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'La innovación y la competitividad empresarial' fue el título del diálogo auspiciado este martes por la Fundación José Barreiro en el Espacio Maqua ... de Avilés y que ha permitido que tanto Nicolás de Abajo, coordinador mundial de los centros de I+D+i de ArcelorMittal, como Orlando Alonso, presidente ejecutivo de Windar Renovables, expusieran la forma de trabajo en sus respectivos centros y las claves que han llevado a ambas entidades al éxito. De Abajo lo tiene muy claro y lo subrayó repetidamente: anticipación, digestión del riesgo y, a mayores, el entorno sociocultural.
Se retrotajo a los prolegómenos de la creación del centro de I+D+i de Arcelor en Avilés y aseguró que sus fortalezas han sido «la capacidad de la detección temprana, de adivinar qué va a ser importante en el futuro», en resumen, «esa capacidad de visión y anticipación» es lo más significativo que ha aportado un centro que en Avilés tiene 323 trabajadores y que llega a los 1.600 en todo el mundo.
Por supuesto, «apostar por proyectos disruptivos conlleva una aceptación del riesgo» y gestionar los fracasos que, como reconoció, no se habla de ellos pero existen. Y, en este sentido, le parece una buena política empresarial que los trabajadores sepan que en ese centro de investigación se digiere bien tanto el riesgo como el fracaso porque eso llevará la apuesta más alto.
Precisamente a esa anticipación atribuye que varios asturianos estén al frente de la coordinación mundial en Arcelor de los procesos de Inteligencia Artificial (Carlos Alba), de descarbonización (Pedro Prendes) o de fabricación aditiva (Roberto Suárez). Y apuntó que tras un «valle» en la captación de talento, la llegada de profesionales tanto del ámbito nacional como internacional se estimuló tras el covid.
En el ámbito empresarial, Orlando Alonso detalló el ámbito de expansión de Windar Renovables y su proceso de internacionalización, que comenzó en la India a raíz de la crisis económica en 2010 de la mano de Gamesa. Aseguró que es un país «muy complicado», pero la experiencia avivó un interés por otros países como México, Brasil o Rusia. Aquí llegaron en 2018 junto al oligarca ruso Alekséi Mordashov y la fábrica «funcionó francamente bien», pero llegó la Guerra de Ucrania y hubo que disolver la empresa. Les llevó un año y medio encontrar la fórmula jurídica para hacerlo y acabaron vendiéndola por un rublo.
Orlando Alonso se refirió a problemas como un absentismo laboral del 10% o la falta de mano de obra, algo que afirmó no entender. En Windar se han propuesto hacerle frente yendo a los colegios «para que lo vean como objetivo porque la gente joven parece tener poco arraigo por el empleo de la industria». Pero llamó la atención sobre la importancia de tener suelo industrial disponible y huir de los localismos, lo mismo da que sea en Baterías, un terreno que va a enseñar a un proveedor, que la Zalia.
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