La procesión del Beso de Judas se convierte en un canto a la fraternidad en Avilés

Las calles de Avilés se han vuelto a llenar esta mañana de fieles y turistas para contemplar el paso de la procesión del beso de Judas, la única de las cofradías locales que ha podido recorrer las calles todas los años desde su fundación en 2008 según recordó el párroco de San Nicolás, Alfonso López en su exhortación antes del inicio del recorrido, sobre las 12:30. Lo cierto es que, a pesar de la previsión del tiempo amenazaba con agua, el tiempo respetó a la más joven de las cofradías avilesinas.

Cientos de personas contemplaron el paso de sus capuchones negros, incluso sin abandonar la mesa donde se disfrutaba del vermut. A las 12:30, el párroco de San Nicolás y consiliario de la cofradía, Alfonso López, se asomó a un balcón de la casa rectoral para una breve exhortación al público y a los propios cofrade. Recordó la figura del que fuera párroco de San Nicolás, Ángel Garralda, destacando que de todas las cofradías de la parroquia, El Beso de Judas es la única fundada cuando Garralda se encontraba al frente de la parroquia. López tampoco se olvidó de citar a otro de sus antecesores, Juan Antonio Menéndez, que también fuera obispo auxilar de Oviedo y titular de Astorga hasta su fallecimiento, como ejemplo de los «amigos que tenemos en el Cielo».

Y es que, para López, lo sustancial de la hermandad que esta mañana ha recorrido las calles de la ciudad es que «pone en valor la amistad», destacando el ejemplo de los cofrades que con su recorrido por las calles de Avilés aportan «luz y esperanza» al mundo.

Terminada la prédica, el sonido de la matraca marcó el inicio de la marcha, con la banda de tambores retumbando con ritmo fúnebre y llenando a las calles de recogimiento y solemnidad a pesar del gentío que la llenaba.

Las procesiones seguirán hoy en Avilés. Si no hay problemas con el tiempo, a las 20:30 deberá salir la procesión del Silencio protagonizada por la Cofradía de San Juan. Su inicio es uno de los momentos más esperados por los fieles por el 'baile' del paso y el ritmo con el que los sanjuaninos marchan por las calles de Avilés, lo que la convierte en una de las procesiones más singulares de Asturias.

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