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Un bar de Avilés en mitad del apagón que pilló desprevenida a Asturias.

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Un bar de Avilés en mitad del apagón que pilló desprevenida a Asturias. José Simal
La crónica de un día caótico

El día en el que un apagón masivo paralizó Asturias

El abrupto corte de luz que dejó sin electricidad a toda la península no provocó problemas en los centros sanitarios ni en el aeropuerto, pero sí dejó a cientos de pasajeros sin tren. Mientras Madrid pedía la intervención del ejército, Asturias agradeció «el cívico comportamiento de la ciudadanía»

Chelo Tuya

Gijón

Lunes, 28 de abril 2025

Y de repente, Asturias volvió a añorar el carbón. Y la leña. Y las cocinas de la abuela, en la que se podía no solo cocinar sin problema, sino calentar la casa. Incluso el agua para la ducha. A las 12.33, como marcaron ya para siempre los relojes conectados a la red eléctrica, Asturias se apagó. Y España. Y Portugal.

Los primeros en enterarse fueron los conductores, que vieron como los semáforos se quedaban en negro. Y las personas que estaban en un ascensor. Y quien estaba ante un ordenador. Y quien trabajaba con una caja registradora. Y los alumnos de coles, institutos y facultades. Y, a la vez, la práctica totalidad de la clase política asturiana, reunida en la catedral de Oviedo para participar en el funeral del Papa Francisco. Tras los primeros momentos de confusión, el funeral siguió su curso, aunque la delegada del Gobierno, Adriana Lastra, tuvo que ausentarse en plena ceremonia. Ya había corrido la voz, el apagón no era local ni regional. Ni siquiera era nacional. Toda la península se había quedado sin red eléctrica. Y el País Vasco francés.

Mientras, la vicepresidenta del Principado, Gimena Llamedo, estaba dando cuenta a los medios de comunicación los acuerdos del Consejo de Gobierno. Los teléfonos lo interrumpieron todo. Y el centro neurálgico de la actualidad asturiana pasó de la catedral de Oviedo a La Morgal. En las instalaciones del Servicio de Emergencias del Principado (SEPA) se reunió el Comité de Emergencia, presidido por el jefe del Ejecutivo regional. Adrián Barbón, visiblemente preocupado, hizo un llamamiento «de tranquilidad» a la población. Y, como desde todas las instituciones, pidió «precaución». Ya la Dirección General de Tráfico lo había adelantado «evitar las salidas innecesarias» . Una propuesta más que sensata ante una red vial sin semáforos.

Una petición, no obstante, que llegó difícilmente a los usuarios. La caída de la red dejó en suspenso las webs de los principales diarios, como EL COMERCIO. Las emisoras de radio locales quedaron sin emisión, que continuó desde los estudios centrales en Madrid. Escucharlas, no obstante, también obligó a volver al pasado. O a estar en el coche escuchando o, la mayoría, buscó en el trastero el viejo transistor que funciona con pilas. Y corrió al bazar más cercano a comprar recarga. Muchos, a comprar, incluso, el transistor.

Desde La Morgal el equipo de Emergencias, con el consejero Alejandro Calvo a la cabeza, se chequeaba la situación de una región con la electricidad en suspenso y una red telefónica que iba a peor. Tan a peor que la línea se cortó y dio paso a las comunicaciones por la aplicación WhatsApp que, pronto, también cayó, debido a la saturación de la red. En las diferentes compañías telefónicas la comunicación desapareció a las 15 horas. Ni siquiera los ya anticuados SMS sirvieron para comunicarse. El mensaje siempre era el mismo: imposible conectar. Sin red.

¿Y cómo funciona un mundo sin electricidad? La primera respuesta, en contra de lo que pudiera parecer, es que siguió rodando. Afortunadamente, los hospitales de la región cuentan con sus propios sistemas electrógenos, con lo cual, tras la primera caída de la electricidad, pudieron seguir dando la atención que estaba pautada. En el aeropuerto, también con su propio sistema de electricidad, la operativa continuó su curso. Aena, en datos nacionales, afirmó que no se había visto afectado ningún vuelo. Cosa contraria fue la vivida en la red ferroviaria. La electricidad paró en seco la línea de alta velocidad. Y también generó problemas en las cercanías. ´Óscar Puente dio cuenta de trenes con viajeros atrapados tanto en Pajares como en Venta de Baños. Los autobuses vieron multiplicada su actividad y demanda. Lo importante era volver a casa.

Aunque al llegar la puerta del portal fuera imposible abrir, así como la del garaje. Muchas personas hacían guardia ante los portales a la espera de que un vecino bajara a abrir el portal. Y las colas para entrar en los garajes también fueron numerosas. La mayor incidencia que tuvieron los bomberos de toda la región fue actuar en los ascensores. Para lograr rescatar a las personas a las que el apagón les atrapó dentro.

