«Hoy en día las canciones hablan de yo y más yo»
Igor Paskual inauguró Poex con una ponencia en la que analizó, con la guitarra en la mano, la relación histórica de la música y la poesía
Con lengua afilada y coña rockera, Igor Paskual saltó ayer al escenario del Antiguo Instituto para inaugurar Poex como una auténtica estrella. El festival de ... poesía descorchaba su quinta edición «haciendo un viaje en el tiempo», que empezó –como toda buena historia– «por el principio». Porque, aunque «nosotros tenemos una imagen muy separada de texto y música, ya que muchas músicas antiguas se han perdido», hay constancia de que escrituras de Mesopotamia y 'La Ilíada' iban entonadas. De aquella, ya se sabe, Spotify todavía no había irrumpido en las sociedades, así que las lecturas «eran de carácter público, corales».
Esa manera de disfrutar la literatura hacía que fuera imprescindible la memoria y, para allanarle un poco el camino, «los textos tenían un ritmo y un orden». Más de 3.700 versos se aprendían antaño para recitar el 'Cantar del mío Cid' y ahora, sin embargo, «a los rockeros nos cuesta aprendernos cualquier canción», se reía Paskual. «A los mayores sobre todo, que han tomado más cosas. ¿Cómo se va a saber Calamaro una canción?».
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12 horas En el Antiguo Instituto. Recital de poesía acompañado de canciones de Alicia Álvarez con su guitarra. Basado en '¿Qué necesitas para ser un héroe?', con ilustraciones de Edgar Plans.
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13 En Toma 3. Espectáculo de música e imagen basado en poemas de Virginia Gil Torrijos. Estará con el músico Chema Aladro, aunque las canciones tendrán las letras de la propia Virginia.
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18 En el Antiguo Instituto. Lectura de poemas y conversación con el cantautor Pablo Moro. Proyección previa de los videopoemas seleccionados en el III Concurso de Videpoemas Poex 2024.
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20 En el Centro de Cultura Antiguo Instituto. Loquillo en conversación con Igor Paskual. Se cumplen treinta años de 'La vida por delante', álbum con poemas musicados de Octavio Paz, Jaime Gil de Biedma, Pedro Salinas, Cesare Pavese y Antonio Gamoneda.
Necesita chuleta para sacar adelante un concierto como la necesitan también algunos de los más modernos. Aunque Paskual no es partidario de atacar los nuevos géneros como se hizo hace décadas con el rock and roll. «Hoy en día es muy habitual, cuando alguien quiere criticar el trap, coger el texto y decir que es ridículo, pero nos estamos perdiendo una parte fundamental, que es el sonido», reivindicaba. «Hacemos la trampa de leer algo que está pensado para ser escuchado», proseguía y se cargaba de razones: «Yo escuché cantar 'Cadillac solitario' al compositor y es una canción muy mala, pero si sale Loquillo ya hay un elemento cinematográfico y ese texto cobra sentido».
Lo mismo ocurre con el 'Tití me preguntó', de Bad Bunny, que hace «apología de conquistas sexuales, pero no lo canta vacilando, así que una cosa es lo que dice y otra lo que significa». Cambian mucho las letras según cómo se canten y Paskual ayer demostró que el 'A quién le importa', de Alaska, «podría ser un cuplé», el 'Qué hace una chica como tú en un sitio como este', de Burning, «una zarzuela» y el 'Cruz de navajas', de Mecano, «un romance de Lorca con introducción, nudo y desenlace».
Esa estructura, sin embargo, no la tienen las canciones de hoy en día porque «los letristas actuales son hijos de un tiempo, en el que lo que importa es un tuit», explicaba. «Mecano tenía una canción sobre Laika, pero ahora los temas hablan de yo, yo y más yo, porque estamos constantemente sometidos al ejercicio del yo», añadía, convencido de que «todo el mundo anda a su movida». Eso hace que C. Tangana no cuente historias, sino «flashes» de lo que ha ido viviendo un artista que, para Paskual, es «el último chuleta madrileño». No eran sus palabras una crítica, sino una radiografía de una realidad musical que camina de la mano de la poesía. Estas dos artes tienen una relación cómplice y, por eso, Poex anoche siguió con un concierto de Sastre que, bajo el título 'Estación. Ida y vuelta', recordó a la novela homónima de Rosa Chacel. Otra vez la literatura abrazaba las melodías.
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