«La niña agarrada a su madre le gritaba 'no, no, no' sin parar»

«¡Mamá no, no me tires!», fue el grito desgarrador que unos trabajadores que estaban cargando mercancía en la avenida de Los Telares oyeron en torno a las diez de la mañana. Eran los gritos de una niña de corta edad que llegaban desde el quinto piso del número 38. La pequeña suplicaba a su madre que no se arrojara por la ventana con ella en brazos, pero fue en vano.

Instantes después, ambas cayeron al vacío y este grupo de trabajadores presenció el suceso con desconcierto y horror. «Yo vi perfectamente cuando se cayeron. Estábamos desayunando en el bar de enfrente y empezamos a oír gritos, entonces nos giramos y vimos a la niña agarrada a su madre y le gritaba 'no, no, no' sin parar, pero no conseguimos que no saltara», relata Álvaro Mendoza, que de inmediato corrió para tratar de auxiliar a la mujer y a su hija y fue una de las primeras personas que pudo comprobar que ambas estaban con vida.

«Fue horrible, cuando se cayeron pegaron en el coche y rebotaron a la acera. Yo corrí a ver como estaban y pude ver que la niña tenía una herida en la cabeza, la iba a levantar pero un señor me dijo que era mejor no moverla», recordaba Luis Mendoza, otro de los trabajadores que presenciaron el suceso. «Es una escena terrible, te da un escalofrío», relataba Mendoza a este diario.

El relato de estos dos obreros lo corroboraba ayer Dorita García, vecina del vecindario que, pese a no presenciar la caída como tal, asegura que sí escuchó los gritos de la pequeña.

«A la madre no se le escuchaba decir nada y fue todo muy rápido, pero la niña lloraba y gritaba sin parar, le decía a su madre que no se tirara, todo fue un horror», confesaba con pena e incredulidad esta vecina, que conocía a la familia desde hace años.

El suceso conmocionó a todos en el barrio y ayer no se hablaba de otra cosa. En la peluquería de la calle, de la que además era clienta la víctima, no se lo podían creer. «Esto es algo horrible y te afecta muchísimo más porque la conocíamos todas, vivía aquí desde hace bastantes años. No sabemos lo que pudo pasarle, pero que fue algo terrible eso seguro», confesaba una de las empleadas de la peluquería que escuchó la caída.

También se acercaron al lugar de los hechos allegados y amigos de la mujer, que no daban crédito de lo sucedido. Una de esas amigas era Ana Nachón, que pese al asombro confesaba entender el trasfondo de lo sucedido. «Ella llevaba mucho tiempo teniendo problemas con el padre de la niña, lo había pasado muy mal por temas de violencia de género y puedo entender que llegues a un punto de desesperación como este», reconocía con pena. Ahora la esperanza es que tanto la madre como la hija puedan recuperarse de las múltiples heridas sufridas en la caída y puedan rehacer sus vidas.