema optaron por avisar a las familias para que fueran a recoger a los niños que debían quedarse en el comedor (si es que lograron ponerse en contacto con ellos). Otros optaron por ofrecer un menú frío, con lo que pudieron reunir: ensalada, embutido, yogur, fruta, leche... En cualquier caso, personal de los centros permaneció con los menores hasta que las familias pudieron acudir a recogerlos.
Pero el problema no quedó ahí. Según ha podido confirmar EL COMERCIO, la empresa Serunión se puso ya en contacto con los colegios públicos de Gijón en la tarde del lunes, de cuyo servicio de comedor escolar es la adjudicataria. La decisión fue descartar por seguridad la comida que estaba prevista no solo para ayer, sino también para el día de hoy, ya que se ha roto la cadena de frío. La solución para hoy ha pasado por servir esta mañana un nuevo menú, a base de legumbres en frío, conseguidas al parecer gracias a un proveedor local. Para mañana, según esa misma notificación de la empresa, no habrá otra salida que preparar unos bocadillos, que serán facilitados
Serunión reparte a diario más de 3.000 menús en los colegios públicos de Gijón, además de varios cientos de desayunos, por los que son muchos los kilos de comida que al final ha habido que desperdiciar.
Es este uno de los mayores incidentes que se ha registrado en la educación asturiana, donde los 99.906 alumnos que hay desde Infantil a Bachillerato han podido volver a clase con normalidad. Al contrario de lo que sucede en otras comunidades, donde las aulas están cerradas o permanecen abiertas sin actividad lectiva tras el apagón, Asturias trata de que sea un día lo más normal posible, aunque con la 'resaca' propia tras un día histórico como el de ayer.
La Consejería de Educación trata durante esta mañana de recopilar las incidencias que tuvieron lugar durante la jornada. Pero la orden es retomar las clases, después de que el sistema eléctrico se recuperara a última hora del día de ayer. El transporte escolar y los comedores deberían funcionar hoy sin incidencias.
«Estamos teniendo clase con normalidad en todo el territorio», ha asegurado la consejera de Educación, Lydia Espina, que ha explicado que se están recogiendo las incidencias del día, la mayoría relacionadas con la telefonía y la conexión a internet. Todas han sido comunicadas ya a la dirección general correspondiente. Además, desde consejería se ha encargado al jefe de Inspección que remita un formulario a todos los centros para que puedan notificar cualquier problema y con todo ello «a lo largo de la mañana tendremos un informe detallado».
Lo más significativo hasta el momento, ha dicho Espina, ha sido la situación de algún centro de Avilés que a primera hora de la mañana no tenía luz y requería la intervención de los servicios municipales. Por lo demás, «normalidad en casi todos los centros y deseando que siga así». Espina ha agradecido a toda la comunidad educativa la tranquilidad que transmitió ayer al alumnado y las familias.
Sobre las dos de la tarde de ayer, Educación decidió suspender las clases para evitar posibles problemas por la falta de luz a partir de esa hora, aunque lo cierto es que muchos centros con horario partido mantuvieron el horario habitual, entre otras cosas porque en la mayoría de los casos ni siquiera pudieron recibir la notificación de esa decisión.
Más allá de eso, durante la mañana los docentes trataron de mantener las clases, con algunos cambios, como salidas más largas al patio o reuniones en los espacios comunes. Para algunos grupos fue una oportunidad perfecta para hablar de la actualidad mundial, levantando por unas horas la vista de los libros de texto. O de las pantallas, y esta vez de forma obligatoria, más allá del debate sobre la conveniencia o no de su uso.
Como Asturias, comunidades como Castilla y León, Murcia, Cantabria, Andalucía, País Vasco, Navarra, Cataluña, Baleares, Canarias, Ceuta y Melilla también han vuelto a la normalidad. No así en Madrid, donde los colegios permanecen abiertos pero sin clase. Lo mismo sucede en Aragón, La Rioja, Extremadura y Valencia. En Galicia y Castilla-La Mancha los centros están cerrados.
Vuelta también a la normalidad para los 20.000 universitarios de Asturias, después de que todos los edificios de la Universidad de Oviedo recuperaran anoche el suministro eléctrico. El propio rector comunicó ayer a toda la comunidad universitaria, mediante correo electrónico, que hoy se retomaban las clases, que fueron suspendidas ayer tras el apagón.
Además, la Universidad ha decidido flexibilizar los plazos de entrega de prácticas y otros trabajos evaluables que tenían como fecha límite el lunes 28 de abril, ya que el incidente se ha producido en una semana clave, en la recta final del segundo cuatrimestre.
De cara a las posibles averías derivadas del apagón, la Universidad de Oviedo establecerá un protocolo del que se informará próximamente. El rector trasladó su agradecimiento a todos aquellos que ayudaron a establecer cauces de información y apoyado en la toma de decisiones.
Para la gestión de la incidencia, la Universidad de Oviedo reunió a un equipo de contingencia e hizo una llamada a la calma ante el apagón eléctrico que afectó a todo el país. Desde el mediodía, se trasladó a los centros y departamentos la decisión de suspender las clases hasta que se recuperase la normalidad. Además, se adoptaron las medidas necesarias para garantizar los suministros de electricidad en instalaciones en las que era absolutamente indispensable, como el bioterio o el CPD.
El equipo decidió mantener los centros abiertos sin docencia en la medida de lo posible para acoger a las personas que por falta de transporte público no pudieran desplazarse a sus domicilios. La Universidad de Oviedo optó por no desalojar simultáneamente los campus y centros para evitar desplazamientos masivos, en consonancia con lo que han recomendado organismos como la Dirección General de Tráfico.
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