Congeladores llenos para el puente de mayo

Con más tranquilidad se vivió la situación en las residencias de mayores. Al preguntar los mensajes fueron idénticos: sin novedad. Las comidas se pudieron dar, ya que cuentan con sus propios sistemas, según informaron fuentes de la Consejería de Derechos Sociales y Bienestar. Al igual que en la red geriátrica, tampoco hubo incidencias en los centros donde viven menores tutelados ni, tampoco, en los habilitados para personas con discapacidad. En las de Villaviciosa, por ejemplo, el Ayuntamiento garantizó el correcto funcionamiento de la residencia pública y de la concertada.

El día de sol contribuyó a que muchos de los que, por falta de electricidad, se quedaron sin poder trabajar salieran a la calle. Pese a los avisos de la DGT, fueron muchos los ciclistas que aprovecharon el descanso imprevisto. También se llenaron las pocas terrazas abiertas, ya que muchos locales de hostelería tuvieron que cerrar. Solo podían servir comida y bebida fría y aceptar pagos en metálico. Y rezar para que hubiera posibilidad de dar cambio.

Las colas más largas se registraron ante las panaderías. Y ante los bazares orientales. La búsqueda de pan o productos elaborados con harina se convirtió en un peregrinar, como también la de pilas, cocinas de camping y botellas de gas. En los bazares más céntricos se acabaron a primera hora de la tarde el surtido de velas. En alguna ferretería hubo colas para intentar acceder para comprar cocinas de gas, pero la respuesta en la mayoría fue la misma: imposible vender porque era imposible cobrar.

Las medianas superficies cerraron sus puertas y la preocupación de las empresas de comida y de la hostelería se centró en las neveras. En toda la materia prima conservada en frío que corre peligro de perecer. Sobre todo porque muchos habían hecho acopio de más género ante la llegada del primer puente del año tras la Semana Santa. Un puente que Asturias miraba con optimismo, después de que la primera gran escapada del año dejara cicatrices en las cuentas corrientes de hoteles, casas rurales y campings.

Las previsiones hablaban de una ocupación entre el 1 y el 4 de mayo superior al 90% en la hotelería y, similar, en campings (sobre todo bungalós) y casas rurales. Durante la jornada sin electricidad, el temor a una cascada de cancelaciones en cuanto se recuperara la conexión fue en aumento. Pero, el temor mayor fue el de los hosteleros y comerciantes de productos frescos. Quien hizo acopio en la nevera o el congelador de productos para dar respuesta a la alta demanda prevista en los próximos días vio como la falta de electricidad convertía en deshecho lo que, horas antes, era materia de primera calidad.

Amanecer por Poniente

No fue nada tranquilizadora la rueda de prensa, en Madrid, del responsable de Red Eléctrica. Que a las tres de la tarde hablara de que, en el mejor de los casos, el suministro se repondría en seis horas (el mensaje más pesimista llegaba a las diez) generó intranquilidad en muchos sectores.

El industrial estaba pendiente de sus propios equipos, mientras que los usuarios de la red ferroviaria esperaban el rescate en vagones sin aire acondicionado. El sector turístico, acongojado por las previsiones que daban por perdida toda la despensa acumulada. El comercial, viendo la imposibilidad de hacer ninguna transacción electrónica. Persianas bajadas y, en algunos sitios, con el personal dentro a la espera del milagro.

En medio de la zozobra, se hizo la luz. Y, en contra de la lógica, llegó por Poniente. El Occidente asturiano, que siempre reclama mejores comunicaciones y servicios, el más despoblado, fue el primero en ver la luz. A las 16.15 llegó al concejo de Valdés. Y siguió haciéndolo por todo el Occidente. Chispazos también hubo en el concejo de Gozón. Su capital, Luanco, vio la luz mientras el resto de la región seguía a oscuras. Sin embargo, la vecina Candás, seguía apagada.

Las grandes ciudades de la región comenzaron a volver en sí pasadas las 20 horas. Y volvió la comunicación con el Gobierno regional. El mensaje de Adrián Barbón, muy diferente al de Isabel Díaz Ayuso. Mientras ella pedía al Gobierno central la intervención del Ejército para garantizar la seguridad, el asturiano escribió en la red social X: «Poco a poco se empieza a recuperar la electricidad en Asturias. Quiero agradecer el cívico comportamiento de la ciudadanía asturiana todas estas horas que debemos mantener hasta que se solucione la crisis. Seguimos en el comité de crisis». Y ahí siguen, pero ya con electricidad.

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